Mientras Kamala Harris y Donald Trump se disputan el sillón del Despacho Oval en un empate técnico que mantiene en vilo a medio planeta, los mercados globales hacen sus apuestas sobre cómo les afectará el resultado. Y es que, queridos lectores, cuando Estados Unidos estornuda, el mundo se resfría.

Los analistas de Wall Street, esos gurús de las finanzas que intentan leer el futuro en gráficas y vaticinan escenarios completamente opuestos según quién gane. Si triunfa Trump, auguran una política fiscal expansiva que hará las delicias de algunos sectores como el energético tradicional y las telecomunicaciones, aunque también advierten de posibles guerras comerciales que pondrían los pelos de punta a más de un país exportador.

Centrándome en el dato de la continua volatilidad de Wall Street, mi reflexión es la siguiente: ¿qué está pasando con los mercados globales? ¿No confían en ningún candidato? En mi humilde opinión, creo que la respuesta a estas preguntas se puede resumir en algo tan sencillo como que el mundo financiero no está preparado para la incertidumbre política que vivimos.

Por otro lado, si Harris se alza con la victoria, las energías renovables y el sector salud podrían dar saltos de alegría, mientras que la banca tradicional tendrá que tomarse una tila. JP Morgan ya ha vaticinado que con los republicanos los tipos de interés se mantendrán más altos, mientras que con los demócratas seguirán la senda prevista por la Fed.

Lo más divertido es que Wall Street ha subido un 50% durante el mandato de Biden, el segundo peor registro en décadas. ¡Vaya paradoja! Y ahora el S&P 500 cotiza con una prima del 26% sobre su media histórica, como diciendo “sea quien sea, que venga ya y nos saque de dudas”.

Mientras tanto, el dólar hace el baile de la incertidumbre frente al euro y los inversores globales miran de reojo sus carteras preguntándose si deberían hacer caso a Warren Buffett y su famoso “sé codicioso cuando otros tienen miedo”. Una cosa está clara: con Harris o con Trump, la economía mundial seguirá girando... aunque quizás en direcciones opuestas.