Hacia el año 1670 los cosacos del Don se instalaron en una zona despoblada, conocida como los campos salvajes y ahora denominada Dombás. Dicha zona estuvo bajo el control del Hetmanato cosaco, hasta que a mediados del siglo XVIII el imperio ruso conquistó el Hetmanato y se anexó el territorio.

Así pues, fue Rusia la que políticamente gestionó el Dombás, hasta que en el año 1991 Ucrania, ejerciendo su derecho de autodeterminación, se separó de la Unión Soviética.

En ese referéndum la ciudadanía del Dombás apoyó la separación de la URSS con un ochenta por ciento de los votos favorables.

Sin embargo la independencia de Ucrania no trajo consigo la autonomía y prosperidad que demandaba el pueblo de Dombás. Al contrario, el Gobierno central de Kiev abandonó económicamente la zona y la hundió en la más absoluta de las miserias.

En 1994 el pueblo de Dombás, volvió a manifestar su opinión mediante referéndum sobre diversas cuestiones. Tales como si el ruso debía ser la lengua oficial de la administración en su territorio, o si Ucrania debía federalizarse y tener vínculos más estrechos con la Comunidad de Estados Independientes (organización supranacional compuesta por nueve de las quince antiguas repúblicas de la Unión Soviética). Cerca del noventa por ciento de los electores de Dombás votaron a favor de todas estas proposiciones, pero ninguna de ellas fue adoptada. Al contrario, el gobierno central ucraniano, haciendo uso de la fuerza, hizo germinar un conflicto que en estos momentos, en la Unión Europea, conocemos como la invasión de Ucrania por Putin.

En el año 2014 el pueblo de Dombás celebró un referéndum de autodeterminación para separarse del estado ucraniano, que fue votado mayoritariamente a favor de dicha separación.

Es en ese momento cuando se quitan la careta y entran de lleno en acción, los dos gobiernos más imperialistas de la historia moderna. Rusia y Estados Unidos.

Ninguno de esos dos gobiernos reconoce el resultado del referéndum de autodeterminación realizado en el Dombás, y lo usan como banco de pruebas para demostrar el poderío militar de una potencia sobre la otra.

El Gobierno de Estados Unidos apoya al gobierno ucraniano para anexionar el territorio de Dombás a la OTAN. Mientras el gobierno ruso apoya a los separatistas de Dombás con el fin de anexionar dicho territorio a Rusia.

A día de hoy, el resultado es la devastación total, llevada a cabo por ambos imperios, del territorio y la gente de Dombás.

Mientras la unión europea, como las vacas viendo pasar el tren. Sumisa a los dictados del primo de zumosol norteamericano y endeudándose hasta las cejas para pagar la factura del armamento, que las empresas privadas del ramo les están endilgando. Claro ejemplo de lo que por aquí se entiende como la colaboración público-privada.

Con una población alienada y perfectamente domesticada, que aleccionada por los principales medios de comunicación de los diferentes países, nos hacen sentir a todos ucranianos (que no es lo mismo que ser solidarios con la gente del Dombás). Claro que teniendo en cuenta que hace cuatro días nos hicieron sentir venezolanos o mujeres afganas, y que dentro de poco supongo que nos harán sentir a todas taiwanesas. Además, dada la facilidad con que esos medios de comunicación nos hacen pasar del apoyo condicional al olvido más absoluto, ¿se acuerdan Uds. de un tal Guaidó? Ese hombre al que pasearon por toda Europa como el presidente de Venezuela y que actualmente no lo quieren ni los partidos políticos que formaron la coalición para presentarle como candidato. No le auguro mejor suerte a Zelenski, una vez que Estados Unidos considere que ya lo ha exprimido suficiente y no le da más jugo ni juego.

Por supuesto que hasta que esto pase, tenemos guerra para rato.

La solución, con la premisa del respeto de todos los pueblos al derecho de autodeterminación, sería la independencia de Dombás, tanto de Ucrania como de Rusia, y la creación de un estado propio con respeto de la comunidad internacional a sus decisiones para ser gobernado. Pero teniendo en cuenta los ejemplos que tenemos en este mundo, como Palestina, el Sahara o Kurdistán, lo más probable es que Dombás corra la misma suerte y su gente viva en un conflicto permanente durante muchos años.

Eso sí, por estos lares nos habremos olvidado completamente del tema. Estaremos muy ocupados con lo que pase en Taiwán, o lo que Estados Unidos nos mande en que preocuparnos.

Analista