El modelo de parque científico-tecnológico tiene su origen en Estados Unidos, concretamente en Sillicon Valley. El rector y decano de ingeniería de la Universidad de Stanford, Frederick Terman, consideró que las 209 hectáreas que poseían podrían emplearse para desarrollar un parque empresarial afiliado a Universidad Stanford y centrado en I+D que generaría beneficios para la entidad, así como ingresos fiscales para la comunidad de Palo Alto (California).

El caso de éxito del Parque Científico-Tecnológico de Bizkaia (PCTB)

Esa simbiosis cristalizó en 1951 al asociarse la Universidad de Stanford y la ciudad de Palo Alto para fundar el parque. Inicialmente se llamó Stanford Industrial Park y consistía en una serie de pequeños edificios industriales que eran alquilados a muy bajo coste a compañías técnicas, con el fin de incentivar a los estudiantes graduados a quedarse allí, proveyéndoles de recursos.

Tras un largo periodo bajo el sol de la autarquía dictatorial franquista con las puertas cerradas a la Comunidad Europea, la economía vasca se encontraba a mediados de los años 80 del siglo XX muy atrasada tecnológicamente, lastrada por las consecuencias de la crisis y la reconversión industrial.

En esa tesitura, y con la clara intención de proporcionar infraestructuras de calidad para el desarrollo de la actividad empresarial, el 30 de septiembre de 1985 se constituyó la sociedad anónima Parque Tecnológico S.A. Aunque la idea se gestó durante el mandato de Javier García-Egoecheaga en el Departamento de Industria, en la I legislatura del Gobierno Vasco, se llevó a cabo en la II legislatura, gracias al consejero de Industria José Ignacio Arrieta Heras, el diputado general de Bizkaia, José María Makua Zarandona, y el alcalde de Zamudio, José Luis Padura Bilbao.

El Parque tecnológico de Bizkaia se trató del primer parque tecnológico creado en España, teniendo como señas de identidad la adaptación al entorno, baja edificabilidad y ausencia de vallas. Entre las labores más destacadas del parque se incluyen: a) La creación del parque, que incluye la gestión de compra, la clasificación y la urbanización del los terrenos y la provisión de tipo de infraestructuras, así como su gestión a través de diversas fórmulas (venta o arrendamiento).

b) La elección cuidadosa de las empresas admitidas, priorizando a las empresas de base tecnológica más innovadora.

c) La oferta de servicios de apoyo e innovación a las empresas instaladas y a los nuevos proyectos empresariales (incubadoras, centro de empresas e innovación, asesoría…).

d) La promoción de la interacción entre las empresas y otras entidades instaladas en el parque, y la transferencia de conocimientos y tecnología del parque a la sociedad en general.

Inicialmente, la creación de parques tecnológicos como un instrumento de la política industrial para el desarrollo regional fue vista con muchas reticencias. La gran mayoría del tejido industrial existente lo interpretó como algo elitista (de “bata blanca”), considerándose un despilfarro o una inversión muy cuantiosa y arriesgada con un retorno más que incierto.

Sin embargo, ya lo dice Gorka Urbizu, cantante del grupo de música Berri Txarrak, Denbora da poligrafo bakarra (el tiempo es el único polígrafo), porque tras la lectura del libro Historia del Parque Científico y Tecnológico de Bizkaia (1985-2020): 35 años apoyando la tecnología y la innovación en el País Vasco me queda patente, que la clave ha sido lo que los autores describen como “dinero paciente”. Como siempre, la visión estratégica y la constancia han sido fundamentales para crear ecosistemas sectoriales valiosos, contribuyendo a la modernización y diversificación de la estructura industrial de Euskadi. Entre las 282 empresas que están asentadas en el parque predominan tres sectores, TEIC’s, aeronáutica y biociencias.

El parque tecnológico ha sabido adaptarse a los tiempos que corren, y muestra de ello es que en 2009 el Parque tecnológico de Bizkaia dio un salto cualitativo en su política de expansión territorial convirtiéndose en la primera estructura multi-campus de España, al acordar la cesión demanial por parte de la Universidad Pública del País Vasco (EHU/UPV) de un terreno de 18,4 hectáreas durante 75 años a cambio de incorporarse a la sociedad como accionista. De ese modo, la sociedad se denominaría Parque Científico-Tecnológico de Bizkaia (PCTB).

Al analizar la línea temporal completa, se ha demostrado que una vieja región industrial en declive a principios de los años ochenta se ha convertido en una prospera región industrial, la número 28 entre las 218 regiones de la Unión Europea. La longevidad y la adaptabilidad del PCTB es un buen símbolo de la historia exitosa de transformación económica de Euskadi en los últimos 40 años.

Euskadi, y en especial Bizkaia, cuenta con un sector de energía robusto, que integra cerca de 400 empresas con facturación a nivel global en torno a 54.000 M€ y que emplean a 91.000 personas en todo el mundo, más de 23.500 de ellas en Euskadi. En esa coyuntura, el PCTB inaugura hoy otra sede, el parque tecnológico de Ezkerraldea-Meatzaldea en Abanto, dedicada a la energía, donde el hidrógeno tendrá un rol preponderante, tanto con el edificio Energy Intelligence Center (EIC) como con el edificio María Telkes destinado a ser un Living Lab de H₂. Evidentemente, el desarrollo de esta tecnología limpia necesitará de tiempo y apoyo sostenido, dado que la descarbonización de la sociedad basada en los combustibles fósiles no es un tema sencillo. En este ámbito las recetas cortoplacistas no nos dirigirán a buen puerto.

¿Seremos capaces de replicar el éxito?

Investigador I+D+i