Si solo quisiéramos recordar los hitos acaecidos a partir de su inauguración el 18 de octubre de 1997 la respuesta sería clara CELEBRACIÓN. Pero la historia previa comienza 6 años antes y termina a cuatro días de su inauguración con el asesinato del ertzaina Txema Aguirre a manos de ETA. Quienes hemos vivido todo el proceso previo, incluido el asesinato de una persona inocente, lo de celebración nos resulta un tanto frívolo. Pero no quiero aportar ninguna sombra a lo que ha resultado ser uno de los grandes éxitos de nuestra sociedad. ¿Quién nos hubiera dicho hace 25 años que aquella apuesta titánica de Frank Ghery y su equipo, Thomas Krens y su equipo, IDOM, con Cesar Caicoya y su equipo, de URSSA y su equipo de trabajadores y que el esfuerzo combinado de tanta y tanta gente, después de años de sacrificio, pudiera hoy conmemorarse con tanta satisfacción? ¿Cuántas críticas, amenazas y una movilización social generalizada de medios de comunicación, de agentes económicos y sociales, del mundo del arte en general y un larguísimo etcétera pudiera hacernos pensar en el éxito de hoy?

25 años del Guggenheim… ¿conmemoración o celebración?

Hoy todos compartimos que aquella iniciativa fue una iniciativa genial y de éxito y todos quienes no creyeron en la misma quieren pasar página a la incomodidad de su memoria.

Es lo que nos ocurre también hoy en día cuando los perdedores, siempre los perdedores o las víctimas, apelamos a la memoria histórica, a la memoria democrática, a la memoria... pónganle el adjetivo que quieran, apelamos a esa memoria que a muchos no les resulta grata o cómoda. ETA no quiere recordar su triste historial de sangre, secuestros, extorsiones, amenazas (incluida al Guggenheim cuando nos envió su famosa carta exigiendo la paralización inmediata de las obras o su conversión en un segundo Lemoniz), y al infinito daño que ha causado al progreso y desarrollo de este País.

A aquellos medios de comunicación, todos, a excepción de uno, que consideraban que aquel proyecto era una dilapidación de recursos, idéntica consideración al que manifestaban otros referentes sociales, incluidos los partidos, pero que hoy todos nos sumamos al éxito. Que gran verdad la que dice que los éxitos tienen muchos padres y madres, y los fracasos muy pocos. De este proyecto podríamos decir lo mismo. En este proyecto los que se comprometieron, partidos, instituciones y personas, las podríamos contar con los dedos de las manos. Su perseverancia culminó el 18 de octubre de 1997.

En uno de esos momentos de flaqueza y duda, donde solo podía hablar con la almohada, Thomas Krens me sacó la fotografía del escudo de Bilbao y me dijo “Lehendakari, ¿cuál es el símbolo de Bilbao? El puente de San Antón y la iglesia de San Antón, dos obras arquitectónicas. En el futuro el Guggenheim se convertirá en otro símbolo de Bilbao”.

Mi reconocimiento a aquellas personas e instituciones que hicieron posible la culminación de este gran museo, y entre ellos quiero incluir a los “ingenieros de barandilla” como les llamaba yo, que después de cerrado Euskalduna se pasaban horas admirando la estructura metálica que día a día iban levantado los operarios de URSSA con pilares y vigas que ninguna mantenía la verticalidad ni la horizontalidad, y la admiración que nos causó a todos el revestimiento de titanio, ¡oh, maravilla! Y mas tarde el perrito Puppy.

Finalmente, mi reconocimiento a los millones de visitantes que con su presencia han puesto en el mapa a Bilbao y a Euskadi, a nuestros cocineros, y a todo el equipo que durante 25 años ha dirigido el museo con Juan Ignacio Vidarte a la cabeza, el máximo conocedor de todos los entresijos de la historia de este proyecto desde que Juan Luis Lazkurain nos lo puso en la mesa del EBB y a Javier Atutxa (q.e.p.d) que se empeñó en que nos comprometiéramos con el mismo.

Ojalá el tiempo, la historia ponga a cada uno en su sitio y los que pretendieron dinamitarlo reconozcan su error y los que pretendieron paralizarlo asuman su equivocación. Pero esto requerirá tiempo, más de una generación.

El Guggenheim es uno de esos ejemplos de la visión de unos pocos que el país lo hizo suyo.

ZORIONAK DENONTZAT!!

* Lehendakari Ohia