En su informe, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) reconoce cuatro categorías principales de riesgo para los menores en el entorno digital: riesgos de contenido, riesgos de contacto, riesgos de consumo y riesgos de conducta. También identifican los riesgos de la tecnología avanzada, la privacidad, la salud y el bienestar como riesgos transversales.

Dicen que, con los avances de la tecnología digital, cada vez hay más contenido preocupante, incluido el discurso de odio, la pornografía, el contenido ofensivo y el contenido falso o engañoso. Además, el hecho de que los menores tengan un mayor acceso a los dispositivos digitales y el trabajo constante de los algoritmos también significa que pueden encontrarse con este contenido más fácilmente.

Cómo afecta al aprendizaje

El informe resalta que los datos de la última encuesta PISA, que evaluó las habilidades de los jóvenes de 15 años en matemáticas, lectura y ciencias en 81 sistemas educativos, sugieren que la cantidad de tiempo que los niños usan dispositivos digitales para el ocio en la escuela está relacionada negativamente con los resultados en el aprendizaje.

Aunque los datos sugieren una relación positiva entre la intencionalidad, la integración adecuada de la tecnología en la educación escolar y el rendimiento de los estudiantes, el uso de dispositivos digitales para el ocio es una distracción.

En particular, el impacto en el aprendizaje en el aula podría ser sustancial, ya que como media el 65% de los estudiantes dicen distraerse con el uso de dispositivos digitales en clase.

Un menor en clase usando un smartphone. Cedida

Smartphones en centros educativos

Los estudiantes que usan con frecuencia teléfonos inteligentes en su centro educativo son más susceptibles a que su atención se desvíe, y el atractivo de las actividades y notificaciones no educativas resulta difícil de resistir. Los datos de PISA también sugieren que el uso de software educativo también muestra una asociación negativa con la concentración, aunque sea más moderada.

Además, parece algo obvio, pero los estudiantes parecen distraerse menos en clase cuando desactivan las notificaciones de redes sociales y aplicaciones en sus dispositivos digitales, cuando no usan dispositivos digitales para tomar notas o buscar información, y cuando no se sienten presionados para estar en línea y responder mensajes mientras están en clase.

El uso de smartphones en los centros educativos también plantea interrogantes sobre el bienestar de los menores. Por ejemplo, el 43% de los estudiantes informaron que se sentían nerviosos o ansiosos si no tenían cerca sus teléfonos.

Estrés y emociones

Los datos sugieren que los estudiantes que se sentían así obtuvieron 9 puntos menos en las pruebas PISA que el promedio en toda la OCDE. También estaban menos satisfechos con sus vidas, tenían menos control emocional y eran menos resistentes al estrés, aunque el informe subraya que la dirección de la causalidad no se puede determinar basándose en los datos disponibles, es decir, que no se sabe si utilizaban más los smartphones porque se sentían así o se sentían así porque utilizaban más los smartphones.

El informe también indica que cuando las declaraciones o reglas escritas de un centro educativo tienen un diseño demasiado general, son imprecisas o indulgentes, es poco probable que respalden la enseñanza y el aprendizaje efectivos con dispositivos digitales.

Una acción que tiene un impacto positivo demostrable es la prohibición de los teléfonos inteligentes en la escuela. Los datos de las pruebas PISA sugieren que estas prohibiciones son efectivas, aunque en gran medida dependen de su aplicación. Incluso en las escuelas donde se prohibe el uso del teléfono, el 29% de los estudiantes informaron que usaban teléfonos inteligentes varias veces al día y el 21% lo usaba una vez todos los días o casi todos los días en el centro educativo.