MADRID. Así se desprende de los resultados de una prueba de concepto con un sistema de imagen óptica experimental que publica la revista 'JCI Insight', que abre la puerta a la detección de este tipo de demencia mediante el uso de imágenes oculares no invasivas.
Las acumulaciones de proteína beta-amiloide neurotóxica pueden ser detectadas a través de una tomografía por emisión de positrones (PET) y análisis del líquido cefalorraquídeo, pero estos son invasivos y más costosos, lo que dificulta su uso rutinario para evaluar la evolución de la enfermedad.
"Éste es el primer estudio que demuestra el potencial de utilizar escáneres de alta resolución de la retina para buscar placas de beta-amiloide en pacientes vivos", ha reconocido Maya Koronyo-Hamaoui, profesora asociada de Neurocirugía y Ciencias Biomédicas y una de las fundadoras de NeuroVision.
"Como consecuencia del desarrollo del sistema nervioso central que comparte muchas de las características del cerebro, la retina puede ofrecer una oportunidad única para detectar y controlar el Alzheimer de manera más fácil", ha añadido Keith L. Black, presidente de la compañía, sobre todo teniendo en cuenta que la enfermdad comienza a desarrollarse hasta 10 o 20 años antes de que el deterioro cognitivo se vuelva evidente.
En 2010 estos investigadores publicaron un artículo que suponía la primera evidencia de la existencia de placas específicas de Alzheimer en la retina humana, y demostraron la capacidad de detectar placas individuales en modelos de ratón vivos usando un dispositivo oftálmico modificado.
Después de adaptar la tecnología para su aplicación en humanos, los investigadores iniciaron varios ensayos clínicos en Estados Unidos y Australia para determinar si era posible utilizarla para detectar y cuantificar las placas de beta-amiloide en pacientes con la enfermedad.
En este artículo, describen su experiencia en un ensayo clínico con 16 pacientes en los que han conseguido identificar beta-amiloide en sus ojos mediante la autofluorescencia, al tiempo que pudieron realizar análisis más detallados en otra investigación con ojos y cerebros de 37 cadáveres, 23 de pacientes con la enfermedad diagnosticada.
Entre los hallazgos clave, los investigadores constataron un aumento de 4,7 veces de la carga de la placa retiniana en pacientes con Alzheimer, en comparación con los sujetos del grupo control, y han extraído distintas observaciones sobre la distribución geométrica y la ubicación de las placas en la retina.
Y con la potencia de la tecnología para detectar la señal de autofluorescencia relacionada con la beta-amiloide de la retina, estos hallazgos abren la puerta a diseñar un método más complejo que permita identificar a gran escala a la población en riesgo de desarrollar la enfermedad o a monitorizar a los pacientes una vez diagnosticados.