MADRID. Un estudio elaborado por científicos de la Universidad de Winsconsin-Madison, ha determinado que las condiciones de Júpiter y Saturno favorecen la creación de diamantes y que, en sus atmósferas, podrían producirse unas diez millones de toneladas al año que caerían en forma de lluvia.
El autor principal de este trabajo, Kevin Baines presentó sus hallazgos en la reunión anual de la División de Ciencias Planetarias de la Sociedad Astronómica Americana, en donde explicó que gigantescas tormentas en Saturno crean nubes negras de hollín, que se endurece en diamantes a medida que cae.
Para llegar a esta conclusión, los expertos analizaron la última temperatura y presión en el interior de los planetas, así como nuevos datos sobre cómo se comporta el carbono en diferentes condiciones. A su juicio, los diamantes de estos planetas "son como los de la Tierra pero probablemente un poco más densos".
"Todo comienza en la atmósfera superior con las tormentas, cuando un rayo convierte el metano en el hollín. A medida que el hollín cae la presión sobre él aumenta, lo que provoca que se convierta en grafito", ha indicado el investigador, que añade que, es cuando "caen diamantes como granizo sobre una gran región" de Saturno en particular.
"Posteriormente, cerca del núcleo del planeta, en donde la presión y la temperatura es tan infernal, no hay manera de que los diamantes puedan seguir siendo sólidos y se derriten", ha apuntado.
Para Baines, lo más probable es que los diamantes formen un "mar" de carbono líquido. "Los diamantes no son para siempre en Saturno y Júpiter", ha bromeado el científico, quien ha explicado que en Urano y Neptuno, en donde las temperaturas son más frías en sus núcleos, sí pueden aguantar sólidos.