En los últimos años, las redes sociales han cambiado radicalmente los hábitos relacionados con el cuidado de la piel. Plataformas como Instagram y TikTok son el escaparate perfecto para estas tendencias en los más jóvenes, sobre todo para la denominada generación Alpha, nacida a partir del 2010.

Debido a esto, se ha producido una sobreexposición que está dando lugar a un nuevo fenómeno, conocido como “cosmeticorexia”. Se trata de una obsesión por consumir productos de belleza desde edades cada vez más tempranas.

Una mujer se aplica maquillaje en el rostro. Freepik

Presionados por la búsqueda de la perfección que muestran las redes sociales, muchos expertos indican que los más jóvenes buscan cumplir con ciertos estándares estéticos. Por lo tanto, está afectando a su crecimiento emocional y social.

Las principales consecuencias de la cosmeticorexia son irritaciones cutáneas y brotes de acné, especialmente al utilizar en demasía productos cosméticos innecesarios en pieles sensibles y aún sin desarrollar del todo.

De hecho, no es necesario aplicar cosméticos, pues en la etapa de la pubertad, basta con usar un gel microexfoliante junto a un jabón astringente. De este modo, se evita la aparición de irritaciones en pieles atópicas, provocadas por el uso en exceso de productos de maquillaje y cosméticos.

Una brocha y un pincel con maquillaje en crema y en polvo. Freepik

Pese a que apenas hay estudios científicos sobre el aumento del uso de cosméticos en niñas y adolescente, un estudio publicado por el equipo del Center for Childrens Enviromental Health de la Universidad de Columbia de Nueva York analiza cómo el público infantil menor de 12 años utiliza productos cosméticos.

De todos ellos, y de acuerdo con el informe, el 36% usa principalmente productos de belleza infantiles. Sin embargo, esto implica que muchas niñas que los usan estén expuestas a productos corporales y de maquillaje para adultos.

Métodos de prevención

Si se detectan señales de cosmeticorexia, es fundamental abordar este problema recurriendo a la ayuda de profesionales educativos y familia. Asimismo, resulta de gran ayuda controlar la influencia de las redes sociales y promover valores saludables.

Es más, conceptos a trabajar como la autoestima y el valor personal, así como el cultivar una imagen corporal positiva, son la mejor herramienta para poner fin a la cosmeticorexia.

Distintos cosmeticos en líquido y en crema. Freepik

Así, contribuimos a desmentir la idea de que la belleza externa es el único indicador de valía personal, al igual que fomentar el esfuerzo personal y otras cualidades internas de cada persona.

En el hipotético caso en el que la obsesión por la belleza alcance niveles exagerados, a mejor solución pasa por acudir a un especialista en dermatología o psicólogos.

Por eso mismo, la educación y la prevención son clave para proteger la salud y el bienestar de las generaciones más jóvenes en una sociedad cada vez más influenciado por las redes sociales y los estándares de belleza perfectos.