Cuando Paolo Galbiati firmó el pasado verano un contrato para ser el entrenador del Kosner Baskonia hasta el 2027 sabía perfectamente que se estaba embarcando en el proyecto más exigente y difícil de su carrera como técnico, aunque difícilmente se podía imaginar que sus primeros meses al frente del banquillo iban a resultar tan sinuosos como lo están siendo.

El papel del preparador italiano no era fácil de partida, ya que su primera experiencia fuera de su país la iba a vivir en la liga doméstica más exigente del continente como es la ACB y en la mejor competición de Europa, la Euroliga. Además, llegó para sustituir a uno de los técnicos más laureados del baloncesto estatal, Pablo Laso, la temporada en la que el Baskonia iba a contar con el calendario más exigente de su historia tras la ampliación a 20 equipos y, por lo tanto, cuatro partidos más, de la Euroliga.

Algo que también podía entrar dentro de sus planes era el hecho de no poder contar durante las primeras semanas de pretemporada con los jugadores que tenían que participar en el Eurobasket. Ese fue el caso, concretamente, de Tadas Sedekerskis, Timothé Luwawu-Cabarrot y Matteo Spagnolo.

Sin embargo, partiendo desde ese punto Galbaiti se ha encontrado con numerosos contratiempos que no entraban en el guion inicial y que, aunque él ha intentado no poner como excusa de que el equipo no esté obteniendo los resultados esperados, sí que ha mencionado en algunas de sus comparecencias. Y es que el de Vimercate está graduándose este curso en un auténtico máster de sufrimiento.

El primer imprevisto llegó cuando Rodions Kurucs, una de las apuestas importantes del club en verano para dar un salto de calidad a su abanico de cupos de formación, tuvo que operarse de una fascitis plantar que arrastraba desde la pasada temporada, intervención quirúrgica que le hizo perderse la pretemporada y las primeras semanas de competición.

Por ello y porque Markus Howard, con permiso, y Mamadi Diakite, por haber participado en el Afrobasket, llegaron más tarde a Vitoria-Gasteiz, Galbiati comenzó la preparación con sólo seis jugadores del primer equipo y ocho jóvenes de la cantera para poder entrenar, situación que no era la idónea.

Por si fuera poco, Sedekerskis regresó del Eurobasket con molestias en el tobillo que ha arrastrado hasta que hace unos días no le quedó más remedio que pasar por el quirófano, mientras que Mamadi Diakite sufrió una enfermedad infecciosa que le mantuvo varios días ingresado en el hospital de Vigo. Tras superarla, se encontró con que había perdido diez kilos de peso y aún a día de hoy, como admitió en una entrevista concedida a este periódico, no ha regresado a su peso ideal.

Numerosos parches

Tras esa pretemporada tan accidentada, los contratiempos se siguieron sucediendo. Cuando el equipo empezaba a remontar el vuelo perdió por lesión en el mismo partido –el 15 de octubre contra el París Basketball– a Trent Forrest, su jugador más en forma junto a Luwawu-Cabarrot, y a Markus Howard, necesitado de rodaje para recuperar su mejor versión. El club tuvo que acudir con urgencia al mercado para firmar a Kobi Simmons como refuerzo temporal en el puesto de base.

Siete días después de las lesiones de Forrest y Howard, Luka Samanic, que afirmó en Croacia haber tenido un desencuentro con Galbiati tras ser forzado a jugar estando enfermo, llegó a un acuerdo con el club para rescindir su contrato. Dos meses después, la dirección deportiva sigue sin encontrar un sustituto para el talentoso interior y todo el peso en el cinco ha caído sobre las espaldas de Khalifa Diop y Mamadi Diakite, que no es un pívot puro.

En diciembre, aunque aún no se ha superado el ecuador del mes, ya han sucedido numerosos contratiempos. Primero, la marcha de Hamidou Diallo, el segundo jugador más utilizado por Galbiati y el fichaje estrella del pasado verano, tras una suculenta oferta para regresar a China. El club tuvo que volver a acudir al mercado para fichar a Gytis Radzevicius como sustituto.

Apenas unos días después, se confirmó que el capitán Tadas Sedekerskis tenía que pasar por quirófano y perderse alrededor de dos meses de competición. Vuelta al mercado, en este caso para fichar a Eugene Omoruyi. Para colmo, los alaveses viajaron a Gran Canaria para disputar un importante encuentro de ACB de cara a la Copa del Rey y se encontraron con que su viaje de más de 4000 kilómetros de distancia fue en vano por el aplazamiento del compromiso a causa de la borrasca Emilia.

Ahora, el choque deberá reprogramarse con calzador dentro del infernal calendario que tiene el Baskonia en enero y que llevará a la plantilla azulgrana al límite. Sin embargo, la mayor preocupación de Galbiati ahora mismo no es esa, sino la posibilidad de que el club prescinda de quien ha sido su base predilecto los dos últimos meses, Kobi Simmons, por el exceso de jugadores extracomunitarios tras la vuelta de Forrest. El viacrucis continúa.