No hay mejor publicidad que el boca en boca. La recomendación de alguien cercano supera con creces cualquier campaña de marketing por muy buena que esta sea. El Bayern puede dar buena cuenta de ello. Y es que por un curioso capricho del destino, el cuadro alemán pudo hacerse este verano con los servicios de Cassius Winston.

En principio, el base estadounidense de 1,85 m y 84 kilos (Michigan, Detroit, 28-2-1998) no tenía muy claro recalar en Europa esta temporada. Su objetivo era poder asentarse en la NBA. En el ejercicio 20-21 y en el 21-22 tuvo un papel testimonial con los Washington Wizards tras participar en 22 encuentros en el primero de esos dos ejercicios con una media de 4,5 minutos y otros siete en el segundo con 5,6 minutos por choque. 

Sin oportunidades, Winston pasó buena parte de esas dos temporadas en el Capital City Go-Go, equipo filial de los Wizards en la G-League. Fue en esta escuadra donde coincidiría el curso pasado con Greg Monroe, el principal artífice de que finalmente Cassius Winston recalase en Múnich y aplazase por momentos su deseo de triunfar en la NBA.

Greg Monroe, durante su etapa en el Capital City Go Go de la G-League DNA

Monroe, ala-pívot de 2,08 metros que actualmente milita en los Shanxi Loongs de la CBA, es un buen conocedor del baloncesto europeo tras su paso por el Khimki en la campaña 2020-21 y por el Bayern Munich en la 2019-20. Pues bien, sus consejos fueron claves para que Winston decidiera dar el paso para fichar por el conjunto bávaro, un equipo que conocía bien tras su paso hace tres temporadas. “Greg me habló muy bien de la organización del Bayern, de la gente de allí, del programa y del apoyo constante para ayudarte a ser mejor jugador“, explicó Winston. Lo dicho. El boca a boca funcionó mejor que cualquiera de las campañas de imagen que le pudiera vender el director deportivo del equipo alemán.

"Greg me habló muy bien de la organización del Bayern, de la gente de allí, del programa y del apoyo constante para ayudarte a ser mejor jugador"

Cassius Winston - Base del Bayern Múnich

Salido de Michigan State en 2020, los Oklahoma City Thunder le seleccionaron en la 53ª elección del draft de la NBA. Sin embargo, fue enviado esa misma noche a los Wizards, desde donde llegó a Europa el pasado verano. En el viejo continente, este jugador que maravilló durante su etapa universitaria confía en hacerse con un nombre que le permita recorrer el camino de vuelta a EEUU.

Un base cerebral y anotador

Clase le sobra a un base cerebral, con capacidad para anotar y que a buen seguro este martes pondrá en más de un apuro al Cazoo Baskonia. Su talento le llevó rápidamente a brillar dentro del baloncesto de las escuelas de secundaria en Detroit, hasta el punto de que en 2016 fue distinguido con el premio Mr. Basketball del estado de Michigan. 

Winston también dejó huella durante las cuatro temporadas que militó en el Spartans. Y es que en su tercera temporada con el equipo universitario de Detroit fue elegido Jugador del Año de la Big Ten Conference, tras liderar por segundo año consecutivo el promedio de asistencias de la conferencia, con 7,5 por encuentro, a los que añadió 18,8 puntos por partido. Un año más volvía a dejar claro su excelente visión de juego. Un excelente pasador. 

Él lo tiene claro y así lo señaló el pasado verano tras cerrarse su fichaje por el Bayern. “Soy un auténtico director de juego que sabe cómo ganar partidos y que lo dará todo cada noche. Como director de juego, siempre quiero dar el pase, pero también quiero anotar, simplemente hacer lo correcto en cada momento para ganar”.

Por eso, no es de extrañar que el 17 de enero de 2020 superara a Mateen Cleaves como el jugador con más asistencias de la historia de la Big Ten, que tenía el récord en 816 y que ahora aún posee el jugador del Bayern con 890. Al término de la fase regular, Winston fue incluido por segundo año consecutivo en el mejor quinteto de la conferencia. Una nueva distinción de las muchas que tuvo en su etapa universitaria.

Cassius Winston, en una imagen durante su etapa universitaria en los Spartans de Michigan DNA

Ahora hace carrera en Europa y de momento está alternando partidos brillantes con otros más discretos. Su mejor noche llegó ante el Milán con 20 puntos con unos notables porcentajes de tiro –6/8 (75%) en tiros de 2, 1/3 (33%) en triples y 5/5 (100%) en tiros libres– a lo que sumó 5 rebotes, 3 asistencias y 6 faltas recibidas para una valoración final de 28.

10 de 10 en tiros libres ante el Baskonia

Ante el Maccabi conseguiría su mejor anotación en Euroliga con 23 puntos en un partido en el que anotaría sus 9 tiros desde la línea de personal y forzó siete faltas, uno de sus puntos fuertes. El Baskonia lo sabe bien, tras lo sucedido en el partido de ida. Y es que en el encuentro del Buesa, Winston conseguiría forzar seis faltas y acabaría con un 100% desde el tiro libre tras anotar sus 10 intentos. Eso sí, ese partido acabaría con 0/4 en tiros de 2 y 0/5 en triples, aspectos en los que debe mejorar.

Buena prueba de ello es que el director del juego del Bayern, que es el máximo anotador en Euroliga de su equipo con 10,3 puntos por partido, promedia en su primera experiencia en el baloncesto europeo un discreto 37% en tiros de 2 y un pobre 27% en triples. No es lo suyo. Su especialidad pasa por el juego de pick and roll, ofreciendo muchas variantes desde allí, tanto para asumir tiros desde el dribling como para encontrar a sus compañeros. Ahí está brillando. Sus 3,1 asistencias por partido así lo confirman. Habrá que tener cuidado. Es el peligro del Bayern.