El Baskonia está de dulce. Es un equipo que contagia hasta en los días oscuros donde ofrece su versión más tierna, como sucedió en el día de ayer ante un Estrella Roja que le endosó 47 puntos en una primera parte presidida por las escasas prestaciones atrás.

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El Baskonia suma su tercera victoria ante el Estrella Roja Jorge Muñoz

Las tres victorias consecutivas en el estreno de la máxima competición europea han elevado hasta límites insospechados el ánimo de la parroquia de Zurbano. Anoche, los hombres de Peñarroya fueron de menos a más para terminar desarmando al Estrella Roja, que tan solo metió el miedo en el cuerpo al Buesa Arena durante los veinte minutos iniciales.

El brillante estreno en la Euroliga ha llegado, precisamente, a través de un balonceste alegre y desinhibido en el que no hay miedo a nada. La búsqueda del triple es permanente pero dentro de un ecosistema marcado por un notable movimiento de balón que ayuda a encontrar a un jugador completamente liberado para armar el brazo. El acierto volvió a ayudar un día más con 19 triples, una auténtica barbaridad.

Siendo cierto que esa precisión de cirujano resulta impagable, mucho más importante fue la aparición de un destajista espíritu defensivo tras el intermedio. El Baskonia candó su aro y eso le permitió correr y desplegar ese baloncesto salvaje que le está permitiendo disparar sus dígitos de forma sobresaliente.

El arsenal ofensivo volvió a ser muy variado y en esta ocasión se vio aderezado por el récord de triples en un partido de Euroliga. Al margen de ello, gran parte del triunfo tuvo su génesis en el arduo trabajo defensivo tras un titubeante arranque en el que Hommes y Kotsar no pudieron detener la sangría interior propiciada por Mitrovic.

El Baskonia purgó en la primera mitad su fragilidad a la hora de adueñarse de los rebotes defensivos ante los interiores serbios. Tras el descanso, el equipo bajó al fango y empequeñeció a los pupilos de Jovanovic para establecer una distancia tranquilizadora en el marcador.

HOWARD ILUMINA EL CAMINO

El Baskonia cuenta con un mago sobre el parqué. Un hombre con desparpajo, hábil de pies y manos y, sobre todo, un tirador que no se arruga en los momentos decisivos. Y es que Markus Howard es caviar para el cuadro azulgrana. Ayer, el eléctrico exterior norteamericano volvió a destapar el tarro de las esencias con una pegada descomunal ante el aro visitante. Con sus 30 puntos, evidenció un día más que dispone de un talento innato para jugarse las canastas en los momentos clave. A ello se añadió el oficio de Thompson como el perfecto director de orquesta y, también, la inestimable aportación de otros guerreros como Hommes, Costello o Marinkovic.