El Baskonia logró una victoria balsámica en el WiZink Center gracias a una fantástica actuación coral del equipo, que jugó algunos de sus mejores minutos de la temporada en la segunda parte y tumbó a un Real Madrid en depresión y con grandes carencias en la dirección y el lanzamiento exterior. Ni siquiera la desacertada actuación arbitral pudo poner freno a la inspiración de los jugadores azulgranas, que al fin remaron en la misma dirección para lograr el ansiado triunfo.

Spahija apostó de inicio por un quinteto que ha utilizado poco hasta el momento, con Giedraitis en el puesto de escolta y Peters sustituyendo a Marinkovic respecto a los titulares de los últimos encuentros. No funcionaron bien las novedades en los primeros compases, en los que el Real Madrid logró escaparse hasta el 8-0 a base de castigar a los gasteiztarras en la pintura. Sin embargo, los de Spahija fueron poco a poco carburando y pusieron en marcha su plan de partido: alejar a Tavares a toda costa de la zona a base de tiros exteriores y generar así espacios para el resto de compañeros. Costello tenía clara cuál era su consigna y la logró ejecutar con éxito en el primer cuarto. El pívot norteamericano anotó dos triples ante el gigante caboverdiano y ayudó a su equipo a recortar distancias y cerrar el primer parcial con un ajustado 16-14 en el electrónico.

Si el Baskonia se estaba valiendo del lanzamiento exterior para mantenerse vivo en el choque, al Real Madrid era precisamente lo que le estaba faltando. El cuadro merengue venía de registrar números pésimos en esta estadística en los últimos encuentros y acusó esa falta de acierto en el primer cuarto, en el que falló sus cinco intentos. Esto, sin embargo, cambió en el segundo parcial y cuando los de Laso sumaron este arma a su arsenal ofensivo volvieron a distanciarse en el electrónico. Rudy se encargó de romper la sequía, le siguió Taylor y el propio Rudy volvió a anotar desde fuera para alcanzar los dobles dígitos de ventaja (34-24). Granger, ante la nula aportación de Baldwin, y Fontecchio evitaron que la brecha aumentara todavía más y ambos equipos marcharon a vestuarios con un 38-29 que mantenía vivos a los alaveses.

SEGUNDA PARTE MÁGICA

El Baskonia necesitaba la aportación de más jugadores para poder pelearle el partido al Real Madrid y la encontró en el tercer cuarto con la irrupción de Wade Baldwin y de Alec Peters, que no habían anotado ningún punto en toda la primera parte y sumaron 17 entre los dos en ese parcial, en el que los gasteiztarras lograron darle la vuelta al marcador. El base norteamericano, que había pasado desapercibido en la primera parte, se echó al equipo a la espalda, hizo jugar a sus compañeros y encontró grandes aliados en Enoch y Peters, más agresivos en las penetraciones y entonados en el lanzamiento. De hecho, fue gracias a dos jugadas de canasta y personal, primero de Peters y luego con un matazo de Enoch ante la oposición de Tavares, como el Baskonia logró ponerse por delante, y se habría ido al cuarto decisivo con seis puntos de ventaja de no ser por un afortunado triple sobre la bocina de Hanga (54-57).

El partido pintaba bien para el Baskonia, pero todavía quedaba mucho que remar. Llull, con cinco puntos consecutivos, volvió a poner por delante a los merengues, pero a partir del 59-57 llegó una secuencia extraordinaria del Baskonia, que le endosó un parcial de 2-14 al cuadro local. Costello y Fontecchio, con varias canastas bien trabajadas y un zarpazo desde el perímetro del italiano pusieron el 61-71 en el marcador. El Madrid, desesperado y sin un director de orquesta capaz de desatascar su ataque, se dedicó a seguir errando triples y solo pudo frenar el torbellino azulgrana mediante tiros libres y cierto favor arbitral. Primero se pitó una falta de tiro a Tavares que fue abajo, después se señaló como falta un tapón limpio de Costello al caboverdiano y luego no vieron una falta de Rudy a Giedraitis en un robo que terminó en tiros libres para el alero madridista. A pesar de ello, el Baskonia no se rindió, siguió haciendo su juego y obtuvo la recompensa a su esfuerzo con un triple de Granger que prácticamente sentenciaba el choque.

Los triples locales siguieron sin entrar y la victoria fue para el equipo que más lo mereció. Un triunfo que seguro que quitará un gran peso de encima a muchos jugadores y que marca el camino a seguir para lo que resta de campaña. Si logra competir así con regularidad, puede que el Baskonia todavía tenga algo que decir en la ACB esta temporada.