El Bitci Baskonia dejó escapar una buena oportunidad de espantar a los fantasmas que lo acosan desde hace más de un mes y poner fin a su mala racha de resultados contra un flojo Olympiacos, pero los errores y las malas decisiones en el tramo final hicieron que todo el esfuerzo realizado para remontar el choque quedara en agua de borrajas.

Al contrario de lo que ocurrió el martes contra el Zenit, el Baskonia comenzó el encuentro descentrado, con muchas imprecisiones en ataque de Baldwin y Granger, que perdieron varios balones por errores en el bote y permitieron al Olympiacos cosechar pronto una ventaja de dobles dígitos. Papanikolau, Dorsey y Fall, aprovechando este último la tibieza de Enoch a la hora de proteger el aro azulgrana, encadenaron un parcial de 0-8 para colocar un 5-16 en el electrónico que hacía presagiar lo peor. Sin embargo, la entrada de Lamar Peters y Kurucs en la cancha, a pesar de ser sobre el papel jugadores de menor nivel que Granger y Baldwin, ayudó al equipo a aclarar sus ideas y aportó un punto más de intensidad defensiva. Un triple de Alec Peters y otro de Kurucs ayudaron a recortar la distancia antes del final del primer cuarto (13-18), que podría haber sido menor de haber anotado Fontecchio una bandeja solo bajo el aro en transición.

El Baskonia siguió acercándose en el segundo parcial. Más por demérito del conjunto visitante que por mérito de los locales, los de Spahija se hicieron con el control del partido y llegaron a colocarse por delante gracias a dos triples consecutivos de Granger y Giedraitis. A partir de ahi, ambos conjuntos se repartieron los errores y los aciertos y se fueron intercambiando golpes con cuentagotas, algo sintomático de dos plantillas a las que el covid-19 azotó duramente en el pasado mes de enero. La desesperación del Olympiacos, al que no lo entraba nada, derivó en una antideportiva de Mckissic a Enoch en un posteo. El pívot azulgrana igualó la contienda desde los tiros libres y Sloukas, desde el perímetro, se aseguró de que los griegos llegaran al descanso por delante en el marcador, aunque por una ventaja mínima y todo por decidir (29-32).

EL DESPERTAR DE PETERS Las dificultades para anotar de ambos conjuntos continuaron en el regreso de vestuarios, en el que, al igual que sucedió en el arranque del choque, el Olympiacos salió mejor plantado y comenzó a distanciarse en los primeros compases, aunque esta vez el Baskonia supo ponerle freno rápido. Los de Spahija cuidaron mejor el balón y el capitán Alec Peters se echó el equipo a la espalda para evitar que los gasteiztarras se fueran del encuentro. La historia del arranque parecía repetirse con Kurucs y Lamar Peters poniendo una marcha más en defensa hacia el final del tercer cuarto, en el que el Baskonia fue haciendo la goma y llegó al cierre con seis puntos de desventaja a causa de dos triples de Papanikolau.

Las opciones seguían vivas y fue entonces, en el inicio del último cuarto, cuando llegaron los mejores minutos del Baskonia. Dos grandes defensas de Kurucs y Costello derivaron en dos triples consecutivos de Giedraitis, que igualaba la contienda a 50, poniendo el contador de nuevo a cero. Una falta en el bloqueo provocada por Kurucs en cancha contraria encendió al Buesa Arena y un triple de Baldwin situaba la máxima ventaja del encuentro para el Baskonia con el 53-50. Parecía que el duelo podía caer finalmente del lado local, pero los griegos no bajaron los brazos y volvieron a igualar la contienda. En ese momento, el partido se convirtió en una batalla de Peters, que anotó los siete siguientes puntos del Baskonia, contra Vezenkov, Papanikolau y Dorsey, que respondían a cada estocada del norteamericano con puntos en el lado contrario. Se colocó 60-65 arriba el Olympiacos y en ese momento llegaron varias decisiones difícilmente comprensibles de Spahija. El croata decidió sentar a Giedraitis, uno de los mejores del choque, para sustituirlo por Granger, que no había tenido su día, y jugar con un quinteto pequeño con el uruguayo, Baldwin y Lamar Peters sobre el parqué. Con una pérdida de este último se esfumó toda opción de victoria, algo a lo que el propio técnico renunció introduciendo a Raieste en lugar de Alec Peters cuando quedaba algo más de un minuto para el pitido final. Resultado: otra derrota del Baskonia en Euroliga. Y ya van cinco consecutivas.