Quizás uno de los momentos más difíciles para un deportista profesional sea el de poner punto y final a su carrera. Abandonar la rutina y esa burbuja en torno a la que ha girado todo hasta entonces no debe ser fácil, ya que tras ello asoma un mar de dudas y la necesidad de rehacer toda una vida. Sergi Vidal, leyenda del Baskonia y, como reza el famoso cántico, "ídolo local", optó por una opción poco habitual al colgar sus zapatillas en 2019.
El jugador con más partidos disputados con la camiseta azulgrana y cuyo nombre cuelga de lo más alto del Buesa Arena decidió convertirse en representante de jugadores, profesión que ha ejercido desde entonces. "Quería seguir relacionado con el baloncesto y aprovechar la experiencia adquirida durante mi etapa como profesional para ponerla al servicio de los jugadores. A lo largo de mi carrera me encontré con casos e historias que me fueron contando mis compañeros y que me hicieron plantearme que en el mundo de los representantes había cosas que se podían hacer no mejor, pero sí de distinta manera", explica Vidal a DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA.
Con ese objetivo, decidió, junto al también exjugador Albert Miralles, con quien coincidió en dos etapas en el Joventut, crear MVM Sportsgroup, "una agencia de jugadores para jugadores" con sede en Andorra. "Miralles comparte mi visión de querer hacer las cosas de una manera diferente. Él se retiró antes, así que me lleva algo de ventaja. Yo me incorporé después", relata.
Una de las salidas habituales para los deportistas al terminar su carrera es la de convertirse en comentarista deportivo o entrenador, mientras que otros prefieren vivir de las rentas y aislarse todo lo posible del deporte. No fue este el caso del catalán: "A mí la opción de ser entrenador siempre me ha atraído, pero me gusta más enfocada a un trabajo individual con cada jugador. El ser agente me permite poder entrenar en verano con mis jugadores, ver sus partidos y analizarlos. Aparte de lo que puedo aportarles en cuanto a mentalidad y experiencia, hay también un factor técnico-táctico que se asemeja a la labor de un entrenador, pero sin la presión de tener que lidiar con un equipo entero. Para liderar un vestuario no vale solo con saber de baloncesto, tienes que saber gestionar un grupo". Este trabajo individualizado es, precisamente, uno de los rasgos distintivos de su agencia.
Aunque, según explica Sergi Vidal, él tuvo la fortuna de no tener problemas con su agente a lo largo de su carrera deportiva, asegura que algunos de los compañeros que tuvo en sus 20 años como profesional no corrieron la misma suerte. "Evidentemente en la trayectoria de un jugador hay buenos momentos y otros no tanto, que son los que no se ven. Hay muchos talentos que teniendo la posibilidad de vivir una carrera de éxito se han echado a perder por no estar bien aconsejados en etapas en las que les falta madurez y deben soportar mucha presión", argumenta. "Yo lo que intento es no ser simplemente un agente al uso y negociar unos contratos, sino hacer entender a mis jugadores dónde están, ayudarles a crecer y evitar situaciones que he visto en los diferentes vestuarios por los que he pasado".
En todos los sitios cuecen habas, y el mundo de los representantes, con las grandes cantidades de dinero que se mueven y todas las partes implicadas en los traspasos y en la firma de contratos, no es una excepción. "Yo como jugador lo que quería era tener a alguien que mirara por mis intereses y no por los suyos, y lamentablemente esto no siempre es así. Ahora intento tener empatía, ponerme en la piel del jugador y pensar en lo que es mejor para él y no para mi empresa en ese momento, porque a largo plazo eso va a ser también positivo para mí", argumenta.
MVM Sportsgroup no es una agencia grande en cuanto a volumen de jugadores, lo cual no impide a Sergi Vidal trabajar con diferentes perfiles: "Tenemos un poco de todo. Algunos están ya asentados en la ACB y otros son jóvenes con proyección. También tenemos en LEB, en el extranjero o en el baloncesto universitario americano. Nuestra idea no es tener un gran volumen de jugadores, sino tener una cantidad a la que podamos atender y tener un contacto lo más directo posible", defiende. Él durante su carrera no se fijaba en los nombres que tenía la agencia, sino en el trato que él iba a recibir. "Está muy bien que les vaya bien con otros jugadores, pero a mí lo que me interesa es que me vaya bien a mí. Si se centran más en los peces gordos de la agencia que en mi carrera tenemos un problema", asegura.
Sergi Vidal estiró al máximo su carrera deportiva y no fue hasta los 38 años cuando decidió poner punto y final a su trayectoria. A pesar de que siempre se ha mostrado como un apasionado del baloncesto, no siente un vacío tras el cierre de su anterior etapa. "Lo que más se echa en falta son esos momentos a los que se llega tras mucho trabajo y sudor. Esa adrenalina de jugar finales y de ganar un título. Ahora lo veo desde la distancia y siento nostalgia, pero la realidad es que no estaría preparado para regresar. Los sacrificios y la constancia que requiere llegar a esos momentos puntuales son de una exigencia máxima, tienes que vivir por y para ello. Yo no estoy ya para eso", admite.
Al contrario de lo que a veces se piensa, Vidal asegura que los jugadores veteranos necesitan trabajar más que los jóvenes con menos experiencia. "El juego lo conoces mejor, pero necesitas mucho más trabajo invisible, de gimnasio, para ponerte a la altura de los demás jugadores físicamente. Para equilibrar la balanza en el parqué es necesario usar la experiencia para adelantarse a lo que va a ocurrir y llegar por intuición a donde siendo joven llegabas por piernas", argumenta.
El ex del Baskonia cree que haber vivido una carrera tan longeva le es ahora útil en su nueva aventura como agente: "Tengo la suerte de haber pasado por muchos vestuarios distintos en los que he sido respetado como persona y por mi ética de trabajo. Eso facilita que ahora cuando tengo que levantar el teléfono los clubes atiendan mi llamada y me conozcan". Y es que el celular ha sustituido al balón en su nueva vida profesional. Eso sí, para quienes lo han visto jugar se hace más fácil imaginarlo trabajando en la cancha en verano junto a sus jugadores o visitando pabellones que pegado al aparato.
"Lo que más echo de menos es la adrenalina de jugar finales, pero ya no estoy para eso"
Exjugador del Baskonia
"Las historias de mis compañeros me hicieron plantearme que se podían hacer las cosas de forma distinta"
"Hay muchos talentos que se echan a perder por estar mal aconsejados"
"La opción de entrenar siempre me ha atraído, pero más enfocada a trabajo individualizado"