En la campaña 2013-2014, el AS Mónaco -próximo rival baskonista- deambulaba por la tercera división francesa. Perdido en un baloncesto humilde. Lejos de los focos. Pues bien, el cuadro monegasco se codea hoy en día con los ricos del continente. Sin complejos. ¿Cuál ha sido el secreto para este ascenso tan meteórico? Sin lugar a dudas, la llegada de Sergey Dyadechko, un magnate ucraniano afincado en el Principado desde 2012 y todo un apasionado del baloncesto, a la presidencia del club.

Con una historia rocambolesca y más bien dramática por detrás. Dyadechko no se instaló en Mónaco seducido por el glamour y el lujo del territorio de los Grimaldi. El actual presidente del equipo debutante en la Euroliga decidió fijar su residencia en Mónaco al verse obligado a abandonar su país.

El 19 de marzo de ese 2012 sufrió un terrible atentado en su país, cuando su Mercedes fue tiroteado por unos asaltantes. Ni la friolera de 26 impactos de bala a bocajarro consiguieron acabar con su vida, aunque eso sí, el susto sufrido le llevó alejarse de Ucrania, un país en el que dejó una huella imborrable en el baloncesto.

Apasionado de la canasta desde su niñez, tras quedar marcado por las gestas de históricos como el gigante Vladimir Tkachenko, el genial alero Sarunas Marculionis o el letal tirador Valdemaras Homicius, iconos de la selección soviética en la década de los 80, decidió asumir la gestión del BC Donetsk, el equipo de su infancia, al que consiguió encumbrar en la élite. Un mecenas. No en vano, lideró también un buen número de iniciativas para fomentar el deporte de la canasta en su país.

Sergey Dyadechko, fundador del banco Rodovid -que estuvo involucrado en una supuesta estafa piramidal-, decidió seguir ligado al mundo de la canasta tras huir de su país y por eso decidió comprar el histórico club de baloncesto monegasco, que no atravesaba su mejor momento, con el objetivo de convertirlo en una potencia continental. Pues bien, lleva camino de conseguirlo.

Ascensos y títulos consecutivos

Paso a paso, el AS Mónaco fue ascendiendo de categoría año a año. La mano de Dyadechko ya se dejaba notar. En una temporada dio el salto a la segunda división francesa y a la siguiente ya militaba en la máxima categoría del baloncesto galo. Pisando fuerte. Buena prueba de ello es que en la campaña de su estreno en la élite en Francia conquistaba su primer título oficial tras llevarse la Copa. Torneo, por cierto, al que le cogió el tranquillo y ganaría las dos siguientes ediciones (2017-2018) pese a ser un recién llegado a la categoría.

La ambición de Dyadechko no iba a quedar satisfecha con un título menor. El magnate ucraniano aspiraba a más. Pues bien, el siguiente paso en su escalada hacia la élite llegaría el pasado ejercicio con la consecucción de la Eurocup, título que le dio el pasaporte para la ansiada Euroliga y que desató la euforia en el dueño del equipo.

Buena prueba de ello es que el Mónaco ha tirado la casa por la ventaña el año de su desembarco en la competición continental. Su presupuesto se ha disparado la friolera de un 87% al pasar de los 7,5 millones de la temporada pasada a los 14,1 de la actual, cerca del Asvel, su gran rival y la referencia en Francia de estos últimos años, que maneja 15. Este aumento en las arcas del club ha permitido llenar el vestuario de rostros muy conocidos que ya han demostrado su valía en el inicio del campeonato continental.

Toda esta pléyade de excelentes jugadores se lleva casi la mitad del presupuesto del Mónaco, 6,7 millones (47%), siendo el exbaskonista Mike James el que acapara la gran mayoría con un salario que ronda los 1,3. El talentoso base, tras sus desencuentros con Dimitris Itoudis en el CSKA y su aventura en los Brooklyn Nets de la NBA, se encuentra muy a gusto en Mónaco.

Sergey Dyadechko sabe cuidar a sus estrellas. Las mima. Sin embargo, el presidente no hace este trabajo solo. El magnate tiene plena confianza en Oleksiy Yefimov, un gestor de 35 años del que dicen que habla por teléfono con el jefe hasta 15 veces al día. Todo controlado. No se puede ni escapar ni el más mínimo detalle al azar. Lo sabe muy bien, alguien que ha salvado su vida por los pelos tras salir indemne de un brutal atentado. Desde entonces, Serguei convive a diario con sus dos inseparables guardaespaldas. Son su sombra. Siempre encima. Como su inseparable chaleco antibalas, complemento que luce en cada una de sus apariciones públicas. Así es Sergey Dyadechko. Un presidente a prueba de bombas.

87%

Su presupuesto se ha disparado la friolera de un 87% respecto a la temporada pasada, al pasar de los 6,7 millones a 14,1.

El magnate ucraniano fue en su día el fundador del banco Rodovid, que estuvo involucrado en una supuesta estafa piramidal

Desde que dispararon 26 balas contra su Mercedes en 2012, lleva siempre chaleco antibalas y no se separa de sus dos guardaespaldas