VITORIA - Era algo que podía barruntarse ante la imponente constelación de estrellas que Dimitris Itoudis maneja en el CSKA, posiblemente la plantilla más cara del Viejo Continente y que acoge entre sus filas a un buen número de piezas que tranquilamente podrían dar con sus huesos en la NBA. El TD Systems Baskonia se reencuentra pasado mañana en el Megasport Arena con Tornike Shengelia de las últimas temporadas que todavía no ha enseñado los dientes en el club del Ejército Rojo. De hecho, se diría que ha pasado de ser capitán general en Vitoria a casi uno más a las órdenes de Dimitris Itoudis en el gélido invierno ruso.

La decisión de recalar en un equipo todavía más grande que el azulgrana implicaba un peaje a nivel personal que el gran faro baskonista aceptó gustoso el pasado verano cuando decidió aceptar un nuevo desafío en su carrera. Toko era una especie de líder espiritual en la capital alavesa, tirando del carro dentro de la pista y con un alto poder de persuasión fuera de ella a la hora de buscar la química ideal del grupo.

Cualquiera que siguiera la actualidad azulgrana palpaba su ascendencia a todos los niveles. Su adiós del Baskonia con el título de la Liga ACB bajo el brazo para un matrimonio que hasta la pasada temporada no había sido todo lo fructífero que se esperaba. El georgiano se marchó en paz y puso rumbo a un CSKA en el que, siendo una figura trascendental del engranaje, lógicamente no monopoliza todos los sistemas ofensivos de Itoudis, ni se juega siempre los balones calientes en los finales de partido ni es el encargado sistemático de hacer piña en el vestuario.

Estaba meridianamente claro que el rol de Shengelia no sería el mismo en un conjunto galáctico como el ruso, plagado de egos y que acoge a pistoleros del calibre de Mike James y Will Clyburn, acostumbrados a manosear el balón durante muchos segundos y obligados a recibir continuos bloqueos de los hombres altos para conseguir tiros liberados.

MALOS PORCENTAJES Números en la mano, el impacto de Shengelia en lo que va de Euroliga no está siendo todo lo importante que los entendidos en la materia confiaban. Tras siete jornadas transcurridas del torneo, en las que el CSKA se ha visto sonrojado por dos modestos como el Estrella Roja y el Alba Berlín, Toko es el cuarto máximo anotador del equipo ruso con 9,1 tantos de media. Clyburn, de nuevo a gran nivel tras dejar atrás su grave lesión de rodilla, Mike James y el siempre silencioso Daniel Hackett están exhibiendo una mayor pegada.

En cuanto a minutos jugados, el georgiano es el tercero con algo más de 25 por duelo. También sorprenden sus discretos porcentajes ante el aro rival. Menos de un 50% en tiros de dos (18 canastas de 37) y un pésimo 16% en triples (3 de 18), mientras que sus viejos fantasmas desde la personal han reaparecido en Moscú (19 de 29 para poco más de un 65% de acierto). En el lado positivo de la balanza figuran sus más de seis rebotes y dos tapones por encuentro.

Además, está por ver si Shengelia se complementará con Nikola Milutinov, el otro rimbombante refuerzo para la pintura procedente del Olympiacos. Ambos no han podido aún compartir excesivos minutos en pista teniendo en cuenta que el virus ha dejado fuera de combate al serbio hasta hace escasas fechas, de ahí que haya que esperar un tiempo prudencial para saber si conformarán el dúo interior tan temible que todos auguran. Itoudis también necesita involucrar a otros dos interiores de campanillas como Johannes Voigtmann y esa fuerza de la naturaleza llamada Joel Bolomboy. El Baskonia confía en que su visita de pasado mañana no suponga el comienzo del despegue del georgiano en Moscú.