- Khadeen Carrington aterrizó el pasado 19 de julio en el TD Systems Baskonia como el killer soñado que debía elevar la munición del perímetro y tras menos de dos meses en Vitoria se marcha por la puerta de atrás como una apuesta fallida que no ha encajado con la idiosincracia azulgrana ni mucho menos con el puño de hierro de Dusko Ivanovic. Sabido es por todos que el club vitoriano se asemeja a una locomotora que transita a toda velocidad sin esperar a ningún rezagado y, de todos los fichajes acometidos de cara al ejercicio 2020-21, el trinitense se había convertido de largo en la pieza que más chirriaba del engranaje.
Su exclusión del pasado miércoles de la lista de expedicionarios a la Supercopa ya fue un síntoma inequívoco de que sus horas como jugador del Baskonia podían estar contadas. Pues bien, ayer llegó la confirmación oficial de la desvinculación desde las oficinas del Buesa Arena. Una noticia que no pilló desprevenido a prácticamente nadie viendo el mal pie con el que Carrington había entrado en el equipo y las enormes dudas suscitadas en Dusko Ivanovic, que en el último amistoso ante el San Pablo Burgos apenas le concedió dos minutos emitiendo el veredicto definitivo de su fulminante sentencia.
Justo 24 horas antes de la celebración del primer título oficial de la campaña, el club vitoriano ha preferido curarse en salud y cortar rápidamente por lo sano antes que alargar la agonía de un exterior bajo sospecha desde las primeras jornadas de trabajo. Una decisión hasta cierto punto sensata y coherente que, eso sí, devuelve al Baskonia al punto de partida en el mercado estival en busca de un combo anotador que garantice amenaza exterior y desequilibrio en el uno contra uno.
Desde luego, Carrington ha sido un visto y no visto en tierras alavesas. Su magnífico despliegue en un modesto de la liga alemana como el Ludwisburg durante la pasada temporada se convirtió en el mejor aval para su desembarco en el club vitoriano con un contrato por dos temporadas, eso sí con su correspondiente cláusula de corte que ha sido activada a las primeras de cambio sin suponer ningún quebrante económico para las arcas del Buesa Arena. El suyo ha sido un paso fugaz por un equipo al que no se estaba acoplando con la velocidad deseada a los esquemas del técnico montenegrino, cuyo listón de exigencia ya se ha cobrado en el pasado otras víctimas ilustres antes del descorche de la campaña.
A la incertidumbre en la vertiente deportiva se ha sumado otro factor que ha empujado al Baskonia a prescindir de sus servicios. Según desveló ayer el portal sportando.com, no existía ninguna certeza acerca de que el pasaporte cotonou de Carrington estuviese en regla antes del pistoletazo de salida de la temporada. El hecho de que no ocupara plaza de extracomunitario en la ACB fue una condición indispensable para que el trinitense recalara en tierras alavesas. Puesto todo en la coctelera e igualmente ante la indefinición sobre su posición real sobre la cancha -en esta pretemporada ha desplegado la función de base durante muchos minutos cuando teóricamente debía ser un dos-, el divorcio se ha hecho realidad mucho antes de lo esperado.
Si el perímetro baskonista ya era susceptible de acoger a un nuevo integrante con Carrington en nómina, esta marcha agudiza la necesidad de reclutar a algún escolta que satisfaga la necesidad de Ivanovic de contar con una pieza desequilibrante y con pólvora en sus manos para desatascar el ataque. Lo ideal sería un jugador comunitario o cotonou, el mismo estatus del que gozaba el trinitense de 24 años, con el fin de no trastocar en exceso la plantilla en los torneos domésticos.
Uno de los principales nombres que surge en los mentideros azulgranas es el de Askia Booker. Se trata de un escolta que ha militado en el UCAM Murcia las dos últimas campañas, actualmente carece de equipo y que desde hace tiempo se encuentra en vías de conseguir un pasaporte suizo, la nacionalidad de su padre. A diferencia de otros veranos en los que había muy poco bueno donde elegir a estas alturas, el mercado ofrece actualmente jugadores de indudable calidad. Si no, existe la posibilidad de esperar a los descartes de la NBA cuando se abra el mercado de agentes libres.
Larga lista. Khadeen Carrington no es ni mucho el primer fichaje del Baskonia que deja el club en plena pretemporada por la puerta de atrás sin llegar a jugar un partido oficial. Tal y como confirma Rubén Gazapo de 'baskonistas.com' a DNA, el trinitense es el último de una lista que incluye a algún rostro conocido para el público en general. En la temporada 1990-91, el pívot Pedro Ramos no convenció a Herb Brown. Un año antes de fichar por el Baskonia en el verano de 1994, Kenny Green llegó a Vitoria de la mano de Manel Comas pero emigró a su país natal por problemas personales. Jens-Uwe Gordon y Gert Hammink fueron cortados en 1997 por el club, que también sacrificó a Anthony Bowie por una lesión de rodilla. Con Dusko Ivanovic como capataz, Lucas Victoriano hizo las maletas en el verano del 2000 por motivos personales. En 2002 se fueron sin debutar los americanos William Avery y Raja Bell, el primero por no acatar la disciplina del montenegrino. El díscolo Pops Mensah-Bonsu fue un visto y no visto en 2010 tras no pasar el reconocimiento médico, mientras que en 2015 quien no convenció fue Oderah Anosike. En su lugar aterrizó Ioannis Bouroussis para conducir al club hacia la quinta Final a Cuatro de la Euroliga.
El club azulgrana ha preferido cortar por lo sano antes que alargar la agonía de un exterior que no ha convencido a Ivanovic