- El giro que el TD Systems Baskonia ha dado de cara a la próxima temporada en su política de contrataciones con una clara apuesta por los jugadores formados en los últimos años en su base requiere también de tener el control sobre esos jóvenes en el largo plazo, para que se encuentren bien atados por el club por si se produce su explosión definitiva en los meses venideros. Diamantes perfectamente controlados por contrato mientras se acaba su fase de pulido en una última etapa en la que ya pasan a formar parte de la primera plantilla azulgrana, pero siempre con las miras puestas en un posible traspaso si el jugador alcanza un nivel que le permite aspirar a cotas mayores. Política esta que entronca perfectamente con el historial del club en este sentido y que tantos réditos económicos le ha dado en forma de ingresos por los traspasos. Y fórmula que se ha repetido una vez más, en este caso con Sander Raieste como protagonista. El alero estonio (21 años; 2,03 metros), que será ya parte del primer equipo de forma definitiva, terminaba su vinculación de cinco años con el Baskonia al final de la próxima temporada, pero ayer se anunció su renovación durante tres cursos más, hasta la conclusión del 2023-24.
Con este movimiento, la entidad del Buesa Arena se quita de encima posibles quebraderos de cabeza con un jugador en el que se tiene depositada una enorme confianza. Durante los cuatro años que lleva perteneciendo al club ha ido mejorando poco a poco y a un físico excepcional le ha unido otras virtudes técnicas. Aunque en estos casos siempre se habla con mucho tiento pues con los jóvenes es más fácil equivocarse que acertar, en el club se considera que el estonio, todavía un gran desconocido para el que no sea un seguidos exhaustivo, va a sorprender desde muy pronto.
Si esas expectativas se cumplen, al menos el TD Systems Baskonia tendrá bajo control contractual a un jugador que, de momento, está apuntado para el draft de la NBA, aunque, por edad, todavía puede retirar su candidatura hasta que el año que viene sea ya directamente elegible. En esa misma posición, aunque con dos años de margen por delante al tener todavía 20, se encuentra un Arturs Kurucs que también figura en estos momentos entre los jugadores internacionales que han presentado su candidatura pero aún la pueden retirar; mientras que en el caso de Tadas Sedekerskis, nacido en 1998, ya será directamente elegible este año por las franquicias de la NBA.
Precisamente, el lituano es de las tres jóvenes perlas baskonistas quien en estos momentos tiene un contrato de duración menor. En el verano de 2017 amplió su vinculación hasta 2022, por lo que le quedan dos años de contrato por delante. Por su parte, Kurucs tiene todavía tres campañas más firmadas en Vitoria, tal y como se recoge en el contrato por ocho años de duración que firmó cuando llegó en 2015.
Teniendo en cuenta que Ilimane Dio renovó hace unas semanas hasta 2023, la base de los jugadores de formación nacional, siempre difícil de resolver, está perfectamente atada por el club de cara a los próximos años, al tiempo que jóvenes perlas que serán cupos se siguen formando en la base.