los caprichos del calendario, más o menos casuales -cada uno juzgará si es premeditado o no por parte de los que más mandan en la ACB-, hicieron ayer que el Real Madrid visitase por cuarta vez consecutiva en épocas navideñas el Buesa Arena durante la fase regular. Mientras los tres últimos encuentros se celebraron a las 72 horas de haber degustado las uvas en Nochevieja siempre en la misma fecha, un 3 de enero de 2016, 2017, 2018, la cita de ayer tuvo lugar esta vez unas horas antes de la llegada del 2019. Pues bien, lo cierto es que la cancha de Zurbano vistió ayer sus mejores galas para acoger al equipo que, sin duda, siempre tiene mayor tirón entre la hinchada azulgrana. A la postre, el empuje desde la grada no sirvió de mucho ante la tiranía del Real Madrid, pero para el recuerdo quedará un día más el dato de afluencia de público.
Como cabía esperar ante el ritmo de venta de entradas de los días previos, no entró finalmente ni un alfiler. Con 15.544 fieles abarrotando las gradas, el santuario del Baskonia registró la mejor entrada de la actual temporada. Hasta ahora, el tope databa del pasado 7 de diciembre con 12.307 seguidores, coincidiendo con la visita del CSKA en el partido correspondiente a la undécima jornada de la Euroliga. Ayer se superó con creces dicha cantidad, ya que a una hora del arranque del choque el club colgó el cartel de ‘no hay billetes’ para presenciar el choque ante los pupilos dirigidos por Pablo Laso.
El Buesa Arena, que en jornadas precedentes del torneo doméstico había presentado un aspecto bastante desolador ante el poco atractivo que, por lo general, despiertan casi todos los equipos, se convirtió más que nunca en ese sexto jugador que el Baskonia necesitaba para intentar tumbar al gigante merengue. El club había recomendado a todos los seguidores que llegasen al encuentro con cierta antelación en otro medio de transporte que no fuera el coche para evitar los temidos atascos, pero estos fueron a la postre inevitables ante la marabunta de aficionados que se fue acercando hasta Zurbano.
Antes de que se iniciaran las hostilidades, la presentación del partido fue al más puro estilo NBA. Una proyección de videomapping con imágenes animadas, luz y color precedió el gran duelo entre alaveses y madrileños donde estaba en juego la segunda posición de la fase regular. Eso sí, los ánimos comenzaron a decaer rápidamente ante la insultante superioridad del Real Madrid. Por mucho que la grada tratase de influir en el arbitraje o amedrentar a las estrellas de Laso, el vigente campeón de Europa no tuvo piedad a la hora de causar un destrozo al Baskonia. Tras la pertinente música de viento en la presentación hacia Rudy o Felipe, Campazzo acabó en el ojo del huracán tras desencadenar la lesión de Shengelia.