Vitoria - En un estado de urgencias y ansiedad colectiva como el que en estos momentos presenta Baskonia, la diferencia entre salir del pozo o hundirse un poco más en el fango suele ser sólo una cuestión de detalles, de unas décimas de segundo... Quizá incluso de una pizca de suerte o quizá de todos estos factores juntos. Por eso la canasta de Rodrigue Beaubois el pasado jueves ante Panathinaikos cuando ya se mascaba la enésima tragedia en el Buesa resultó una liberación en toda regla que, seguramente, ya forma parte del imaginario colectivo baskonista. Porque con aquellos dos puntos que el francés anotó cuando faltaban apenas un par de segundos para el bocinazo final, no solo se liberó su propio equipo, sino que la sufrida afición baskonista tuvo, por fin, algo a lo que agarrarse y un recién llegado al banquillo como Pedro Martínez, pudo romper en su segundo partido como máximo responsable del primer equipo una dinámica que amenazaba con entrar en una espiral poco menos que destructiva. “Cinco derrotas consecutivas en Euroliga hubieran sido una losa difícil de soportar”, reconoció con cierto alivio el preparador catalán al poco de sumar el primer triunfo de Baskonia en la presente Euroliga. Enfriado el ambiente tras el subidón del jueves, la rueda competitiva no cede para Baskonia, que mañana deberá confirmar ante Unicaja si su última victoria es únicamente fruto del talento de un solo jugador o, por el contrario, comienzan a consolidarse algunos detalles del equipo que sopesa a estas alturas Martínez. Si en su debut en casa ante el Zaragoza pudieron verse algunas cosas, ante Panathinaikos el equipo dio una sensación de bloque desconocida hasta el momento. Al menos durante el primer tiempo. Y no solo eso. Por primera vez también en lo que va de competición, tanto en Liga como en Euroliga, se apreció un Baskonia reconocible. Hubo más equilibrio, más ritmo y transición y, sobre todo, más juego coral en detrimento del excesivo bote que tanto estaba lastrando el juego ofensivo del equipo. Ingredientes básicos para un Pedro Martínez que mañana pasará su tercera prueba del algodón, esta vez en Málaga ante un Unicaja del que el preparador catalán recela. “Es un equipo muy bueno que está muy bien en el plano físico, presionando mucho en toda su cancha, y que ataca muy bien el rebote ofensivo, que para ellos es algo que tienen muy interiorizado. Y por si fuera poco tienen muchos jugadores exteriores capaces de anotar, por lo que es un equipo muy difícil”, valoró ayer el preparador tras el primero de los dos entrenamientos que tiene previsto llevar a cabo antes del partido.

la rutina de los hábitos Respecto a su propio equipo, Martínez reconoció que si bien los jugadores están tratando de hacer bien las cosas, en conjunto falta continuidad. “Estamos en la buena dirección pero nos cuesta mucho hacerlo durante muchos minutos seguidos y eso solo se consigue a partir de una muy buena mentalidad y de entrenar mucho para que los hábitos salgan solos, algo que todavía no tenemos... Pero hay que perserverar”, abundó Martínez, ante de jalear a sus chicos ante el envite liguero. “Ojalá la victoria del jueves nos sirva para salir más positivos y optimistas”.