Vitoria - Difícilmente habrá existido otro vuelo en el pasado con tanta ilusión a bordo. El gigantesco Boing 767 de la compañía Privilege Style, serigrafiado para la ocasión con los rótulos del Baskonia, se convirtió ayer en un hervidero de esperanzas de cara a la consecución de la primera Euroliga de la historia. Sobre las 17.45 horas de la tarde, y con un retraso de hora y cuarto sobre el horario inicialmente previsto, despegó la aeronave azulgrana que trasladó a técnicos, jugadores, directivos, patrocinadores, aficionados y medios de comunicación con destino a Berlín, la capital donde el baskonismo sueña con cambiar el signo de su historia a partir de mañana y olvidar los sinsabores vividos entre los años 2005 y 2008 en Moscú, Praga, Atenas y Madrid.
Al margen del citado retraso, el vuelo transcurrió sin sobresaltos y con las habituales distracciones para matar el rato. Los jugadores, a camino entre sus familias -las hijas de Bourousis y Hanga no pararon de recorrer el avión- y los dispositivos móviles para escuchar música o ver alguna película. El resto del pasaje apuró el vuelo de tertulia, repasando los planes para estos días o perdiendo su mirada por la ventanilla, soñando quizá con una gesta para la historia. Solo el comandante de la nave rompía de vez en cuando esa tranquilidad con anuncios como el del paso por el cielo de París o el buen tiempo que aguardaba a la tropa azulgrana en la capital germana.
Al filo de las ocho de la tarde, la expedición tomó tierra en el aeropuerto de Schönefeld, donde varios autobuses aguardaban para el traslado hasta la terminal -casi quince minutos de recorrido por las pistas- y de ahí al correspondiente hotel de cada uno. Checking, descarga del equipaje, cena y a la cama. Hoy empieza lo bueno.