vitoria - Como no podía ser de otra manera, el penúltimo obstáculo del Baskonia en su camino hacia Berlín será de una dificultad extrema. Nadie reparte caramelos a estas alturas de la película y el Fenerbahce se ha destapado en la presente Euroliga como el bloque más estable. Con un balance hasta la fecha de 22 victorias y 5 derrotas, el peligro de los otomanos es latente. Líder de su grupo tanto en la primera fase como en el Top 16, el de Obradovic es un conjunto de hormigón que maneja una rotación muy corta pero de una indudable calidad. De hecho, ha liquidado por la vía rápida al Real Madrid con una guardia pretoriana integrada por apenas ocho jugadores, eso sí todos ellos tremendamente versátiles y capaces de amoldarse a distintas posiciones.

Ante la inoportuna lesión de Jan Vesely, han tirado del carro básicamente cinco exteriores (Sloukas, Dixon, Hickman, Bogdanovic y Kalinic), el multiusos Datome -capaz de ejercer como tres y cuatro-, un ala-pívot moderno como Antic y una fuerza de la naturaleza que está causando sensación en el torneo continental (Udoh). Los locales Mahmutoglou, Hersek, Arna y Ugurlu, indispensables para cumplir los cupos en la liga doméstica, son piezas de relleno en los partidos continentales de alto voltaje.

Es factible que Obradovic recupere ante el Baskonia al poste checo, lesionado para seis semanas en el tendón de Aquiles el pasado 20 de marzo y que, en principio, llegará a tiempo de reaparecer en la cita de Berlín. Acostumbrado a vivir en el segundo piso, la vuelta de Vesely constituye una pésima noticia para los vitorianos ante su consabida capacidad intimidatoria atrás y su facilidad para ejecutar el bloqueo y continuación gracias a unas primorosas condiciones atléticas.

segunda mejor defensa Pero si algo ha conseguido un estratega como Obradovic, que persigue una nueva Euroliga -concretamente la novena- con su quinto club distinto tras alcanzar con anterioridad la gloria en las filas del Real Madrid, el Joventut, el Partizan y el Panathinaikos, ha sido inocular a un plantel rebosante de talento su enfermiza obsesión por la defensa. La capacidad destructiva del Fenerbahce, capaz de hacer constantes cambios automáticos, ha quedado constatada en la serie ante el Real Madrid, caricaturizado por el hambriento conjunto otomano. Únicamente el Lokomotiv Kuban encaja menos que el granítico rival baskonista, que consiente de media poco más de 72 puntos y tiene en el fornido Ekpe Udoh a un intimidador de dimensiones siderales.

Tras ser tumbado la pasada edición en semifinales por el Real Madrid y perder a un viejo conocido del Buesa Arena como Nemanja Bjelica o Andrew Goudelock, la solidez del Fenerbahce ha subido este curso bastantes enteros. Su arquitecto en los despachos es Maurizio Gherardini, quien afronta el difícil desafío de construir un modelo ganador tal y como hiciese en el Benetton entre 1992 y 2006. Tras siete años como vicepresidente de los Raptors, siendo el primer europeo en asumir un cargo de tanta responsabilidad, y seis meses como asesor para asuntos internacionales de los Thunder, ha conformado un binomio de éxito junto al gran depredador de títulos de los banquillos. Es evidente que solo un maestro de la pizarra como Obradovic puede poner fin a la maldición que persigue a los clubes turcos en la Euroliga.