María Asurmendi (4 de abril de 1986, Pamplona) está a un paso de cumplir la mayoría de edad en la liga femenina de baloncesto. Esta será su decimoséptima temporada en la élite del baloncesto femenino español desde que debutara con tan solo 20 años de la mano del Arranz Jopisa Burgos en el curso 2006-07. Dos décadas con las mejores en las que le ha dado tiempo de engordar un notable palmarés gracias, sobre todo, a su paso por uno de los grandes de la competición como es el Perfumerías. Con el conjunto de Salamanca conquistó dos ligas (2016 y 2018), dos Supercopas (2017 y 2018) y dos Copas de la Reina (2018 y 2019), títulos a los que hay que añadir el cetro copero logrado con el Conquero en 2016, club del que saldría hacia el Perfumerias mediada la temporada. Procedente del cuadro charro, llegó a Gasteiz en el verano de 2019. Desde entonces ha sido la encargada de dirigir las operaciones en el Araski. Este año, por jerarquía y veteranía, le tocará asumir de nuevo los galones.
Va a cumplir su cuarta temporada en el Kutxabank Araski, ¿se siente ya casi una gasteiztarra más?
Sí. Cuatro temporadas dan para mucho vivido aquí y me siento ya como en casa. Vitoria para mí está siendo muy importante en mi carrera y lo estoy disfrutando muchísimo.
Este verano su renovación se demoró. ¿Llegó a verse fuera?
No. Al final, el mundo profesional es así. Hay unos tiempos que cumplir, el club ha pasado un proceso de renovación y las cosas fueron como tuvieron que ir. En ningún momento estuve nerviosa y las cosas fueron según los tiempos que marcaba el mercado.
¿Qué es lo que le ha convencido para firmar por su cuarta campaña en el Araski?
Soy una jugadora a la que le gusta sentirse parte del proyecto y aquí lo he sentido así. Siento que puedo aportar mucho y estoy feliz.
El equipo ha sufrido una auténtica revolución tras llegar seis jugadoras nuevas. ¿Qué sensaciones le transmite la plantilla?
Ha llegado aire fresco. Ha venido juventud, savia fresca que se dice y es un cambio grande para el equipo. Creo que va a ser un Araski divertido y alegre. Las nuevas encajan mucho con la filosofía de la entrenadora y, aunque como todo cambio va a necesitar un tiempo de adaptación, el grupo está unido, es sólido y puede dar sus frutos.
¿Considera que este año pueda haber más química en el vestuario?
Sí. Este año estamos dando mucha importancia al colectivo, al bloque, a un juego basado en el que todas las jugadoras, al ser una plantilla más corta que otras temporadas, sientan su implicación y su participación y vean que todas son importantes. Eso favorece que exista esa química y esa unión, algo que en los equipos más humildes como puede ser el Araski cobra relevancia.
¿Qué le ha podido pasar al Kutxabank Araski estas dos últimas temporadas para ser tan irregular?
A ver, al final cada año la liga está subiendo mucho el nivel. Cada partido es una final, puedes ganar y puedes perder. Es verdad que muchos partidos se deciden por detalles en los últimos minutos y si hubiéramos sacado dos o tres partidos más, pues se habrían conseguido los objetivos de Copa y play off. Esto es fruto de la competitividad y de la igualdad que hay en esta liga y nos ha impedido alcanzar esa regularidad en el juego.
Jugadoras, cuerpo técnico y club han comentado estas semanas que esta temporada confían en ver a un Araski que funcione mucho más como bloque. Sin ser tan dependiente de las individualidades. ¿Lo ve así?
Sí. Creo que esa es la clave de todos los equipos y más en los equipos modestos que no están formados por estrellas de la WNBA. El Araski se tiene que basar en el colectivo. Luego las características de cada jugadora son las que son y, por ejemplo, Tanaya seguirá siendo anotadora y veremos otras jugadoras que cobren protagonismo en ese rol, pero todas encajando dentro de ese grupo y de ese juego colectivo.
Pese a funcionar más como equipo, quizá el hecho de ser una de las veteranas y una de las jugadoras con más experiencia le obligue a liderar el grupo en ciertos momentos. ¿Le tocará asumir ese papel?
Por supuesto. Cada una tendrá que asumir su rol, su responsabilidad y el mío, entre otras cosas, gracias a mi experiencia y a llevar ya cuatro temporadas en el club y unas cuantas más en la liga femenina, es la de estar en esos momentos en los que las cosas no salgan bien y pasemos momentos complicados, que seguro que los hay a lo largo de la temporada. Me tocará poner esa experiencia, esa paciencia y ese saber estar para poder ayudar al equipo.
¿Qué es lo que más le gusta de las nuevas incorporaciones?
Ese aire fresco que han traído. La juventud y la alegría con la que vienen. Se ha producido un cambio que ha beneficiado al club y al equipo. Empezamos desde cero. Estamos construyendo desde cero y eso permite construir desde una manera, no sé si decir sana, pero sí más sencilla.
¿Las ve con ADN Araski, jugadoras de garra, que nunca bajan los brazos y que puedan adaptarse al equipo y la ciudad?
Sí. Están las jugadoras argentinas que tienen ese ADN de competitividad de nacimiento, más Txell por su juventud y por su entendimiento del juego. Son jugadoras, todas las que han venido, que son capaces de adaptarse tanto al juego de Made como al ADN Araski del que tanto hablamos.
¿Qué estilo de juego cree que vamos a ver este año en el Araski?
Tiene que ser un equipo muy sólido atrás, que ponga muchas dificultades a los rivales. Que sorprenda en defensa y tenga muchas trampas preparadas y a partir de esta defensa correr. Tener un estilo alegre en el juego como le gusta a Made, aunque también estará combinado con momentos de saber leer lo que está sucediendo en el juego, poner la pausa, controlar los ritmos de partido. Pero en general, defensa fuerte y ritmo vivo de encuentro.
Al menos, ahí está Made que ya conoce el club de sobra y sabe cómo manejarlas. ¿Qué le parece el papel que pueda jugar este año para ensamblar un equipo nuevo?
Tiene que tener las cosas claras. Ella nos transmite su idea de juego y lo que quiere. Es una persona que lleva años en la élite, muchos en el club y tiene claras las cosas y nos lo transmite así.
¿Jugar la Copa y entrar en el ‘play off’ son objetivos factibles?
Siempre lo son, pero es verdad que hay que tener los pies en el suelo en el sentido de que la Liga está cara, va a estar muy competida y al final se va a decidir por detalles. Tenemos que ir lo más pronto posible a por ese objetivo de la salvación y conseguir victorias lo antes posible para poder siempre soñar y tener esos objetivos en mente. Va a estar bonito, va a estar disputado y evidentemente queremos estar ahí, pero el principal éxito del Araski va a ser siempre tener estabilidad en la liga femenina y seguir estando entre los mejores equipos del baloncesto español.
¿Qué espera de Mendizorroza?
Ya lo he transmitido muchas veces. Es clave recuperar esa unión entre afición y equipo. Que se sientan identificados y orgullosos, no solo por las victorias, sino por mostrar ese gen competitivo de no bajar nunca los brazos que es lo que siempre ha identificado al equipo. Ese es nuestro objetivo, que la afición lo disfrute, que sean uno más en Mendi y que los rivales que vengan aquí lo pasen mal.