Cuando uno piensa en ecoturismo se imagina alojado en una casa rural rodeada de un huerto de tomates y calabacines y recogiendo los huevos del corral de las gallinas y no asomado al balcón del décimo piso de un macro hotel al pie de una masificada playa. Euskadi lleva años abonada al turismo ecológico. De hecho, en verano lideraba el ranking del Estado de alojamientos con etiqueta ecológica europea, según Basquetour, al concentrar el 69% de las certificaciones.

Esta Semana Santa, miles de ciudadanos se han decidido de nuevo a pernoctar en uno de los 36 alojamientos turísticos que lucen el sello ecológico que tanto valoran sobre todo los turistas extranjeros que recalan en tierras vascas. Diez de los establecimientos están en Álava, once en Gipuzkoa y quince en Bizkaia, según publica el Gobierno Vasco. "Aunque parezcan pocos, somos una región puntera, muy bien situada a nivel europeo; hay muy pocas regiones que tengan tantos alojamientos eco por kilómetro cuadrado como Euskadi", resalta Gorane Ibarra, responsable en Ihobe de la etiqueta ecológica europea. "Hicimos una apuesta en su día y ha dado resultados, hay que intentar aprovechar la situación y seguir hacia adelante", añade.

En Álava se ubican Azala de Lasierra (Ribera Alta); el camping El Roble Verde de Nuvilla; el hotel Casa del Patrón de Murgia, el camping de Angosto; los apartamentos turísticos Abaienea de Aríñez; Zadorra Etxea de Agurain; los apartamentos rurales Casa Lafuente de Lukiano; Legaire Etxea de Ibarguren, en el municipio de Asparrena; Ullegorri de Unzá, cerca del Salto del Nervión, y la casa rural Tierra y Madera de Barrio, en Valdegovía.

Para obtener el distinguido sello, todos ellos han introducido en su gestión una larga serie de requisitos ambientales. Para empezar, contratan, como mínimo, el 50% de su electricidad a partir de fuentes de energía renovables. "Para muchos es el empujón que necesitan para llegar al cien por cien de utilización de energía renovable", apunta Gorane Ibarra. Sus instalaciones son eficientes energéticamente. Tampoco disponen de amenitiestienen prohibido los paquetes con jabones y champús que muchos hoteles regalan con la estancia. "¿Quién no se ha llevado alguna vez un gorro de baño de un hotel que después ha tenido cinco años guardado en un cajón y sin utilizar, para tirarlo después a la basura? Aquí, tenemos nuestras peleas con los alojamientos, sobre todo con los de un determinado nivel, ya que para ellos estos paquetes son un plus que ofrecen a sus clientes y nosotros les estamos diciendo que tienen que prescindir de ese plus", señala.

cliente comprometido

Los alojamientos turísticos ecológicos disponen igualmente de alimentos ecológicos y locales. "No sólo buscamos una correcta gestión ambiental del alojamiento turístico sino que traslade esa misma conciencia ambiental a la clientela, que le invite a implicarse y comprometerse, y el producto local de temporada, simplemente por el hecho de no necesitar transporte ya es ambientalmente mejor, al igual que el ecológico", matiza Gorane Ibarra.

Además, limpian sus instalaciones con productos ecológicos no tóxicos ni peligrosos. Disponen de criterios de compra responsable y de un plan para reducir los gastos de agua y energía. "Hay criterios ambientales a cumplir sí o sí, relacionados con gestión del propio alojamiento, de los residuos, del agua, de las compras y de la parte energética. Y hay otros criterios optativos en los que tienen que obtener una puntuación mínima, en función de los servicios que prestan. Por ejemplo, si por el hecho de ser alojamiento tiene que alcanzar un mínimo de diez puntos, si además presta servicio de comedor, tiene que cumplir otros tres más y si ofrece paseos en bici o a caballo, más y así sucesivamente. Cuando lo consigue, se le concede la etiqueta ecológica europea", detalla.

distinción por excelencia

En el País Vasco, la inmensa mayoría de los alojamientos turísticos ecológicos son casas rurales, "quizá porque tienen más flexibilidad que los grandes hoteles para realizar todo el trabajo que conlleva cumplir, creo que es una cuestión de envergadura; en algún momento realizaremos una campaña para llegar también a esos macro alojamientos", avanza Gorane Ibarra.

La etiqueta ecológica europea es la distinción por excelencia, la oficial, la que concede la Comisión Europea para temas ambientales y que luego delega en los estados miembros que, en el caso de España, deja la competencia en manos de las comunidades autónomas. "Desde Ihobe realizamos el apoyo técnico y administrativo para la concesión de este distintivo, ya que en Euskadi el órgano competente es la viceconsejería de Sostenibilidad Ambiental del Gobierno Vasco", detalla Gorane Ibarra.

Los alojamientos turísticos ecológicos poco tienen que ver con los grandes complejos hoteleros de la costa mediterránea o de las islas. "En Euskadi tenemos un turismo de cierto nivel adquisitivo y de calidad, muy europeo, de turistas que ya vienen con el gorrito ecológico puesto; disponemos de otro perfil de alojamiento y de cliente, muy de Centro Europa, y para nosotros es positivo porque son clientes que realmente te valoran el esfuerzo realizado, no sé si trasladándolo a un Benidorm de turno, lo valorarían en igual medida", reflexiona Gorane Ibarra.

"En Europa, la conciencia ambiental es brutal y, por ende, estos establecimientos son un plus para los clientes".

Además, la Comisión Europea está haciendo un gran esfuerzo por promover y publicitar esta etiqueta en plataformas on line de búsqueda de alojamientos, lo que empuja a la gente a solicitar que su estancia sea en un alojamiento con sello ecológico", explica. "En ese sentido también es un punto positivo para los propios alojamientos que, además de haberse ganado la etiqueta de ecológicos, son de muchísima calidad y ofrecen muy buen servicio".

Al mismo tiempo, poseer este distintivo no obliga a los establecimientos a pasar una revisión anual, a no ser que se produzca algún cambio sustancial en el alojamiento que repercuta en los criterios ambientales que debe respetar; es decir, los propietarios no tienen que pasar anualmente una auditoría. "Éste es otro punto positivo, ya que les resulta relativamente cómodo; se esfuerzan mucho al principio, pero una vez que obtienen la etiqueta ecológica europea, digamos que ya no tienen que pasar de nuevo por la ruleta", defiende Gorane Ibarra.