uperadas las persistentes lluvias de los últimos días y lo peor de la crecida del Zadorra, miles de alaveses que viven o trabajan junto al río más caudaloso del territorio o sus principales afluentes tratan ahora de volver a la normalidad y empiezan también a hacer balance de los daños sufridos.

Daños que han sido "muy numerosos", aunque todavía imposibles de contabilizar, para el sector primario provincial, y eso que las inundaciones no se han producido en una época del año especialmente crítica como sí lo hubiese sido la primavera.

Trigo, cebada y algo de remolacha

Las pérdidas se han concentrado en las parcelas ya sembradas, en cultivos de invierno como los cereales -el trigo, la cebada o la avena- y, en menor medida, la remolacha -prácticamente ya recogida y entregada a estas alturas del otoño-. Y, lógicamente, en las localidades enclavadas en los márgenes del Zadorra y de otros ríos como el Zaia o el Baias.

Las afecciones se extienden también a los centenares de caminos rurales o arroyos que nutren a las parcelas, infraestructuras que los agricultores también tendrán que restaurar.

"El tiempo irá diciendo cuánto daño ha habido, aunque en mayo hubiera sido mucho peor porque es cuando está casi todo sembrado. Todavía tenemos margen para resembrar. Ahora mismo, aparte de los cereales y un poco de remolacha, no hay más sembrado en tierra. Pero el daño está ahí, porque las tierras están muy erosionadas", sintetiza Javier Torre, presidente de la Unión Agroganadera de Álava (Uaga), en declaraciones a este periódico.

Coincide en el diagnóstico Andrés García, gerente de la cooperativa Garlan, quien subraya que el reciente temporal ha provocado "muchos daños" que han afectado a un número "importante" de asociados. Principalmente en la Llanada Alavesa, en concejos flanqueados por el Zaia -como Foronda o Estarrona- o por el Zadorra, con localidades "muy afectadas" -también en daños personales en viviendas- como Asteguieta, Trespuentes o Víllodas.

Los daños han sido igualmente cuantiosos en la zona de Valles Alaveses, con importantes estancamientos de agua en localidades cercanas al Ebro y el Baias. "Es pronto para ver las hectáreas afectadas y para una estimación más concreta de daños económicos, pero la crecida ha sido de una envergadura máxima", entafiza de nuevo García.

"Muchas hectáreas perdidas"

Uno de los agricultores directamente afectados por las inundaciones ha sido Arturo Bazán, vecino de Martioda, que posee varias fincas dispersas por el territorio alavés, muchas de ellas ubicadas junto a la ribera del Zadorra.

"Sobre todo los daños están en lo sembrado. En mi caso principalmente en la cebada, que voy a perder casi todo, y quizá menos el trigo. Pero hay muchas hectáreas perdidas", reconoce. Por suerte, como en la mayoría de los casos, la remolacha estaba ya "prácticamente arrancada".

Bazán, al igual que Torre y García, pone el foco en la falta de limpieza de los ríos del territorio para explicar unas crecidas que, más allá de las intensas precipitaciones recientes, han sido del todo históricas.

"Esto pasa cada 20 años, es cíclico, pero sin duda esta ha sido la peor. Vale que ha llovido mucho o que se podían haber abierto antes las compuertas (del pantano), pero el mayor problema está en los ríos, en la limpieza y el mantenimiento", apunta este agricultor.

Bazán echa la vista atrás y recuerda cómo sus antepasados realizaban veredas para limpiar unos cauces ahora repletos de ramas y otros residuos. Incluso de árboles enteros. "Está bajando un 40% menos del agua que debería bajar. El Zadorra, el Zaia y el Baias están muy sucios y ahora se pagan las consecuencias. No se hace un mínimo de limpieza", censura este profesional.

Mantenimiento "muy necesario"

El gerente de Garlan también apunta que el mantenimiento de los ríos es "muy necesario", sobre todo ahora que con el cambio climático pueden darse "alteraciones más anormales como esta". "Lleva mucho tiempo sin hacerse", remarca García.

Javier Torre, por su parte, invita también a realizar una reflexión al respecto. "Cuando todo termine, sería un buen momento para tomar medidas y limpiar los cauces de los ríos, que se quedan atascados con la maleza. Habría que tomar cartas en el asunto", sugiere el presidente de Uaga.

Negocios anegados. El concejo de Gamarra y su entorno ha sido otro de los puntos más afectados por las inundaciones. Varias empresas ubicadas en Portal de Gamarra, como Cafés Fortaleza o Pepsico, sufrieron las acometidas de la crecida desde el viernes y amanecieron anegadas el sábado en sus zonas más bajas. También quedó aislado el tanatorio Albia. En el pueblo, el restaurante La Brasa sufrió también daños importantes. Otras firmas, como Kärcher, corrieron mejor suerte. "El agua no llegó a entrar. Se quedó a unos 30 centímetros. Pero nunca habíamos tenido tanta agua en esta zona", apuntaba ayer su responsable, Tomás Amoroso.

"En mayo hubiera sido mucho peor porque está casi todo sembrado. Pero el daño está ahí"

Presidente de Uaga

"Es pronto para estimar daños económicos, pero la crecida ha sido de una envergadura máxima"

Gerente de Garlan