a era casualidad, decían ayer los hosteleros de Vitoria, que justo el día en el que por fin volvía el sol a lucir en la capital alavesa era el primero también en el se volvía a permitir acceder al interior de sus locales para consumir en ellos, sin tener que mirar al reloj, tras casi un mes haciéndolo prácticamente en terrazas, luchando contra viento, marea y otro tipo de rigores de la fría primavera gasteiztarra.

No en vano, desde que el pasado 7 de abril entraran en vigor las últimas restricciones para contener la expansión del coronavirus en municipios en zona roja, solo estaba permitido entrar en ellos en horario de desayunos y de comidas. "Parece que se ha puesto de acuerdo la salida de Vitoria de la zona roja con que ahora haga buen tiempo", resumía Ricardo, copropietario junto a su esposa Mónica Cuadrado del Café Maika, de la avenida Santiago.

Como añadía su mujer, en una opinión que compartían la mayor parte de los bares consultados por este periódico, la alegría de los hosteleros por este alivio en las restricciones era contenida porque todavía estaban sujetos a otras limitaciones, como el 50% de aforo en su interior, o el tener que cerrar a las 20.00 horas. "La noticia nos ha sentado bien, pero estamos tan cansados con todas las restricciones que llevamos en el último año, más el hecho de no saber lo que luego pasará... No sabemos, por ejemplo, que pasará después del estado de alarma y si seguiremos teniendo que cerrar después de las 20.00 horas", explicaba la copropietaria de este establecimiento que abrió hace siete años y cuyo interior actualmente tiene aforo para 11 personas, "porque es pequeñito", y su exterior una terraza que acaba de conseguir una ampliación, con cuatro mesas más.

Gracias a estas mesas en su exterior han podido seguir manteniendo la actividad durante el último mes, aunque no siempre ha sido posible. "Hemos seguido abiertos, gracias a la terraza, pero cuando llovía, teníamos que cerrar porque en este sitio hay mucha corriente de aire", precisaba Cuadrado.

CLIENTELA "AMOLDADA" Un tiempo en el que han contado con la fidelidad de sus parroquianos. "La verdad es que tenemos buena clientela, que se ha amoldado a las circunstancias, y aun así hemos notado mucho bajón en las cajas. Cerrando el interior hemos facturado un 50% menos y cuando hemos cerrado por las lluvias, ni te cuento", ilustraba Cuadrado, quien interrumpía la conversación con este diario para saludar a una clientela que no veía desde que Gasteiz entró en la temida franja roja. "Ésta es de las frioleras, de las que prefiere consumir en el interior", señalaba a una antigua clienta Cuadrado con una sonrisa, tras la satisfacción de ver "viejas" caras.

Otras, como la de Julio Pazos, natural de Barakaldo (Bizkaia), pero que trabaja en la capital alavesa, también aprovecharon ayer para tomar dentro del Mayka un café con leche. "Como ando de ruta, suelo venir de vez en cuando a este bar, pero no sabía que desde hoy (por ayer) ya se puede consumir dentro, sin tener que mirar la hora, así, que en cuanto me he enterado, he aprovechado para sentarme en esta mesa. Aunque cuando tenía que tomarlo fuera, me ponía la chamarra y ya está, tampoco tenía gran problema en ese sentido", declaraba este hombre.

En ese primer día de retomar el servicio en el interior de los bares, según destacaba José Ignacio Retuerto, propietario de La Tasca, en la calle Los Sáez de Quejana, de Judimendi, se veía "más contentos tanto a los clientes como a nosotros. Nuestro bar tiene gente de todas las edades, pero ha hecho frío y la gente mayor está dentro mucho más contenta. Ahora, el que quiere puede estar dentro y el que no, fuera".

Es por eso que al propio Retuerto le había sentado "muy bien" esta flexibilización de las medidas, aunque su deseo es que "poco a poco nos dejen más horario y nos dejen más tranquilos", ya que siguen con el aforo al 50%, lo que a ellos les ha afectado en su servicio de comidas: "No dábamos ni la mitad. De dar unos cuantos almuerzos, hemos pasado a dar la mínima cantidad, y las cenas, que dábamos los viernes y sábados, a las 22.00 horas las hemos quitado, porque con el toque de queda de las 20.00 horas, se acabó y hasta que no vuelva todo a la normalidad, cuesta vender".

Calcula que su facturación, "por lo menos" ha caído un 35%. Aunque, por suerte, desde hace dos años cuentan con terraza, "hemos tenido la suerte de tenerla, porque hay bares que están incluso peor, que son los que no la tienen. Nosotros, la hemos puesto incluso lloviendo y ha sido un cambio total. Nos hemos vuelto como los agricultores, mirando al cielo, y cuando hace bueno, encantados, pero cuando no...".

"TENER CAUTELA" Además, este hostelero hace otra petición: "El día que volvamos a la normalidad, tenemos que tener todos mucha cautela, que no hagamos el loco, por favor, que tengamos un poquito de consideración y se acabe esta pandemia".

No muy lejos de allí, en el bar-restaurante El canto del cuco, en la calle Miranda de Ebro, su propietario, José Manuel Nova, comentaba que en su caso, las últimas restricciones le habían afectado menos, "porque prácticamente solo abro para las comidas, pero todo lo que sea avanzar, es bueno para la hostelería porque para eso estamos peleando".

Cuando consumir dentro de su local no estaba permitido, sus clientes lo hacían en las cuatro mesas de su terraza, "que la tengo desde que han hecho esta calle Eguzkilore y la he puesto para tener un desahogo, porque si no, no me daba, la verdad".

Nada más subir la persiana, a las 11.30 horas, ya tenía clientes pidiendo y algunos para tomar algo dentro. "La gente está deseando entrar porque el tiempo de Vitoria es el que es". Sin embargo, lo hacían con dudas. "Las he tenido hasta yo. La gente nos sigue preguntando, un año después, qué es lo que puede hacer y qué no", subraya Nova, quien también desea que dejen abrir a la hostelería con normalidad "porque está demostrado que no somos los causantes del contagio".

50%: AFORO EN EL INTERIOR DE BARES

Es la restricción que sigue vigente en el interior de la hostelería como la de Vitoria, aunque su municipio ya no esté en zona roja.

"La gente está deseando entrar, porque el tiempo en Vitoria es el que es"

Bar-restaurante El canto del cuco

"Nos ha sentado bien volver a abrir el interior del bar, pero seguimos con otras restricciones"

Copropietaria Café Mayka

"Me he sentado en esta mesa en cuanto me he enterado de que se puede estar dentro "

Cliente

"Nos habíamos vuelto como los agricultores, mirando al cielo, para poder poner la terraza"

Propietario del bar La Tasca