El último concejal en integrarse en el gabinete Urtaran acaba de cumplir medio año en su cargo y hace un balance para DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA de sus primeros seis meses y los retos que tiene por delante hasta 2023.

Acaba de cumplir medio año en el cargo y sin una jornada de respiro para ir dando pasos en la multitud de proyectos que tiene en la mesa.

-La adaptación a realizar es diferente cuando uno se incorpora a un puesto como este, con la legislatura arrancada y hay una gran cantidad de proyectos en marcha, como el BEI, tranvía a Salburua y las fases de obra en el entorno del Memorial. No ha habido fase de aterrizaje, sino que ha habido que esprintar y coger el tren en marcha.

Comentaba su antecesora en el cargo, Amaia Barredo, que se iba a encontrar con una planificación hecha, los proyectos dibujados para arrancar e iba a ser una función más ejecutora.

-Acertó de pleno y lo definió a la perfección. La fase que tocaba ahora es la de hacer seguimiento de las obras o los últimos pasos de los proyectos previo a su licitación y contratación.

La movilidad es uno de los pilares esenciales en esta segunda legislatura de Gorka Urtaran.

-Es una de las estrategias que todas las ciudades están utilizando como palanca muy importante de cara a los próximos años. La movilidad engloba diferentes apuestas en el diseño de las ciudades y la movilidad es uno de esos componentes.

Esta etapa de pandemia ha puesto en primer plano el concepto de ciudades en las que en la franja de 15 minutos se tengan todos los servicios al alcance. ¿Está Vitoria avanzado en esa línea?

-Con la crisis sanitaria se ha demostrado que esa velocidad que ya teníamos hacia la ciudad de los 15 minutos, se debe incrementar y acelerar aún más. Es importante tener cerca el lugar de residencia y el de trabajo, o los de la vida social o comercial

Uno de esos elementos es el bus eléctrico (BEI) con las obras de transformación de las calles en la recta final. ¿Barajan la fecha de final de año como la prevista para empezar a circular?

-Nuestro objetivo es ese. El proyecto del BEI tiene tres frentes, como son la construcción de la obra civil en las calles, la puesta en marcha, circulación y ajustes de las propias unidades del BEI y la construcción de la unidad funcional de carga. Esas obras están a punto de comenzar y eso es la que nos puede llevar hacia la fecha de final de año. Esos tres frentes van a la par, como estaban previstos, y espero que lo tengamos antes de final de año. Hay que tener en cuenta que la propia puesta en marcha de las unidades precisa de un tiempo de adecuación y pruebas.

La obra civil tiene fijada la fecha de finalización el 31 de agosto y los ocho meses de construcción de la unidad de carga llevan a noviembre su ejecución. ¿Empezará a circular el BEI con sus cocheras terminadas al 100% sin recurrir a cargadores provisionales?

-Ahora ya los tenemos para hacer esas recargas de las unidades que están circulando en pruebas. A finales de agosto terminaremos la obra civil y poco a poco iremos viendo cómo el BEI se integra en la ciudad.

¿Qué diría a los escépticos del BEI que señalan a la elevada inversión y transformación de las calles como causas de rechazo?

-Estamos implantando un sistema de transporte diferente. Se trata de autobuses eléctricos, por vez primera en Gasteiz. Al ser prioritario permite reducir un 25% los tiempos de recorrido y la cancelación del billete se hace en el andén, antes de acceder al vehículo. Tiene también un componente tecnológico como es el de guiado de los vehículos, teniendo en cuenta que son los propios autobuses los que regularán la trama semafórica por la que irán atravesando, a diferencia de ahora. La percepción irá cambiando a medida que nos podamos ir montando y disfrutar de ese transporte.

Llegará el estreno en una época de descenso del uso de transporte público. ¿Qué previsiones de usuarios manejan para su primer año?

-Esta línea tiene una previsión de más de tres millones de usuarios. Ese sería el objetivo cuando la recuperación del transporte público se haya producido.

Como servicio público que va a ser el BEI. ¿Está garantizada plenamente que la gestión del sistema vaya a recaer en manos de Tuvisa?

-La gestión está garantizada que va a ser 100% de Tuvisa. Esto va a suponer un espaldarazo y balón de aire fresco para la consolidación como empresa y también desde el punto de vista tecnológico, que le va a dar un brillo diferente a Tuvisa.

¿Contemplan los estatutos actuales de Tuvisa asumir este nuevo servicio o hay que hacer algún cambio legal en los mismos?

-Son pequeños cambios administrativos que tenemos que hacer, de aquí a unas semanas o meses, para que legalmente Tuvisa pueda realizar este servicio. En cualquier caso, son cambios sin mucha relevancia.

Otro de los cambios que se avecina es la nueva ordenanza de Movilidad, que sacará por fin de las aceras a las bicicletas.

-Estamos en la fase del proyecto de ordenanza y con la puerta abierta a las asociaciones que usan la bicicleta y de peatones para que hagan sus aportaciones. No debemos de olvidar el dato de que más del 50% de los movimientos en la ciudad se hacen andando. Me gustaría que fuera una ordenanza lo más consensuada posible y tiene una ventana abierta y margen para hacer esas aportaciones que nos lleven a tener una ordenanza de éxito.

Era el momento de poner coto a esta presencia masiva de bicicletas por aceras y zonas peatonales.

-Como indicó el alcalde en la presentación del proyecto de ordenanza, Gasteiz es una ciudad que ha incrementado el uso de la bicicleta de una forma exponencial. Sí hemos visto también que la presencia de las bicicletas, junto a la aparición de nuevos elementos como los patinetes eléctricos, era lo suficientemente importante para que aquellas bolsas de espacio público de la ciudad que se quedaban con menos presencia de la normativa, había que empezar a regular ese importante tráfico.

La experiencia de estos casi tres meses con los patinetes ya por la calzada invita al optimismo pensando en las bicicletas para cuando se entre en vigor la ordenanza.

-Es una muy buena señal para Gasteiz y todos los habitantes. Algo que parecía que iba a ser difícil de llevar a cabo y era otra apuesta, solo tengo que felicitar a quienes usan este medio de transporte porque han hecho una labor de ciudadanía importante y les estoy viendo transitar por carriles bici y carreteras. Es para ser optimistas pensando en que con las bicicletas podemos tener una situación parecida.

En el camino a ese consenso en la ordenanza, EH Bildu y PP se han mostrado reacios, de inicio. ¿Todo apunta a que sea más factible recabar el apoyo de Elkarrekin?

-En los contactos mantenidos hasta ahora, me van transmitiendo alguna preocupación que van encontrando en el texto y consideran importante poner sobre la mesa. Hay que evaluar las aportaciones que están haciendo las asociaciones y me parece que el acuerdo no va a ser complicado.

La entrada en vigor de la nueva ordenanza va a fijar un nuevo panorama para el vehículo privado, que va a ver nuevos actores circulando en la calzada. Hay también quien lo ve como más trabas para el uso del coche.

-Intentamos por todos los medios, como en muchas otras ciudades, apostar por una cuestión básica como es la reducción de la huella de carbono y que los movimientos con el vehículo privado sean los estrictamente necesarios. Para eso hay que generar la posibilidad del desarrollo de otros métodos de movilidad en Gasteiz. Si eso no está asegurado, es muy difícil dejar el coche. En una utilización racional del vehículo, no hay nada de castigo contra su uso en las calles.

En esa utilización del vehículo, las dobles filas escolares son el eterno problema en la ciudad y no hay manera de terminar con ellas. ¿Rechazan los centros educativos del sur su planteamiento?

-Hicimos un proyecto para esa zona, donde se concentra el problema, y hemos actuado siempre en función de la peligrosidad que pueda haber. Les hemos trasladado nuestro punto de vista y ahora nos tienen que comentar su posición. Hay hábitos de dobles filas que no son por mala utilización sino que, en ciertos casos, se pueden producir por algunas cosas que en Gasteiz no están todavía debidamente cerradas para que los padres tengan que hacer una doble fila. Algunos ya nos han llamado y quieren trasladarnos su posición, después de Semana Santa. Llevamos mucho tiempo y hay mucha necesidad de acabar con ello, pero la solución no es sencilla.

La última pata de la movilidad es el tranvía. ¿Su extensión a Zabalgana queda ya desvinculada del proyecto del soterramiento tras conocerse que la alta velocidad se vuelve a postergar hasta 2027?

-La extensión a Zabalgana siempre había tenido esa perspectiva y, de hecho, proyectos alternativos a ir por la trama ferroviaria, ya existían. Son dos proyectos con suficiente contenido para que puedan navegar solos. Mientras ambos pudieran ir juntos, perfecto. Cuando los tiempos no coinciden, tenemos que buscar soluciones para hallar la mejor rentabilidad social en el trayecto a poner en marcha.

Una de las decisiones clave y más meditadas está en hacer esa conexión con el ramal del oeste en Lovaina o en Sancho El Sabio.

-Parecería razonable llegar a ese nudo de Lovaina, pero ahora mismo más que la rentabilidad social o económica estamos poniendo sobre la mesa hasta donde tiene que llegar, si tiene que haber conexión entre líneas o no o cuál es la última estación. Estamos todavía en esa fase de meter cosas en la coctelera, antes de sacar la línea adecuada.

"No se refleja un mayor tráfico por Iturritxu"

La alteración de la calle Zumaquera para hacer hueco al BEI ha motivado el desdoblamiento en la calle Iturritxu, en dirección a la rotonda de Esmaltaciones, que generó polémica entre los vecinos.

¿Cómo ha evolucionado el tráfico por ese punto de la ciudad?

-Los datos que nos está dando ahora el tráfico en la zona de Iturritxu, sabiendo que aún no tenemos una actividad industrial total en la ciudad, no reflejan un incremento en el paso de vehículos y la velocidad se ha reducido con las medidas adoptadas. Eso nos da tranquilidad de que igual, en este momento, no hay que hacer más afecciones

Esos datos se modificarán cuando entre el BEI en funcionamiento y al estar reservada a residentes la calle Zumaquera, todo el tráfico se enfoque hacia Iturritxu. ¿Se ampliará entonces el desdoblamiento al otro sentido de circulación?

-Con la previsión de transportar a más de tres millones de viajeros en el BEI, igual alguno se baja de su vehículo y empieza a usar el transporte público.

¿Con la ampliación de la OTA a Judimendi en el horizonte de este año su extensión a Adurza se dejará para otro ejercicio o también llegará en 2021?

-Estamos haciendo un trabajo de barrio y visita a las asociaciones para presentarles nuestra visión. En función de sus aportaciones haremos esas ampliaciones. Si extendemos la OTA es porque los barrios comparten también la opinión de que hay que hacerlo. No tiene por qué dejarse para más allá de este año.

¿Pensando más a futuro llegará también esa regulación a San Martín y la zona de la Avenida de Gasteiz?

-El plan de Movilidad de Gasteiz marca las zonas actuales y las ampliaciones. Hemos empezado, para definirlo de manera gráfica, en sentido contrario a las agujas del reloj. Al configurar nuevas zona de OTA, las formas y el hábito de aparcar también va cambiando. Está recogido que también haya que hacer actuaciones en ese punto.

Lo que sí está descartado es convertir Gasteiz en ciudad 30.

-Hemos sido más ambiciosos, porque en el interior de las supermanzanas se regula circular a veinte o diez kilómetros por hora en ese tipo de arterias. Somos conscientes y así se demuestra, que estamos llevando a cabo actuaciones para bajar la velocidad de 50 kilómetros por hora en puntos de Zabalgana como Océano Pacífico o Naciones Unidas.

"Trabajamos para que los movimientos con el vehículo privado sean los necesarios. No hay nada de castigo contra su utilización"

"Está garantizada 100% la gestión de Tuvisa para el BEI. Solo hay que hacer una serie de pequeños cambios sin mucha relevancia"

"La pandemia demuestra que se debe acelerar la velocidad que tenía Gasteiz para avanzar en ser una ciudad de los 15 minutos"