Vitoria - En un entorno laboral donde la presencia de las mujeres en puestos directivos sigue muy por debajo de la de los hombres, donde ellas deben trabajar 53 días más que ellos para igualar sus sueldos -según Osalan- o donde la brecha salarial se eleva todavía -según el sindicato CCOO- hasta el 24,4%, incluso por encima de la media estatal, la investigación biosanitaria pública se reivindica como una suerte de oasis de igualdad dentro del desierto.

Según los datos en poder del Departamento vasco de Salud, de las 452 personas involucradas a día de hoy en el campo de la I+D de excelencia dentro de la red de Osakidetza en Álava 281 son mujeres, un 62,1% del total. Y aunque el porcentaje de investigadoras que lideran proyectos de investigación respecto al total es algo menor, de un 50%, no deja de ser llamativo si se compara con otros sectores. Pese a que debería ser, cuando menos, lo normal. A día de hoy, son 20 las investigadoras principales con las que cuenta el instituto Bioaraba, que aglutina toda la I+D pública realizada en la Organización sanitaria integrada (OSI) Araba, las mismas que hombres.

Cabe recordar también que al frente de Bioaraba se encuentra además una mujer, su directora científica Marian García Fidalgo. En cifras globales, la proporción de mujeres sobre el total es ligeramente superior sumando a Bioaraba, Biocruces, Biodonostia y Kronikgune, con 128 investigadoras principales de un total de 251 personas y 1.743 mujeres investigadoras de 2.715 personas involucradas en la I+D biosanitaria pública.

Este escenario, sin embargo, difiere mucho del que podía visualizarse hace sólo unos años en el ámbito de la investigación, como bien recuerda Guiomar Pérez de Nanclares, coordinadora de la plataforma de laboratorio de investigación de Bioaraba y una de esas 20 investigadoras principales con las que cuenta el instituto alavés. “Los compañeros con los que empecé trabajando eran varones. Mi jefe era varón. Los jefes de los servicios clínicos con los que colaborábamos por el entorno de investigación eran casi siempre varones. De hecho, a día de hoy no estoy viendo en aquel entonces a ninguna mujer. Pero si ahora miro a esos mismos grupos con los que sigo trabajando, la mayoría son mujeres. Se ha dado la vuelta totalmente”, remarca la investigadora. El progresivo acceso de las mujeres a las carreras universitarias relacionadas con las ciencias de la salud, donde con el tiempo se han convertido en clara mayoría respecto a los hombres, explica en buena medida esta realidad. El grupo que encabeza Pérez de Nanclares es el líder europeo en el diagnóstico molecular del pseudohipoparatiroidismo, una enfermedad rara de tipo genético.

En cifras globales, Bioaraba cuenta con más de 200 proyectos de investigación activos dentro de sus ocho grandes áreas de influencia, que son Salud mental y fragilidad; Enfermedades cardiovasculares; Trastornos del sueño; Enfermedades respiratorias; Servicios de salud, Medicina comunitaria y Big data; Antibioterapia y desarrollo farmacéutico; Patología de sistemas y, precisamente, Enfermedades raras.

La investigación de excelencia en áreas como la Psiquiatría, las patologías cardiovasculares o los trastornos del sueño viene llevándose a cabo desde hace ya muchos años en el ámbito local de Osakidetza, pero no fue hasta 2017 cuando Bioaraba se constituyó por fin oficialmente como instituto y ente aglutinador de toda la investigación pública que se realiza en todos los recursos de la OSI Araba, en estrecha colaboración con la universidad. Sus objetivos son trasladar el conocimiento científico generado en sus recursos y laboratorios a la práctica médica asistencial para mejorar la salud de la población, asociándose también con otras entidades de I+D y el tejido empresarial en la promoción de una investigación multidisciplinar.

El centro se apoya en plataformas como su unidad de ensayos clínicos, una de las más avanzadas del Estado, o el Biobanco, apoya a los investigadores emergentes -cada vez más mujeres, evidentemente- en sus tesis doctorales para que el inicio de sus trabajos continúen en su trayectoria asistencial y se alía frecuentemente con organizaciones externas para avanzar en la conversión de las ideas en productos tangibles.

50%

De las 40 personas que lideran proyectos de investigación de excelencia en Bioaraba, 20 son mujeres, justo la mitad.

281

Investigadoras desempeñan a día de hoy su labor en el centro vinculado a la OSI Araba, del total de 452 personas que suma.

1.743

Mujeres participan en proyectos de I+D en los institutos vascos Bioaraba, Biocruces, Biodonostia y Kronikogune, un 64% del total de personas investigadoras.

8

Grandes áreas de investigación suma Bioaraba, de entre las que históricamente destacan Salud mental y fragilidad, Enfermedades cardiovasculares y Trastornos del sueño.