Vitoria - Un grupo abierto y diverso de personas entre las que se encuentra Martínez de Guereñu ha tomado el relevo este año al Movimiento Feminista local en la organización de la marcha del Orgullo, que partirá esta tarde (20.00 horas) desde la Virgen Blanca. La manifestación llevará como lema Kapitalismo arrosari sua. No estamos en venta y, según avanza este psicólogo gasteiztarra que desde el pasado octubre desarrolla su labor profesional en el colectivo Aldarte, “dará que hablar”. Antes del acto central de este 28-J se celebrará una kalejira por el Casco Viejo, entre otras actividades que durante toda la jornada celebrarán -y reivindicarán- la libertad sexual y de género en la ciudad.

¿Con qué ánimo afrontan este 28-J?

-Ha habido un contraste respecto a otros años y otras perspectivas más internacionales que últimamente han desarrollado mucho esa idea del Orgullo como una marca con la que se hace negocio. Por eso, este año desde Gasteiz se ha intentado cambiar esa perspectiva y retomar el espíritu del primer 28-J que se celebró: Coger esa idea de cambio y romper con un marco heteronormativo y heterosexista que todavía nos limita y nos violenta. De ahí el lema Kapitalismo arrosari sua. No estamos en venta, que pretende reivindicar que hay muchas otras diversidades sexuales y de género aparte de esas formas de ser LGTB que se intentan promocionar.

Es un hecho que ese componente reivindicativo se ha ido perdiendo.

-Sí. En las grandes fiestas que se hacen estos días, como se ve por ejemplo en Madrid, han entrado grandes empresas multinacionales que ponen su logo con los colores del arcoíris o una banderita adjunta. Es bonita la idea del Orgullo, vivirlo de una manera positiva, pero tenemos que recuperar la reivindicación y la idea de que no estamos orgullosas de por dónde está yendo el camino. Hay que darle una vuelta de tuerca a algunas cosas para que no nos creamos que en verdad estamos ya en una situación de total igualdad.

Más allá de esa crítica al ‘capitalismo rosa’, ¿hacia dónde va a apuntar el manifiesto de esta jornada?

-Queremos hacer ver que estamos en un sistema que es transversal en muchas formas y nos modela para ser de una manera. Y tenemos que tener claras cuáles son las fuerzas que están actualmente haciendo la presión para que seamos de esa manera. Ya se verá, pero habrá apelaciones a instituciones concretas, como podía haber sido hacia otras, pero que por el recorrido de la manifestación irán hacia ésas. La idea es tratar de visibilizar que debemos deshacernos de ciertas ideas para dar la apertura a otras.

El hecho de que el activismo haya reportado 15 agresiones a personas LGTBI en Vitoria en sólo un año -según un reciente informe de Lumagorri HAT- parece ya un motivo suficiente para salir a la calle hoy.

-Y tristemente, los números de Lumagorri se quedan por debajo de lo que realmente hay. Más allá de la buena labor que han hecho, no tienen los recursos para poder recoger toda la información que hay porque tampoco existen esos recursos. Aunque también existe la red Eraberean, que intenta recoger este tipo de agresiones, pasa lo mismo, que llega hasta donde llega. Entonces... ¿15? Eso como mínimo. En Eraberean se han recogido algunas más y sabemos que hay muchas más que no se denuncian o que por un motivo u otro no terminan de registrarse.

El diagnóstico sobre la población LGTBI que también se ha hecho este año en Gasteiz recoge por su parte que el 57% de las personas entrevistadas ha sufrido algún tipo de agresión o que el 54% cree que el espacio público “no es seguro”. ¿Qué le viene a la cabeza al ver estos datos?

-Enfado y tristeza al mismo tiempo. Y como a mí, a tanta gente que mañana -por hoy- va a decir en la calle que estamos muy hartas de la situación que nos rodea y de que estamos muy orgullosas de lo que somos. Sí, es un hastío. Y sobre todo, encontrarte con personas o situaciones que creías que ya habían quedado atrás pero siguen existiendo. Quizá por tus círculos no ves esas violencias tan constantes, estás acostumbrado a unas, pero esas otras siguen existiendo también.

De todas las medidas que propone este documento, ¿cuál considera más prioritaria? Desde el activismo se ha insistido por ejemplo en la creación de un observatorio contra la LGTBI-fobia.

-Destacaría un par de puntos: El tema de las agresiones en el parque de La Florida, que es un espacio de cruising donde ha habido y siguen produciéndose agresiones físicas. La intervención policial no está siendo la adecuada en estos casos, como han denunciado durante más de un año tanto Lumagorri como la Red Transbollomarika. El otro, como ya he dicho antes, es que haría falta un observatorio que no sólo recogiese las agresiones que se dan -como es el caso de la red Eraberean-, sino también que hiciese un trabajo integral, también de denuncia.

Este 28-J va a estar marcado también por la ‘despatologización’ de las identidades ‘trans’ por parte de la Organización Mundial de la Salud (OMS). ¿Estamos ante un buen paso que llega muy tarde?

-Aunque la lectura que se le ha dado a esta noticia ha sido ésa, la realidad es que estamos todavía en un proceso de despatologizar. Lo que ha hecho la OMS es cambiar de categoría lo trans, que ha pasado de ser un trastorno mental a ser una enfermedad sexual. De tal manera que sigue siendo una patología. Siendo el paso que ha dado la OMS positivo en cierta medida, porque va a haber personas en países como Estados Unidos que van a poder empezar a recibir una asistencia sanitaria, no es el que esperábamos.

Después de todo el trabajo colaborativo que han realizado, ¿qué espera de la marcha de esta tarde?

-Lo que espero es que se hable de ella después. Al tener una perspectiva distinta de la que estamos acostumbradas, dará que hablar y que pensar, como han hecho muchas veces las feministas a través de sus acciones. Espero que eso también pase mañana -por hoy-. Eso por un lado. También, espero que a muchas personas les ayude a desahogarse de ciertas cosas que tienen por ahí y que por supuesto lo pasemos muy bien, tanto en la mani como en la fiesta que hay después en el Gaztetxe. Que la gente encuentre un espacio en el que sentirse libre y a gusto para disfrutar como quiera. Eso es lo que no va a cambiar.