Cuando Maider Unda decidió retirarse, Luis Crespo, su entrenador y mano derecha durante toda su trayectoria, sintió que no podía pararse. Después de muchos años trabajando para la lucha de alto nivel, participar en los Juegos Olímpicos, Europeos y Mundiales sintió la responsabilidad de poner al servicio de este deporte lo que había aprendido y los contactos y relaciones que había entablado.

Se encuentra más cómodo en el tapiz que en la gestión, pero reconoce que alguien tiene que hacer este papel y hace 6 años, sin dejar los entrenamientos, dio un paso al frente y se postuló como presidente de la Federación alavesa donde ahora lleva el peso de los papeles y las gestiones, aunque destaca que no le cuesta, que la experiencia acumulada les permiten llevarlo bien. Se reconoce como «un chalado, apasionado» que compagina su amor por la lucha, con su vida profesional, personal y dice que, aunque a veces sea complicado y necesitaría multiplicar las horas del día, no se imagina sin estar en este deporte. «Necesito esto, necesito la lucha», sentencia.

¿Con qué objetivos te plantaste en la Federación hace 6 años?

No lo tuve difícil porque estaba todo hecho un desastre. Había una falta de estructura brutal, era casi nula. Había un par de clubes sin un rumbo muy definido, competiciones€ Y nos pusimos a revertir eso. Firmamos el convenio para participar en el deporte escolar de la Diputación y hemos ido dando pasitos. Con la pandemia han sido años muy duros, pero el año pasado Álava tuvo 5 medallas en categorías pequeñas. Son cositas que animan y ayudan en nuestra tarea de ir mejorando y creciendo.

La Federación está potenciando mucho el trabajo escolar, ¿cómo buscáis niños y niñas?

Hay quienes llegan porque conocen a otros que practican y se animan, las actividades de centros cívicos también nos nutren de gente, demostraciones que vamos haciendo€ No es fácil porque la oferta deportiva es muy amplia, pero ahí estamos. El número de participantes es importante, pero es más importante conocerse, actuar como una familia, saber que el uno tiene al otro cuando sale del tapiz y eso en esta Federación lo tenemos.

¿Qué es lo que más atrae de la lucha a quien la practica?

El nombre no nos hace mucho favor, la verdad. Vemos lucha y pensamos en algo violento y nada más lejos de la realidad. Es un deporte de agarres y derribos donde la táctica, la técnica y las habilidades de quien lucha son lo más importante. Es un deporte muy acrobático, de tener agilidad, de saber caer al suelo, aunque todo eso se va aprendiendo.

¿Cuáles son los objetivos ahora?

En primer lugar, volver a la absoluta normalidad porque están siendo años dificilísimos. Cuando esto pase, hay que retomar el trabajo que veníamos haciendo y darle duro. Tenemos que realizar actividades de promoción y de tecnificación para conseguir cantera para este deporte, pero sin olvidar a quienes ya están para que vayan mejorando su nivel. Además, tenemos muchos chavales de los que comenzaron hace 6 años que están preguntando qué hay que hacer para ser árbitros y ahí como Federación tenemos que darles respuesta porque, además, es una manera de que sigan vinculados a la lucha. Como árbitros, monitores o como sea, lo importante es querer estar con la lucha.

Toca arrancar de nuevo.

Hemos tenido el freno de mano echado durante este tiempo y ahora tenemos que volver a meter primera, segunda y lo que haga falta, no queda otra. A ver si logramos coger la inercia que llevábamos y que el proceso vaya rodando. Sabemos que somos un deporte poco conocido o poco visto como para que se nos conozca, y que lo de la lucha no nos favorece, pero ese término sí que nos viene bien para explicar cómo trabajamos siempre: luchando para ir consiguiendo las cosas, con esfuerzo.

¿Le preocupa el relevo?

Es importante, obviamente. Hay que cuidar y aumentar la base de niños/as que practican, que hacen cositas de nivel autonómico o provincial. Que la familia siga creciendo. Siempre hemos sido pocos y hemos tenido que ir haciendo de todo, pero los que estamos más arriba iremos desapareciendo y hace falta que otros/as tomen las riendas y sigan estando ahí para que todo lo que se va haciendo no se quede en nada. Es el proceso natural.