Con el transcurso de los días Odei Calzón empieza a ser consciente de lo que supone formar parte por primera vez en su vida como técnico del fútbol profesional. A sus 30 años, el joven entrenador vitoriano lo vivirá la temporada que viene con la Cultural Leonesa, después de lograr hace algo más de dos semanas el ascenso directo a Segunda División, tras haber liderado durante toda la temporada el grupo I de 1ª RFEF. Ayudante del riojano Raúl Llona, con quien empezó su andadura estando ambos en Ibaia, forman un tándem perfecto. 

Menudo ascenso. Siete temporadas después vuelve la Cultural al fútbol profesional. 

Sí, al final se nos ha hecho un poco cuesta arriba, pero desde el minuto uno nos pusimos líderes y no lo hemos soltado.

Pocas veces se ha dado en el mundo del fútbol que un equipo esté primero todo el campeonato. 

Cierto. Creo que el Elche en Segunda y el Córdoba en 2ªRFEF. Ha sido largo y duro y después bonito.

A eso se le llama regularidad. 

Además de verdad. Ha habido muchas dinámicas, subes y bajas, aunque empezamos muy fuertes y creo que eso ha sido clave.

¿Pensaba que en Ponferrada se escapaba el sueño? 

Bueno cuando lo ves cerca, que lo tienes en la mano y parece que se te va aparecen los fantasmas en la cabeza. En las últimas jornadas siempre pasan cosas y dices ‘ojo’. El equipo ha estado estable durante todo el curso. Fuimos conscientes de que estaba en nuestra mano y así fue ante el Andorra. 

“Nuestra meta de inicio era estar entre los cincos primeros para disputar la fase de ascenso”

Porque de inicio el ascenso no era el objetivo inicial, ¿no? 

No, nuestra meta era estar entre los cinco primeros para jugar la fase de ascenso y de paso mejorar lo de la temporada anterior. Sí es cierto que formamos un bloque potente y logramos un 22 de 24 en el arranque de temporada. Te ves ahí arriba y piensas que igual vas a estar peleándolo. Hubo un punto de inflexión antes del parón de Navidad, que veníamos de dos o tres derrotas seguidas y fuimos a Irún a jugar. Tal y como estaba el campo y la situación, las dudas aparecían, pero lo sacamos. Teníamos cinco o seis puntos sobre el segundo y otra vez empezamos a pensar en la posibilidad.  

O sea que desde enero o febrero lo veían posible. 

Sí, porque las distancias con los rivales eran casi siempre de cinco, seis u ocho puntos. Eran dos partidos de colchón. 

A nivel personal, ¿qué supone para usted? 

Le ves sentido a los esfuerzos que vas haciendo, a las tomas de decisión que has tenido como salir del fútbol base del Deportivo Alavés e irte a Logroño como primera experiencia fuera de casa que si sale mal... Vas viendo que paso a paso salen las cosas y ahora te das cuenta de que ha merecido la pena. En mi corta trayectoria ha habido un premio. 

Siete años en el Alavés, dos en la SD Logroñés y otros tantos en León consiguiendo cosas. 

Desde luego. Logré un ascenso con el juvenil del Alavés, de vasca a nacional. También jugué un play off con el San Ignacio, otro con la SD y ahora subo a Segunda División. Toco madera para que la cosa al menos sigue estable (risas).

Es claro con cuál se queda, ¿verdad? 

Sin duda. Llegar al fútbol profesional es un cambio muy grande y para lo que trabajas y sueñas desde el principio. Es otra dimensión y visitar encima campos míticos y grandes es lo que uno desea. Además te da la opción de probarte a ti mismo como entrenador.  

Odei Calzón, durante su entrevista con DNA.

Con Raúl Llona, la pareja ideal.  

Ciertamente. Son seis años juntos y tenemos una relación estrecha, de confianza y lealtad. Apostó por mí cuando fue a Logroño y yo acepté porque vi que podía hacer carrera. Ha ido todo rodado, aunque en algunos momentos haya habido dificultades. Es fundamental en lo que me está pasando y estoy muy feliz de estar con él.  

¿Cómo fue el primer contacto para que fuera su ayudante en el San Ignacio? 

En parte la dirección deportiva me propuso entrar con él, porque yo estaba en el juvenil y Raúl pasaba del cadete. Yo, encantado. Encima el segundo año del Sani a mí me dijeron de bajar a la base de nuevo, pero Raúl apostó por mí y exigió al club que estuviera a su lado. Logró que siguiera con él. 

¿Se puede decir entonces que ese momento fue el punto de inflexión tal vez?  

Es posible, sí. Él movió cielo y tierra para que pudiera estar con él en aquel verano y hasta hoy. 

Él con su trayectoria también merecía un ascenso, ¿no? 

Pues sí. Viene muy del barro. Apostó mucho saliendo de Logroño y viendo que en cierta forma estaba limitado, después de haber jugado varias fases de ascenso desde Tercera. Decidió salir y venir a Ibaia a un fútbol base de un equipo de Primera. Trabajó mucho en cadetes para tener su oportunidad en el Sani y luego en el filial, aunque ahí no tuvo mucho margen. Se lo ha ganado a pulso. Hemos ido agarrándonos a las oportunidades que salían. 

“Por supuesto que sueño con volver al Alavés, sería tremendo sentarme en el banquillo local de Mendi”

Y ahora por fin se ponen en el escaparate.  

Sin duda. Es una rueda diferente. Ahora en nuestra cabeza está la permanencia. No podemos dejar pasar la rueda y hay que hacer una buena temporada agarrándonos a esta oportunidad. 

De partida la exigencia es distinta, ¿verdad?  

Está claro. Hay que apretar los dientes desde el minuto uno, porque sabemos los clubes que hay en esta categoría. Cada encuentro te vendrá un grande y ellos serán los favoritos. 

¿Está a gusto en León?  

Por supuesto. La ciudad es muy familiar y en el club estoy a gusto. Vivo en el centro y tengo a mando todo. Es similar a Vitoria y me encuentro cómodo. 

¿Le han salido nuevos amigos tras el ascenso? 

No muchos, je je. Más a los jugadores. Estoy muy orgulloso de los que tengo: mi familia, mi chica, los amigos de siempre.

¿Sueña con volver al Deportivo Alavés algún día? 

Por supuesto. Me haría mucha ilusión sentarme en el banquillo local de Mendi, sería tremendo. Es el equipo de mi ciudad y donde me he formado.