El Deportivo Alavés sumó anoche su tercer partido a domicilio del curso sin puntuar. Pese a mostrar un inicio de partido más maduro y solvente que en las anteriores incursiones lejos de Mendizorroza, la realidad es que el equipo de Luis García se vio, una vez más, duramente castigado por la disparidad en el criterio arbitral.

El duro revés para el Glorioso llegó, precisamente, en una fase del primer asalto donde el Alavés había logrado encadenar varias acciones ofensivas de peligro. En una jugada solitaria del Rayo Vallecano por el carril izquierdo, poco antes del tiempo de descanso, la mala fortuna se volvió a cruzar por el camino de la escuadra albiazul. 

Álvaro García, en una entrada hacia el área de Sivera, golpeó al suelo y, ante la incredulidad de la parroquia albiazul, García Verdura decidió señalar la pena máxima por un presunto contacto de Álex Sola que tan solo el árbitro de campo percibió. Todo ello con el beneplácito de la sala del VAR, en la que Jaime Latre no llevó la contraria al colegiado catalán. 

Como es lógico, la acción del penalti dinamitó por completo el desarrollo del partido y echó por tierra la solvente puesta en escena que el Alavés realizó en los primeros 45 minutos. El conjunto vitoriano estaba cumpliendo con nota su cometido en Vallecas, pero tuvo que afrontar el segundo asalto condicionado por la decisión de García Verdura. Tras el descanso, la apatía y el nerviosismo inundaron las botas de un equipo más bien amordazado y que se agarró a unos tímidos acercamientos para soñar con un empate.

Víctima recurrente

La polémica acción de Vallecas no es la primera que se resuelve de manera fatídica para los intereses vitorianos en esta temporada. En el duelo ante el Getafe, el Alavés también se vio penalizado por unas decisiones arbitrales que estuvieron lejos de la lógica futbolística. Aquellas fueron el penalti señalado para el Getafe por un fortuito contacto de Abqar a Latasa y una pena máxima no señalada para el Alavés por un claro codazo de Djené en la cara de Guridi.

Con el 1-0 adverso, Luis García agitó el árbol en busca de frescura y mayor presencia en el último tercio. El técnico madrileño reajustó completamente el frente de ataque con la entrada de Abde, Hagi y Omorodion, pero el Alavés, víctima de los elementos adversos, no encontró la fórmula para sobreponerse a la adversidad e igualar la contienda ante un Rayo Vallecano cómodo con la superioridad en el casillero. La oleada de cambios, más allá de introducir frescura sobre el tapete, no acabó de proporcionar el ímpetu demandado para darle la vuelta a la peliaguda situación.

Y es que el Alavés, tras el descanso, no mostró ningún atisbo de reacción fidedigna para tratar de darle la vuelta al partido. De hecho, en la recta final de la velada, el Rayo Vallecano exhibió su colmillo afilado con la entrada de De Frutos y RDT, quienes acabaron de ahondar en el bloqueo mental que padeció el Alavés desde el momento en el que García Verdura señaló el fatídico penalti. 

El balance de resultados fuera de Mendizorroza deja una sensación preocupante para el club del Paseo de Cervantes. Pese a la buena evolución en la puesta en escena durante los prolegómenos ante el Rayo Vallecano, los de Luis García no han logrado puntuar aún lejos de su feudo. Para colmo, el Alavés se ha visto duramente castigado por la disparidad arbitral, siendo las visitas al Coliseum y Vallecas un claro reflejo de la falta de rigor