Este domingo, al término del partido entre el Deportivo Alavés y el Levante, nadie en Mendizorroza pudo saber aún en qué división competirá su equipo dentro de unos meses, cuando vuelva a rodar el balón sobre césped albiazul. Lo que, no obstante, sí quedó muy claro entre los aficionados babazorros fue que, aunque no será fácil, el Glorioso sigue con muchas opciones de regresar a Primera después de su empate (0-0) en el choque de ida.
Respecto al once inicial por el que optó Luis García para este primer enfrentamiento, lo cierto es que, pese a las molestias que arrastraban varios jugadores, las novedades solo fueron dos: Carlos Benavídez y Toni Moya. Uno y otro se encargaron de ocupar los sitios que Antonio Blanco, convocado por la selección sub-21, y Salva Sevilla, lesionado durante la eliminatoria ante Eibar, habían dejado en la sala de máquinas del conjunto gasteiztarra.
El comienzo de la contienda no fue tan prolífico como el de hace unos días, en el que el Alavés tomó ventaja a los pocos segundos, pero sí brilló por la alta intensidad que propusieron ambas escuadras sobre el verde. Se notó, desde el pitido inicial del colegiado García Verdura, que el premio por el que estaban jugando no era, ni más ni menos, que el último y ansiado billete de ascenso a la máxima categoría.
Con el paso de los minutos, si bien es cierto que la igualdad, al menos en términos generales, siempre se mantuvo, los pupilos de Luis García se mostraron más cómodos que los de Javi Calleja. Tomaron la iniciativa del juego y, durante un buen tramo, impidieron que el Levante se acercara a la meta de Antonio Sivera, cuya única intervención a lo largo de la primera mitad fue para despejar un remate lejano, que ya iba fuera, de Joni Montiel.
No hubo ocasiones claras para los albiazules, pues los granotas también se mostraron bastante eficaces en defensa. Ahora bien, si alguien destacó en la parcela ofensiva, ese fue Luis Rioja, muy activo aun jugando en la banda derecha. Con las tablas en el electrónico y un Alavés bien plantado, pero falto de chispa en los últimos metros, se llegó al ecuador en Mendizorroza, a donde, en esta ocasión, acudieron 19.369 aficionados.
Tras el paso por los vestuarios, el Levante arrancó con una marcha más, lo que le permitió poner en apuros a Sivera por medio de un disparo lejano de Montiel y un testarazo de Bouldini, y hubo que esperar varios minutos para volver a ver a la escuadra gasteiztarra de nuevo al cien por cien. En ese momento, Luis García dio entrada a Villalibre, en lugar del amonestado Sylla, para dar un plus a la parcela ofensiva de su equipo.
Gracias a la presencia del Búfalo de Gernika sobre el césped, el Glorioso buscó con más frecuencia los centros laterales. Una idea complicada, ya que el Levante contaba con muchos metros en su área, pero en la que el técnico babazorro ayudó con las incorporaciones, necesarias para refrescar, de Alkain y Rober González –se marcharon Guridi y Sylla–. Así, los albiazules trataron de buscar la portería de Femenías.
Las ocasiones más claras, sin embargo, fueron para los visitantes. En la recta final, se notó la superior calidad arriba de los de Orriols y fue Wesley, en concreto, quien dispuso de la mejor oportunidad para romper la igualdad. En un mano a mano, el delantero granota se encontró, otra vez, con la gran estirada de Sivera. Solo Moya, a través de un lanzamiento de falta, y Tenaglia, con un testarazo en la salida de un córner, generaron algo de peligro.
Además de la carencia de brillantez en ataque, también se echó en falta más energía en los babazorros. La mayoría llegaron a la recta final agotados e, igualmente, no les ayudó la actitud del colegiado. García Verdura permitió, al igual que en el Gran Canaria, que el Levante interrumpiera el partido siempre que le fuera necesario. Queda todo por decidir, eso sí, en la vuelta del próximo sábado en el Ciutat de València.