Mendizorroza fue una fiesta. La afición albiazul sufrió durante los 90 minutos pero toda la agonía se vio recompensada con el triunfo final. El gol de Moya llevaba el éxtasis a unas gradas que habían vivido una montaña rusa de emociones durante el partido.
La euforia en la previa, viendo un estadio que lucía como en las grandes tardes de fútbol para llevar en volandas a los de Luis García, dio paso a la tensión por una primera mitad en la que el conjunto albiazul no terminó de carburar.
El gol de Villalibre nada más volver del vestuario desataba el júbilo, pero la alegría se veía empañada cuando apenas quedaba un cuarto de hora para el pitido final con el empate malaguista.
El estadio demostró entonces, una vez más, que el Gloriso y su afición nunca se rinden y empujaron con más fuerza para llevar, en las botas de Toni Moya, el balón al fondo de la red y poner el 2-1 definitivo que desató la fiesta en el coliseo albiazul.
En ese carrusel de emociones hubo un grupo de aficionados aterrizados en Mendizorroza con un objetivo claro y con la fiesta encima desde las horas previas en las calles del Casco Viejo de la capital alavesa. No es que no desearan con fuerza la victoria del alavés, pero el motivo de su presencia en el estadio no tenía solo que ver con la importante cita deportiva que afrontaba el Deportivo Alavés.
Una cuadrilla que celebraba una despedida de soltero se plantó en la Tribuna Preferente, justo al lado del espaxcio reservado a la afición visitante, con el novio ataviado como el 'Búfalo' de Gernika'. Equipación albiazul, larga y frondosa barba -postiza-, txapela y trompeta para convertir al futuro marido en el doble del delantero vizcaíno.
El grupo, vestido con camisetas naranjas, desplegó una enorme pancarta con una foto de Villalibre y una leyenda a modo de petición: "Asier, me caso. Si me das tu camiseta, me caso con ella... ¡y con ella también!", haciendo un ingenioso juego de palabras. La futura esposa también aparecía en la lona mostrada por la divertida cuadrilla de amigos.
Hasta ellos se acercó el delantero albiazul tras el pitido final y después de celebrar el triunfo con sus compañeros desde el centro del campo y con el fondo de Polideportivo. El de Gernika, junto a Balboa y Owono fue de los más efusivos en el festejo.
Como protagonista de la noche, a Villalibre le tocó atender a los medios antes de acercarse hasta donde le esperaba su 'doble' y cumplir el objetivo de estos amigos de despedida de soltero.
Con la camiseta en sus manos, el grupo de amigos se despidió de Mendizorroza con una doble sensación de triunfo. Esa camiseta, ahora convertida en un tesoro, les recordará para siempre un momento inolvidable.
Y así, con el recuerdo de la entrega de la camiseta de Villalibre y la victoria del Alavés, el grupo de amigos continuó su noche de despedida de soltero, con la certeza de que habían vivido una experiencia única y llena de emociones en un Mendizorroza que vivió una de sus grandes noches.