Una de las pocas preocupaciones que la afición albiazul pudo tener durante el gran arranque liguero del Deportivo Alavés, cuando Luis García y sus pupilos superaron los anteriores registros del club en la categoría de plata, fue que varios de esos futbolistas dieron la sensación, por su rol y rendimiento, de ser insustituibles. Algo que, inicialmente, no tiene por qué ser negativo, pues significa que se ha formado un once inicial de garantías, pero que sí deja dudas ante futuras rotaciones, siempre obligatorias en esta competición.

No obstante, el conjunto babazorro ha demostrado en las últimas semanas que su vestuario, pese a que cualquier aficionado pueda diferenciar quiénes son los titulares y los suplentes, está más que preparado para asumir los cambios del técnico madrileño. Y esto se puede ver, por ejemplo, en casos tan particulares como el de Salva Sevilla, cuya ausencia sobre el césped, aunque parecía destinado a jugar todo –lo que hubiera sido un problema–, no ha significado el fin para el Glorioso, que ha seguido sumando buenos resultados.

En realidad, fue sorprendente que Luis García, consciente de la importancia de dosificar al veterano centrocampista almeriense, le brindara tantos minutos al comienzo de la liga, incluso a sabiendas de que este último, eso sí, estaba siendo diferencial en cada una de sus actuaciones. En concreto, Salva fue titular en las diez primeras jornadas del campeonato y, además, en todas ellas disputó, como mínimo, 70 minutos, convirtiéndose así en uno de los integrantes de la plantilla gasteiztarra con más tiempo activo sobre el césped.

Pequeño colchón para el Alavés

Clasificación. La victoria que consiguió el Deportivo Alavés frente al Real Zaragoza el viernes en Mendizorroza no ha sido como otra cualquiera en términos clasificatorios. Gracias a ese importante triunfo, y a los resultados de los demás equipos que ocupan la zona alta de la tabla, el conjunto babazorro va a terminar la decimoquinta jornada como líder en solitario y, además, con un colchón inesperado. En concreto, el ‘Glorioso’ (30) tiene ahora una ventaja de tres puntos sobre el segundo (Las Palmas) y el tercero (Burgos); le saca cuatro al Levante y el Eibar, cuarto y quinto clasificados; seis al Cartagena, que debe jugar hoy; y siete al Huesca, fuera de la promoción.

Asimismo, el andaluz formó, junto a Jon Guridi y Carlos Benavídez, un centro del campo perfecto. Una sala de máquinas de ensueño, con bastante más nivel que el que se puede ver de manera habitual en la división de plata, y a la que sería muy difícil encontrarle reemplazo cuando alguno de los protagonistas tuviera que descansar. O ese era, al menos, el sentimiento generalizado; una mezcla de entusiasmo y preocupación que, sin embargo, el entrenador babazorro ha sabido controlar a la perfección.

Tras sus, ya mencionadas, diez titularidades consecutivas, Salva no jugó en Andorra; fue suplente en la visita del Real Sporting a Mendizorroza; y volvió a descansar en el encuentro frente al Real Zaragoza. Tres partidos, de los últimos cinco, en los que seguro le echaron de menos sus compañeros, pero que no impidieron que el Alavés no solo compitiese, sino que obtuviera igualmente buenos resultados, con un total de siete puntos sobre los nueve que había en juego en dichos enfrentamientos.

Para ello, ha sido fundamental, como se ha adelantado, el buen manejo de vestuario de Luis García, quien ha sabido mantener motivados, y a tono, a todos sus pupilos, y también, relacionado con lo anterior, el compromiso de futbolistas como Toni Moya o Álex Balboa, dispuestos a dar el cien por cien pese a su condición menos protagonista, lo cual, obviamente, puede extrapolarse a otras posiciones, donde también han hecho lo propio Arroyo, Javi López, Rober, Jason, Abde o Taichi Hara.

Decisión meditada

Aunque no es menos cierto, por otro lado, que los descansos de Salva Sevilla no han sido elegidos por casualidad. Aparte de coincidir con las jornadas intersemanales, las ausencias del almeriense se han dado en encuentros en los que sus grandes aptitudes con el balón en los pies, las cuales conoce a la perfección el técnico madrileño, no iban a ser tan útiles para el Alavés como en otras contiendas, tanto por el estilo del rival como al planteamiento del propio cuadro babazorro, que, en realidad, va de la mano.