Cuando el Deportivo Alavés anunció el fichaje de Salva Sevilla, el primer refuerzo del verano, las redes se inundaron de comentarios cuestionando dicha decisión por una mera cuestión de edad. Sin embargo, en contraposición con tanta negatividad, fueron los aficionados del Mallorca, quienes habían podido disfrutar de los servicios del almeriense durante cinco años, los que se encargaron de tranquilizar a las masas augurando que el jugador demostraría su valía en el momento que se diera inicio a la competición.

Una promesa arriesgada, puesto que cada campaña es un mundo nuevo para cualquier futbolista, pero que los seguidores bermellones realizaron con total seguridad. Y con razón, en realidad, porque el alavesismo solo ha necesitado ver 69 minutos oficiales del centrocampista andaluz para concienciarse de que, si Luis García lo dosifica correctamente, va a ser un hombre diferencial en el objetivo del conjunto gasteiztarra este curso, que no es otro que pelear por el ascenso directo a la máxima categoría.

Tras dejar pequeños destellos de su calidad en pretemporada, Salva Sevilla formó parte del primer once babazorro y, desde que se señaló el inicio del partido en Butarque, se convirtió en la piedra angular de todos sus compañeros a la hora de iniciar casi todo el juego ofensivo. Algo que el almeriense hizo con veteranía, inteligencia y, sobre todo, mucho talento, el que mostró cuando, en un fugaz instante, filtró un pase entre los defensores del Leganés para que Javi López asistiera a Miguel en el primer gol albiazul del ejercicio.

Un detalle que quedó en un segundo plano, pues, en el fútbol, el protagonismo siempre es para los goleadores, pero que seguro Luis García aún no se ha quitado de la cabeza y querrá que se repita en las próximas jornadas. Esto último, mientras espera la aparición de otra de las principales virtudes del andaluz como es su eficacia a balón parado, la cual no es más que otra de las muchas variantes que va a poder emplear la escuadra vitoriana para crear peligro sobre la portería rival esta temporada.

Por todo ello, es lógico que el técnico madrileño, muy conocedor de las ventajas que le aporta tener a Salva Sevilla en su plantilla, apostara por él para su proyecto en Mendizorroza. Y eso sin olvidar, asimismo, todo lo que puede aportar lejos del terreno de juego, donde el Glorioso, después de haber perdido en apenas un año a dos líderes como Manu García y Fernando Pacheco –a los que podría unirse también Víctor Laguardia–, necesita nuevos integrantes que estén dispuestos a ponerse al frente del vestuario.

Además, a raíz de lo visto hasta ahora –lo cual, eso sí, no ha sido demasiado–, parece que el almeriense se encuentra en consonancia con sus compañeros de la sala de máquinas. Mientras que Carlos Benavídez se encarga de las labores ignoradas, esas que pasan desapercibidas pero son extremadamente importantes para el equipo como los apoyos en defensa, abarcar espacio y recuperar balones, Jon Guridi cumple más una función de enganche por delante de ambos, lo que completa una medular muy heterogénea.

En este sentido, también merece ser mencionada la función que tiene el canterano txuri-urdin en la presión. Tal y como se vio el pasado sábado en Butarque cuando el Leganés recuperaba la posesión, el de Azpeitia tiene como directriz adelantar aún más su posición en el momento que el Glorioso entra en fase defensiva. Tanto que, a lo largo del estreno liguero, Guridi jugó a la altura de Miguel De la Fuente con el objetivo de dificultar un poco más la salida de balón de los pepineros.

¿Un fichaje más?

No obstante, pese a que la medular aparenta estar muy equilibrada, Luis García es consciente de que la categoría de plata es muy larga y que, en consecuencia, va a necesitar varias alternativas a los tres titulares; sobre todo, ante posibles contratiempos. Una de ellas es Toni Moya, quien busca recuperar el nivel mostrado a las órdenes de Javi Calleja el curso anterior, y las otras pueden ser los canteranos Abdallahi y Álex Balboa, a los que, si existe la posibilidad, el club tratará de encontrar un nuevo compañero en el mercado.