Todas las historias tienen un final, pero nadie en el Deportivo Alavés hubiera querido que la de Fernando Pacheco como albiazul tuviera este. Tras siete temporadas en las que ha sido el gran guardián de Mendizorroza, el guardameta pacense ha concluido este miércoles su exitosa etapa en el conjunto babazorro, quien, consciente de su nueva realidad en la Segunda División, ha dejado salir a una de sus mayores leyendas para que esta continúe su camino en la élite, donde ahora defenderá los colores del Almería.

A su marcha, Pacheco deja atrás un total de 253 partidos con la camiseta del Glorioso y la gran mayoría de ellos –208, en concreto– han sido en LaLiga, lo que le ha convertido en el futbolista que más encuentros ha disputado como babazorro en dicha competición. Asimismo, el de Badajoz también es el portero que más veces ha protegido la meta del Paseo de Cervantes, muy por delante de Tito Subero, que ocupa el segundo puesto de tal ranking gracias a sus 130 actuaciones entre 1994 y 1999.

RECONOCIMIENTO

Dada su espectacular trayectoria como babazorro, el Deportivo Alavés ha confirmado que Fernando Pacheco "recibirá próximamente la insignia de oro y brillantes del club, al igual que Martín Aguirregabiria, que hace unas semanas puso fin a una larga y ejemplar etapa como jugador albiazul".

No obstante, los números no son los únicos que avalan la gran trayectoria de Pacheco en el Deportivo Alavés. En su primera temporada en Vitoria-Gasteiz, a donde llegó procedente del Real Madrid, el canterano blanco fue parte fundamental del ascenso a Primera a las órdenes de José Bordalás y, ya en la máxima categoría, su sobresaliente labor bajo los palos le señaló como uno de los mejores guardametas del panorama nacional. Tanto fue así que, desde distintos ámbitos, nunca se entendió su no convocatoria con la selección.

Y todo ello sin olvidar, claro está, que Pacheco fue quien defendió la portería albiazul el 27 de mayo de 2017, cuando el Alavés, arropado por más de 20.000 voces en las gradas del extinto Vicente Calderón, disputó frente al FC Barcelona su primera final de Copa del Rey. Un día que, sin lugar a dudas, quedó grabado en la memoria de todos los seguidores babazorros, pues, pese al desenlace del partido, todos ellos disfrutaron de una experiencia sin igual después de una década plagada de desgracias.

Por todo ello, el adiós de Pacheco supone un duro, pero no inesperado, varapalo para el alavesismo, porque, una vez consumado el descenso del Glorioso a Segunda, la realidad es que la venta del pacense se antojaba como una opción beneficiosa para ambas partes. Tanto para el jugador, pues así podrá seguir compitiendo en la élite del fútbol español, como para la entidad gasteiztarra, la cual va a agradecer sobremanera liberar su ficha –una de las más altas de la plantilla–, aunque sin efectivo directo de por medio.