"Orgulloso, satisfecho y feliz de haberme entregado en cuerpo y alma al equipo de mi vida". Así se despidió Manu García ayer del Deportivo Alavés en el acto en el que puso final a su larga etapa de nueve años en la entidad del Paseo de Cervantes. Con puntualidad británica, ataviado con una impoluta camisa blanca y un discurso bien preparado para evitar que la emoción del momento le traicionara -algo que estuvo a punto de suceder a pesar de todo en varios instantes- el gasteiztarra compareció en la sala de prensa de Mendizorroza dispuesto a enfrentarse con entereza a un momento que hubiese preferido no protagonizar jamás. Sin ningún distintivo albiazul -ni siquiera la obligatoria mascarilla, blanca como la camisa- más allá de sus propios sentimientos, escuchó primero las explicaciones y alabanzas del presidente Alfonso Fernández de Trocóniz y el director deportivo Sergio Fernández y, a continuación, trasladó, a corazón abierto, sus sentimientos en una despedida inevitablemente amarga.

Porque si algo dejó claro Manu García fue que el nuevo camino que ahora emprende no lo hace por voluntad propia sino empujado por la entidad. "Me sentía con fuerza y con capacidad de seguir ayudando al Glorioso pero no me cabe otra cosa que respetar la decisión del club. Nuestros caminos hoy se separan profesionalmente. Sin embargo, se que en ningún otro sitio volveré a sentirme como me he sentido en el Deportivo Alavés", significó.

En este sentido, el ya excapitán reconoció que la comunicación de la directiva de que no entraba en el próximo proyecto le pilló por sorpresa. "No estaba preparado realmente. Yo tenía internamente la sensación de que iba a continuar pero al final entiendo que son decisiones basadas en muchos parámetros y que un día iba a llegar este momento. Me sentía con fuerzas y capacidad de seguir ayudando pero entiendo que, como he dicho muchas veces, los que toman las decisiones tienen toda la información, es su responsabilidad y solo me queda respetarlo", explicó.

Claro que este esfuerzo por hacer prevalecer la vertiente racional no puede impedir que los sentimientos ganen la batalla en muchos momentos. "Han sido un par de días duros, tristes. Aunque parezca mentira literalmente me echo a llorar, me río, leo algo y vuelvo a llorar... No me vale un kleenex, lloramos con una toalla, porque lo necesitamos. Pero es bueno, es porque hemos querido mucho a este club, lo hemos sentido y nos da pena finalizar esta etapa pero la cierro de la mejor manera posible, en lo más alto y con el Alavés en uno de sus mejores momentos históricos", confesó.

Manu llevó a cabo un exhaustivo repaso a casi una década de intensas vivencias como integrante del Glorioso. Desde que nueve años trás "cambió mi vida. El pequeño niño que iba con su padre por Cervantes hasta Mendizorroza cada dos domingos cumplía su sueño. Lo que todo niño de Vitoria quería". Un trayecto con hitos que ni siquiera se hubiera atrevido a compartir con la almohada. "De Segunda B a Primera. Nueve años con momentos inolvidables, personas y experiencias que jamás olvidaré. De ese niño que junto a su primo Javi en la valla de General pensaba 'que nos dejen jugar aunque sea un día que seguro que hacemos gol' a 308 partidos defendiendo este escudo. Durante todos estos años he tenido una evolución personal y profesional tremenda, he superado muchos obstáculos y he demostrado mi capacidad desde el primer partido en Barakaldo hasta la fantástica y fundamental victoria en Elche", reflexionó.

Y aunque sin duda hubiera preferido no tener que enfrentarse nunca a una comparecencia como la de ayer, Manu García reconoció que prácticamente ya desde la primera vez que pisó Mendizorroza como local pensó en cómo sería. "No me importaba tanto cuándo pero sí me importaba mucho el cómo. Hoy puedo decir que estoy muy orgulloso y satisfecho de cómo he desarrollado mi carrera como jugador del Deportivo Alavés", destacó.

Lamentó, eso sí, una pesada sombra que le ha acompañado en uno de los momentos más importantes de su vida. "Cuando me imaginaba mi despedida del club me la imaginaba de corto en Mendizorroza, con mi gente, con mi familia, con mi afición... Desgraciadamente no ha podido ser. Pienso que me merecía una despedida así pero las circunstancias nos obligan y no queda más remedio que aceptarlo".

En su discurso, el vitoriano reservó un amplio capítulo para los agradecimientos. Comenzando por la afición. "Mendizorroza me ha hecho sentir muy especial, he sentido el cariño de la gente tanto en el campo como en la ciudad y sin ellos esta historia hubiera sido muy diferente", arrancó. En este listado también hubo hueco para los trabajadores del club, sus representantes, Josean Querejeta, los presidentes Avelino Fernández de Quincoces y Alfonso Fernández de Trocóniz, las direcciones deportivas de Javier Zubillaga y Sergio Fernández y a "todos y cada uno" de los técnicos que le han dirigido.

"He tenido una relación excepcional con todos ellos y la verdad es que se que es una labor muy complicada en la que no siempre todo su trabajo se ve reflejado en el campo", valoró. Por supuesto, también quiso acordarse de todos los compañeros con quienes ha compartido vestuario a lo largo de los años. "Sin ellos nada hubiera sido igual. Les he exigido muchísimo, lo saben, pero también saben que no les he exigido nunca nada que no estuviese yo dispuesto a ofrecer", significó.

Pero, evidentemente, la mención más emotiva fue para quienes le han acompañado más de cerca en esta aventura, su familia. "Mis padres, mis hermanas, mi mujer. Pasásteis sin saberlo de ser Alejandro y Chelo a ser los padres del capitán del Deportivo Alavés, de ser Patricia y Carolina a las hermanas de Manu el del Alavés y de ser Noelia a ser la mujer del jugador del Glorioso. Hemos disfrutado muchísimo juntos de los éxitos pero ha habido muchos sinsabores que los habéis tenido que sufrir en primera persona. Os lo agradezco enormemente y sabéis que sin vuestro apoyo nunca hubiera conseguido lo que he conseguido. Cada éxito que he logrado os lo debo a vosotros. Os quiero muchísimo", les reconoció.

Resumir casi una década en un ramillete de instantáneas es casi imposible y Manu fue incapaz de hacer una selección de sus mejores momentos como albiazul. "Es muy difícil quedarme con alguno. Tengo muchos que guardo en mi memoria. Me viene a la cabeza siempre Lasesarre, el gol al Numancia, el del Calderón, la final de Copa... pero también momentos como el ascenso a Segunda División, Jaén... Son tantas y tantas situaciones que cuando las vas repasando es muy difícil ponerlas en orden y creo que no se entiende una sin la otra. Tengo la suerte de haber coleccionado muchas. Durante todo este tiempo siempre vas mirando atrás y te vas dando cuenta de lo que vas consiguiendo. Es difícil valorarlo en el día a día y se que con el tiempo me daré cuenta. Para mi era fundamental dejar el equipo en Primera. Era lo que más quebraderos de cabeza me ha dado estas últimas temporadas, lo que me ha hecho no dormir. En ese sentido me voy muy, muy, satisfecho", reflexionó.

Manu se refirió también al hueco que se abre ahora en el vestuario tras su partida. "El brazalete es para Lagu y para Pache. Ya lo han llevado, para mi han sido un apoyo continuo durante esta temporada en los momentos malos y me han demostrado que sienten el club tanto como yo después de una trayectoria tan larga. Detrás viene Martín, que está aprendiendo, es de la casa y lo siente como propio. Necesita madurar e ir cogiendo experiencia pero es un chaval super capacitado para liderar al Alavés en la próxima década. Si él quiere superará todos los registros", analizó.

Por último, el gasteiztarra se refirió a su futuro y a los pasos que espera dar a corto plazo. "Quiero seguir jugando. Me siento fuerte, me siento capacitado, vengo de una temporada difícil en la que siempre he estado rebelándome contra las circunstancias y me he llevado un premio tremendo que es el partido de Elche que nos da la permanencia. Tuve la suerte de participar y estaba preparado para rendir. Creo que jugué un gran partido y es el mejor recuerdo que me llevó de esta temporada. En ese sentido tengo ganas de reivindicarme. Tenía ganas de reivindicarme dentro del Alavés, no ha podido ser y ahora lo asumiré como siempre como un reto personal para demostrar mi capacidad y volver a jugar al máximo nivel", precisó.

En este sentido, no descartó volver a pisar Mendizorroza como rival. "Si vengo aquí me van a encontrar enfrente, voy a ser el más competitivo del mundo y voy a buscar ganar sin ceder ni un milímetro, porque eso es mi naturaleza. Ya he estado con otra camiseta en Mendizorroza, será raro y especial si sucede pero no sé si va a pasar", concluyó.

"No me cabe otra cosa que respetar la decisión del club, entiendo que son decisiones basadas en muchos parámetros "

"No estaba preparado, internamente tenía la sensación de que iba a continuar"

"Han sido un par de días duros, tristes; no me vale un kleenex, lloramos con una toalla"

"He tenido la suerte y el orgullo de ser capitán y lo he intentado hacer con la máxima humildad y responsabilidad "

"Sé que en ningún otro club volveré a sentirme como me he sentido en el Deportivo Alavés"

"Cuando las cosas se ponían mal he intentado siempre tirar del carro y hacerlo de la mejor manera posible"

"Lo que hemos logrado supera todas las expectativas que podía tener de niño"

Ex capitán del Deportivo Alavés