La nave alavesista ha alcanzado el deseado destino de la permanencia para así no arruinar por completo un centenario que en no pocos momentos se ha pensado, y con razón, que iba a tener un final dramático. El Glorioso seguirá una temporada más en Primera División, pero lo hace después de una nueva campaña de sufrimiento intenso y en las que las luces son escasas ante la negrura eclipsante de las sombras que le han acechado.

La sensación que queda es que esta salvación se debe más a los males ajenos que a las virtudes propias y que solo la reacción final provocada por la llegada al banquillo de Javi Calleja, con tintes milagrosos, ha permitido solventar una papeleta que se había complicado al máximo. Y es que, la figura del técnico madrileño es la única que sale fortalecida por su decisivo protagonismo para evitar la catástrofe absoluta de un proyecto marcado por la inestabilidad en la dirección -tres entrenadores al frente- y también por el bajo rendimiento generalizado de una plantilla que ya arrastraba carencias del curso anterior que no se solucionaron en verano y que se han visto incluso agravadas con el correr del curso.

Salvación con mucho sufrimiento, pero permanencia a fin de cuentas; lo que no quita que se tenga que abrir un espacio para el análisis de los errores cometidos en los últimos meses y afrontar un nuevo proyecto con mayores garantías y con la esperanza de que la afición albiazul pueda regresar cuanto antes a Mendizorroza, pues también el equipo le ha echado de menos.

Un proyecto con carencias Y es que, el Alavés de la temporada de la pandemia se ha parecido demasiado al que en la anterior campaña, tras el parón provocado por el primer impacto del coronavirus, ya se las vio y se las deseó para salvar la categoría. La elección de Pablo Machín para la dirección del equipo no se vio acompañada de incorporaciones con las características que el técnico soriano requiere para desarrollar su idea futbolística. Una cuestión para la que se requieren jugadores específicos y un tiempo que fue escaso dentro de una pretemporada atípica.

Así, el arranque del curso fue complicado, con un solo punto en cuatro jornadas y la sensación de que la idea de Machín no se adaptaba a las características del equipo. Y, raro en él, el preparador soriano renunció a su tradicional 3-5-2 para dar paso a un 4-4-2 más clásico. Un gol de Rodrigo Ely propició la primera victoria del curso, ante el Athletic, previo a una serie de seis jornadas sin perder, en la que se empató contra el Barcelona y se superó al Real Madrid en Valdebebas.

Navegaba el equipo en la zona media de la tabla, con la sensación de haber encontrado ya su camino, cuando la situación comenzó a torcerse de nuevo, sobre todo en los duelos contra los que se entendía que eran rivales directos por la permanencia. Si ya antes se había caído ante el Elche dando una muy mala imagen, entonces se sucedieron derrotas frente a Huesca y Celta, un escaso empate ante un Osasuna que jugó casi todo el partido en inferioridad y un nuevo tropiezo en Cádiz que, en la decimoctava jornada -4 puntos de 18 posibles-, supuso el final de la trayectoria de Machín en Mendizorroza.

De mal en peor El club recurrió a un viejo conocido como Abelardo, con el grato recuerdo de la salvación que propició en la temporada 2017-18 y sus sensacionales registros posteriores. Pero el asturiano no fue capaz de pulsar la tecla que tocó entonces y todo se torció desde el primer momento. Ahí queda la vergonzosa eliminación copera con un equipo de Segunda como el Almería endosándole una manita a los albiazules. Ese estreno sería el claro reflejo de lo que iba a venir después. Una sola victoria y cinco puntos fueron todo el bagaje en los once partidos del Pitu.

Unos resultados pésimos -y con una imagen aún peor que los mismos en no pocas ocasiones, aunque en otras faltó una pizca de suerte- dentro de un periplo en el que se disparó la rumorología en torno a las desavenencias dentro del vestuario y en el que el propio entrenador señaló con dedo acusador públicamente a Lucas Pérez. Con el equipo colista, y tras contar con un margen de confianza que ningún entrenador antes había disfrutado, Abelardo dimitió.

Calleja dirige la reacción El Alavés parecía un barco completamente hundido cuando Javi Calleja asumió sus manos. Seguramente, el técnico madrileño era una de las pocas personas que pensaba que se podía sacar la nave a flote. Clave en este sentido es haberse encontrado con una competencia de muy bajo nivel, pero el mérito de Calleja es irreprochable y a él le corresponden la mayoría de las loas. Con una consistencia defensiva desconocida a lo largo de todo el curso y mayor mordiente en la ofensiva, El Glorioso empató en Bilbao y, tras conseguir que un equipo que parecía perdido para la causa volviese a creer, encadenó dos victorias consecutivas por primera vez para sacar la cabeza de la zona roja.

La salvación parecía hecha pese a que en Valencia se escaparon dos puntos al final -la gran lacra del equipo este año-, pero los nubarrones se situaron de nuevo sobre el equipo tras el desastre de Eibar, que tuvo su continuidad con otra gran oportunidad perdida ante el Levante. Contra el Elche, el Alavés jugaba su particular final y en ese duelo directo salió ganador para dejar vista para sentencia una permanencia que aseguró ayer, en la penúltima jornada liguera.

Sufriendo como nunca durante meses, con el abismo abierto a los pies, pero salvado finalmente. Que, al final, es lo que cuenta.

RÉCORD: En Primera, por sexto año seguido

Techo histórico. Con la permanencia asegurada ayer, el Deportivo Alavés consigue romper su techo histórico de temporadas consecutivas en Primera División. No en vano, la campaña 2021-22 supondrá la sexta seguida del club en la máxima categoría, con lo que supera el tope que el club tenía en el período dorado que fue de 1998 a 2003; cinco temporadas seguidas en Primera que fueron igualadas hace un año y que ahora se han conseguido superar. Así las cosas, el actual período es ya el más extenso del Glorioso entre los mejores del fútbol estatal, donde ha habitado en cinco etapas diferentes. La primera fue de tres campañas (de 1930 a 1933); la segunda, de dos (de 1954 a 1956); la tercera, la ya citada de cinco de 1998 a 2003; la cuarta, el curso 2005-06; y la actual, desde 2016.

El Alavés confió en Machín, pero no le dio jugadores para desarrollar su estilo. Un mal comienzo le llevó a renunciar a los tres centrales y llegó la reacción. Pero cuando los resultados se torcieron, fue destituido fuera del descenso.

Para suplir a Machín, el club eligió a un Abelardo que no fue capaz de repetir la reacción de su primera etapa. El equipo se fue hundiendo y tras sumar solo cinco puntos en once jornadas dimitió con el Alavés colista.

El Alavés era un barco a la deriva y Javi Calleja consiguió un golpe de timón de efecto inmediato. Ocho puntos en cuatro partidos para salir de la zona roja y encauzar la salvación que ya se celebra en Vitoria.

17 Temporadas en Primera

Con la permanencia en Primera División asegurada ayer, el Deportivo Alavés consigue incrementar sus registros en la élite del fútbol estatal, en el que cumplirá su decimoséptima temporada en el curso 2021-22, las seis últimas de forma consecutiva.