OSASUNA Rubén Martínez; Nacho Vidal, Aridane, David García, Juan Cruz; Roberto Torres (Kike Barja, min. 89), Oier, Moncayola (Javi Martínez, min. 92), Rubén García (Jony, min. 89); Calleri (Gallego, min. 46) y Budimir (Sergio Herrera, min. 12).

ALAVÉS Pacheco; Ximo Navarro (Tavares, min. 76), Laguardia, Lejeune, Rubén Duarte; Edgar Méndez (Borja Sainz, min. 66), Tomás Pina (Jota Peleteiro, min. 76), Manu García, Luis Rioja; Deyverson (Lucas Pérez, min. 46) y Joselu.

Goles 1-0, minuto 68: Roberto Torres. 1-1, minuto 75: Lucas Pérez, de penalti.

Árbitro Jaime Latre (aragonés). Mostró tarjeta amarilla a Calleri (m. 40), Sergio Herrera (m. 63) y Oier (m. 73) por parte de Osasuna y a Pina (m. 36), Deyverson (m. 39), Lejeune (m. 55) y Jota Peleteiro (m. 81) del Alavés. En el minuto 10, el portero rojillo Rubén Martínez fue expulsado de forma directa tras derribar a Deyverson en la frontal del área y confirmar el VAR que el delantero albiazul no se encontraba en fuera de juego por centímetros.

Estadio Partido correspondiente a la decimosexta jornada de la Liga Santander disputado el 31 de diciembre en el estadio El Sadar a puerta cerrada.

El Alavés despidió 2020 el pasado jueves manteniendo la línea gris que, desgraciadamente, le ha caracterizado durante la mayor parte de estos últimos doce meses. En un derbi ante el colista Osasuna que se presentaba como una gran ocasión para dar un paso adelante y regalarse un pequeño colchón de seguridad, El Glorioso se encontró a las primeras de cambio con un escenario ideal. Pero, lejos de aprovecharlo, reincidió en errores del pasado de los que parece no haber aprendido y solo gracias al VAR -que se convirtió en su mejor aliado- consiguió al final rescatar un punto de penalti.

El encuentro no concedió la más mínima tregua a quienes se les alargó más de lo esperado la sobremesa del día de Nochevieja. Y es que antes incluso de que los protagonistas del mismo rompieran a sudar se produjeron las dos acciones que determinaron completamente el desarrollo posterior de la contienda. La primera en el minuto seis, cuando Jonathan Calleri recordó a sus antiguos compañeros el veneno que guarda en sus botas.

El delantero argentino recibió una pelota aparentemente inofensiva unos metros fuera del área vitoriana y encaró con decisión a Víctor Laguardia. El central no pudo evitar que le ganara la partida y le persiguió sin éxito mientras el ariete dibujaba diabluras sobre la línea de fondo. El balón le llegó finalmente a su compañero Budimir, que desde el interior del área pequeña disparó al palo. Tuvo suerte el Alavés de que Duarte no llegó por poco a desviar el lanzamiento, porque de haberlo hecho habría acabado a buen seguro en el fondo de la red.

Pero la fortuna albiazul no acabó ahí, puesto que el colegiado Jaime Latre anuló la jugada al entender que la pelota había rebasado la línea de fondo en la acción indivudual de Calleri. Una decisión muy dudosa que probablemente el VAR habría corregido pero que, sin solución de continuidad, dio paso a la segunda jugada clave del choque.

Rubén Duarte despejó de cabeza desde el terreno vitoriano un rechace en largo de los rojillos y Deyverson aprovechó este envío para plantarse solo ante Rubén aprovechando la salida de toda la retaguardia de Osasuna. Al guardameta no le quedó más remedio que derribar al brasileño fuera del área para evitar el tanto del Glorioso y, como consecuencia, vio la tarjeta roja dejando a su equipo en inferioridad con más de ochenta minutos por delante. Claro que en el fútbol actual cualquier decisión de este tipo debe esperar el visto bueno del VAR para ser efectiva y este llegó poco después para confirmar que Deyverson no estaba en fuera de juego por apenas unos centímetros.

Se abrió entonces un partido nuevo para el que, paradójicamente, el Alavés no estaba preparado. Con Peleteiro y Lucas Pérez en el banquillo por segunda jornada consecutiva, el equipo carecía de la calidad entre líneas para superar la eficaz muralla que construyó Osasuna. Así, fueron transcurriendo los minutos sin que el cuadro albiazul inquietara lo más mínimo a su antiguo canterano Sergio Herrera. Un cabezazo cruzado de Joselu a la salida de un córner fue todo su bagaje ofensivo. El conjunto local, por su parte, cada vez estaba más cómodo y rozó el gol al filo del descanso con un disparo de falta directa de Rubén García que se estrelló de nuevo en el poste de Fernando Pacheco.

Pese a que Machín movió el árbol en el descanso y dio entrada a Lucas por Deyverson, el panorama no cambió lo más mínimo. Insulso e improductivo dominio albiazul ante un Osasuna agazapado a la espera de su momento. Y de tanto ir el cántaro a la fuente terminó rompiéndose. En una contra de tiralíneas, Gallego se internó con ventaja por la derecha y cedió atrás a Roberto Torres que, solo, batió a Pacheco con un disparo cruzado.

Era el minuto 67 y solo entonces, con este rejonazo, pareció despertar el Alavés. Tuvo unos momentos de mayor intensidad y una internada de Rioja por la izquierda dio origen al empate. El colegiado señaló inicialmente falta de Oier sobre Joselu en la frontal del área pero desde el VAR informaron al colegiado de que la infracción se había cometido sobre la línea, lo que motivo que se transformara en penalti. Lucas Pérez transformó la pena máxima y, a pesar de que restaba todavía un cuarto de hora, puso el broche al partido y a un 2020 para olvidar.

Porque el Alavés volvió a ser incapaz de inquietar siquiera un poco a su oponente y pareció dar por bueno el empate ante un Osasuna que no se descompuso pese al cansancio y su prolongada inferioridad numérica. Al menos, y como mal menor, el VAR rescató un punto con el que El Glorioso pudo endulzar las uvas unas horas después.