El Deportivo Alavés acudía a Vigo con el firme propósito de limpiar el inesperado borrón rubricado una semana antes contra el Huesca. Sin embargo, a la conclusión de los noventa minutos emprendió el triste viaje de regreso a casa con la certeza no solo de no haber conseguido su objetivo sino de que la mancha continúa extendiéndose. Porque lo cierto es que la derrota ante el Celta -segunda consecutiva tras seis jornadas precedentes invictos- deja bastantes más nubarrores que luces en el paisaje albiazul.

En especial por la actuación del combinado del Paseo de Cervantes sobre el césped de Balaídos. Un tropiezo ante un adversario que parece haber encontrado la velocidad de crucero que tanto tiempo llevaba buscando con la llegada del argentino Coudet al banquillo entra dentro de lo comprensible, pero una puesta en escena como la que ayer protagonizó El Glorioso despierta una inevitable preocupación.

Y es que el combinado vitoriano fue literalmente expulsado del partido por su rival hasta el descanso. A pesar de que fue precisamente el Alavés quien dio el primer aviso cuando apenas se había consumido el minuto inicial de juego. Los centrales celeste no midieron bien un pase en el borde del área y Lucas Pérez tiró de pillería para robarles la pelota y cedérsela a Joselu. El disparo de este, sin embargo, rebotó en el cuerpo de Tapia cuando se dirigía hacia la red. Casi de seguido, el cuadro albiazul ejecutó un córner y Ely, en el área pequeña, cabeceó flojo a las manos de Rubén.

Este esperanzador arranque fue, en cualquier caso, un mero espejismo. Porque a partir de ese instante el Celta tomó las riendas de la contienda y sometió por completo a un Alavés incapaz de detener de alguna manera el vendaval celeste. Los discípulos de Coudet ofrecieron una auténtica clase magistral de movimientos veloces y eficaces al mismo tiempo y poco a poco fueron cercando la portería de Pacheco.

Intercambiando continuamente sus posiciones en el campo sobrepasaron por completo los intentos de contención de un Glorioso incapaz de mantener la pelota en su poder apenas unos segundos. El centro del campo gasteiztarra hacía aguas estrepitosamente y solo era cuestión de tiempo que se produjese el primer disgusto serio.

Lo rozó Iago Aspas poco antes de cumplirse el cuarto de hora pero se equivocó al buscar el pase a un compañero en lugar de intentar resolver solo ante Pacheco. No falló sin embargo Brais Méndez en el minuto 18. El gallego recibió un preciso centro de Olaza desde la banda izquierda y completamente solo tras ganarle la espalda a Lejeune cabeceó a placer al fondo de la red.

El gol espoleó aún más a un Celta que olfateó la sangre y trató de dejar sentenciada la contienda en el primer período. Solo su escaso tino en los últimos metros y las actuaciones de Pacheco -en especial en un mano a mano con Nolito- lo impidieron. A pesar de no llegar el temino K.O. su victoria a los puntos en este parcial fue abrumadora.

Por si no fuera ese ya suficiente castigo, en el minuto 37 tuvo lugar la jugada desgraciada del partido cuando Ely tuvo que abandonar el césped lesionado aparentemente de gravedad en su rodilla izquierda. Con estos precedentes poco bueno se podía esperar de la reanudación pero lo cierto es que el Alavés, al menos, cambió de cara tras el descanso.

De esta manera los de Machín salieron de los vestuarios con otro aire y adelantando y aumentando su presión lograron cortocircuitar el juego de creación de un Celta que tuvo que refugiarse en su propio campo. Es verdad que El Glorioso no generó demasiado peligro -su mejor ocasión llegó en un cabezazo de Joselu a la salida de un córner que Rubén desvió con una gran intervención- pero también lo es que el posible empate no se veía demasiado lejos.

Pero entonces, cuando mejor estaba el equipo, llegó el nuevo jarro de agua fría. De nuevo en una jugada de calidad Iago Aspas bibujó un preciso pase al segundo palo desde la izquierda para que, otra vez Brais, empujase a placer. Partido sentenciado y la mancha albiazul se extiende.

Luis Rioja

Las contadas incursiones ofensivas peligrosas del equipo llegaron por su zona. Lo intentó por la izquierda, especialmente tras el descanso, pero estuvo muy solo.

Tomás Pina

El centro del campo del Celta dominó a su antojo el encuentro y genró combinaciones claras por el eje sin que nadie del Alavés pudiera pararlo. Claramente superado.

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Superado claramente El Celta fue ayer muy superior a un Deportivo Alavés que prácticamente no hizo acto de presencia en Balaídos hasta el segundo tiempo. La calidad y velocidad del centro del campo celeste se impusieron sin duscusión y el conjunto gallego ofreció un auténtico recital de juego combinativo para llegar a las inmediaciones de Fernando Pacheco con claridad enlazando pases al primer toque.

Reacción insuficiente El equipo cambió de cara tras el descanso pero su reacción fue insuficiente. Consiguió cortocircuitar el juego de creación local y limitar sus incursiones pero apenas fue capaz de generar peligro sobre la portería gallega y terminó encajando el segundo.

2. RC Celta: Rubén Blanco; Hugo Mallo, Araujo, Murillo, Olaza (Aidoo, min. 92); Tapia; Beltrán (Fontán, min. 74), Denis Suárez (Okay, min. 70), Nolito (min. 70); Brais Méndez, Aspas (Emre Mor, min. 92)

0. Deportivo Alavés: Pacheco; Navarro, Lejeune, Ely (Tachi, min. 40), Duarte; Jota (Tavares, min. 73), Battaglia (Manu, min. 84), Pina, Rioja (Borja Sainz, min. 84); Joselu, Lucas Pérez (Guidetti, min. 73)

Goles: 1-0, m.19: Brais Méndez. 2-0, m.79: Brais Méndez.

Árbitro: Alberola Rojas (colegio castellano manchego). Amonestó por parte del Celta a Araujo (min. 55) y Nolito (min. 60); y por parte del Alavés, a Battaglia (min. 20) y Pina (min. 35)

Incidencias. Encuentro correspondiente a la decimocuarta jornada de la Liga Santander disputado en el estadio Abanca Balaídos.