- La inquietud empieza a ser palpable entre muchos aficionados alavesistas que ven pasar los días sin que el club de sus amores se convierta en protagonista de noticias oficiales en forma de nuevas contrataciones. Lejos en el calendario se contempla ya la finalización de la pasada temporada el 19 de julio y apenas faltan unos pocos días para que la semana próxima dé comienzo una nueva pretemporada y el Deportivo Alavés no ha protagonizado todavía movimiento alguno en forma de caras nuevas. Por no tener, ni siquiera la llegada de Pablo Machín para hacerse cargo del banquillo es oficial todavía, por mucho que se venga trabajando como si lo fuese desde hace ya unos cuantos días. También las contrataciones de jugadores llegarán, incluso alguna está ya perfectamente encauzada, pero será un verano extremadamente complicado en las oficinas del Paseo de Cervantes por las ataduras que tiene el club a la hora de moverse. Unas generadas por la pandemia del coronavirus que va a suponer un cambio relevante en el escenario de fichajes; otras, por las particularidades propias del proyecto alavesista en estos momentos, con un exceso de jugadores que condiciona otro tipo de movimientos por culpa del límite salarial que no se puede sobrepasar y que vuelve a ahogar como una corbata anudada con fuerza al cuello.
Este último apartado, el del tope de gasto, vuelve a ser especialmente preocupante. La crisis económica provocada por el coronavirus ha hecho que muchos ingresos se hayan perdido y que otros se encuentren en el aire, aunque con todos los indicios señalando a que tampoco se va a poder contar con ellos. Si el dinero procedente de los derechos televisivos ya era el sostén principal del club, a partir de ahora ese peso incluso va a crecer porcentualmente. Habrá que ver si también en las cantidades, pues todos los responsables financieros están a la espera de ver cómo les afectan todos estos acontecimientos.
Si la pasada campaña el límite salarial se quedó al borde de los cincuenta millones de euros, la previsión de cara al curso venidero es que esa cifra se mantenga en registros similares o crezca solo ligeramente. En todo caso, lo que no se va a producir es una ampliación de ese tope muy relevante.
La atadura a la hora de abordar unas nuevas incorporaciones que son totalmente necesarias es significativa teniendo en cuenta que en estos momentos hay en plantilla muchos más jugadores de los estrictamente necesarios, con hasta una treintena con contrato en vigor y casi la mitad sin espacio real en el nuevo proyecto que arranca en unos días. Entre ellos, varios con fichas económicas de muy alto coste, a las que hay que añadir también las amortizaciones pendientes de sus traspasos. Porque no solo los salarios suman a la hora de calcular cuánto se puede gastar en la plantilla. Mucho margen económico que en estos momentos no se puede usar y que hay que tratar de liberar a toda costa con el menor gasto posible. De nuevo, una circunstancia negativa que ya afectó de manera severa al cierre de la plantilla el pasado verano, cuando se tuvo que realizar ingeniería de última hora para poder cuadrar las cuentas sin superar el límite.
Se trata, por tanto, de un problema heredado de la gestión pasada. Nada nuevo y que, por mucho que el club haya tropezado una y otra vez con ello, se repite sistemáticamente. Desde jugadores con los que no se cuenta y con los que no se alcanzan acuerdos para sus salidas o cesiones -a pesar de perder dinero en un primer momento, este tipo de operaciones normalmente dan algo de valor al producto- hasta aquellas contrataciones de dudoso valor ya desde el principio que se convierten en hipotecas a largo plazo de las que después cuesta muchísimo desprenderse.
Si ya de por sí es complicado sacar al mercado los descartes, la cuestión se complica en la tesitura actual. Porque, además de la crisis económica, se encuentra sin resolver el futuro de la Segunda División, la categoría ideal para colocar a muchos de estos jugadores que no cuentan. Además, en el play off de ascenso a Primera tiene el Alavés depositadas muchas esperanzas. No en vano, puede liberarse a cambio de una contraprestación económica de Burgui o Antonio Sivera si ascienden Zaragoza o Almería. En un verano en el que sacar rendimiento de algún traspaso resulta complicado más allá del obtenido por la marcha de Ermedin Demirovic al Friburgo -no hay ofertas significativas por ningún futbolista importante, a pesar de que se contaba con alguna venta de peso-, cualquier operación en ese sentido se acogería con los brazos abiertos para liberar así un poco las ataduras que amordazan al club.