Vitoria - Que por el momento no se produzcan noticias oficiales no quiere decir que el trabajo se encuentre detenido en las oficinas del Deportivo Alavés. Ni mucho menos, estos días los teléfonos se encuentran en plena ebullición con el objetivo de dar forma a un nuevo proyecto que requiere de varias incorporaciones para mejorar en los apartados en los que el equipo se mostró más débil la pasada campaña.
Una de sus grandes carencias estuvo situada en un ataque en el que Lucas Pérez y Joselu no contaron ni siquiera con una alternativa real en toda la campaña, cuestión que se quiere subsanar en el nuevo proyecto. Y; con esa intención, desde la dirección deportiva albiazul se han puesto las miras en un delantero que los técnicos del club conocen bien, pues ya fue una apuesta en la campaña de regreso a Primera División.
Se trata de un Rubén Sobrino al que ya han comunicado que no tiene sitio en el Valencia de cara a la próxima temporada y que el Alavés pretende recuperar ahora, un año y medio después de que fuera traspasado en enero de 2019. Además del gusto de los responsables deportivos, el atacante de Daimiel también sería una incorporación convincente para un Pablo Machín que ya contó con sus servicios en el Girona en la temporada 2015-16.
Cuando cumplimentaba su tercera temporada en Mendizorroza -la primera como cedido por el Manchester City, a partir de la segunda ya en propiedad- y poco a poco había ido creciendo en su rendimiento, las urgencias de Valencia le condujeron a fijarse en el punta de Ciudad Real para reforzar su mermado ataque en enero de 2019. El Glorioso se vio privado de un jugador que, pese a su mejoría cada año, no había pasado de ser un buen suplente y a cambio recibió una contraprestación de cinco millones de euros, aunque un millón fue directamente a las arcas del City por el acuerdo que se firmó en el verano de 2017 para su traspaso.
Le llegaba la oportunidad de dar un salto importante en su carrera, pero, más allá de un debut esperanzado con gol al Celtic en la Liga Europa, su relevancia ha sido prácticamente nula en la ciudad del Turia. En año y medio, solo ha disputado veinticinco partidos, únicamente seis como titular y con un bagaje de 623 minutos y dos goles. Lo mejor, que su palmarés ha quedado adornado con la Copa conquistada hace poco más de un año contra el Barcelona.
Ya el pasado verano, solo unos meses después de su contratación y a pesar de tener contrato en vigor hasta la conclusión de la campaña 2021-22, el Valencia trató de encontrar acomodo a Sobrino -incluso lo quiso usar como moneda de cambio con el propio Alavés cuando se lanzó a por el fichaje de Víctor Laguardia-, operación que trató de repetir en el pasado mercado invernal, de nuevo sin éxito. Ahora, el de Daimiel se encuentra también en la lista de descartes, en la que se le incluyó sin esperar a la decisión del nuevo entrenador, Javi Gracia.
En esta tesitura, el Alavés está interesado en el retorno a Mendizorroza de un Sobrino que entiende complementaría a la perfección a la pareja formada por Joselu y Lucas Pérez, ya que ofrece un perfil de punta veloz y con capacidad para alternar diferentes posiciones. La cuestión es que el Valencia pretende recuperar parte de la inversión que realizó hace año y medio y, además, con el cambio de club el salario del delantero mejoró de forma reseñable. En un verano de apretarse el cinturón, la apuesta por Sobrino es clara, pero siempre a un coste asumible.