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1-0, minuto 14: Vidal. Recuperación de Manu, conexión perfecta entre Rioja, Joselu y Lucas y este último cede a la derecha, donde rompe Vidal y supera a Joel de disparo cruzado.

1-1, minuto 55: Emerson. Servicio desde el costado de Fekir y el lateral derecho se eleva sobre Manu para cabecear bombeado y superar a Pacheco.

Expulsó por roja directa a Feddal (minuto 77). Amonestó a Joselu (minuto 22), Fekir (minuto 33), Wakaso (minuto 34), Duarte (minuto 46+), Manu García (minuto 46+), Navarro (minuto 48+), Canales (minuto 49+), Rioja (minuto 67), Martin (minuto 93+) y Bartra (minuto 95+).

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Ventaja al descanso El Alavés salió con la idea de impedir el juego combinativo en zona de creación y fue capaz de meter muchas piernas que le generaron problemas a un Betis que era incapaz de superar el centro del campo. De una recuperación y salida llegó el 1-0, que se mantuvo al descanso al parar Pacheco un penalti a Joaquín.

Triste final El cuadro verdiblanco consiguió empatar en el arranque de la segunda parte, pero a partir de ese momento el partido se metió en un desierto en el que no sucedió absolutamente nada hasta la expulsión de Feddal en el minuto 77. Jugando contra diez, ni desde el banquillo con unos cambios inexplicables ni en el césped con mayor ímpetu se hizo nada por buscar la victoria.

Vitoria - El Deportivo Alavés tenía ayer la oportunidad de dar un golpe sobre la mesa con una victoria que hubiese supuesto poner mucha tierra de por medio con la zona de descenso y todos los condicionantes se le acabaron poniendo de cara cuando abrió el marcador de las primeras de cambio o ya en el tramo final cuando Feddal fue expulsado y jugó contra diez durante casi veinte minutos. Ni siquiera dos ventajas tan significativas supusieron acicate alguno para un equipo mucho más preocupado de conservar el punto que tenía que de buscar los tres que le hubiesen catapultado hacia su objetivo. Un transitar conformista, carente de ambición alguna y que por momentos llegó a exasperar a un Mendizorroza que se cansó de ver una imagen tan triste como la que ofreció su equipo a lo largo de una segunda parte en la que le tumbaron el miedo y los nervios.

Planteó Garitano con los únicos movimientos reseñables de la ubicación de Navarro como lateral y la presencia de Manu y Wakaso en el doble pivote y buscó desde el inicio un planteamiento de tratar de entorpecer la salida desde atrás del Betis con una presión adelantada que por momentos fue tremendamente efectiva. Fekir, con su movilidad, era elemento más peligroso en el plano defensivo, pero los albiazules no sufrieron en exceso en los primeros compases y comenzaron a tejer acciones de amenaza tras la recuperación en el centro del campo.

La labor de los pivotes fue impagable en ese sentido y de un balón rebañado por el capitán montaron los atacantes la acción de mayor calidad en lo que va de temporada. Rioja llevó la transición hacia Lucas, quien tiró una pared con Joselu para quedarse en posición de ventaja en la frontal y desde ahí divisar la ruptura de Vidal a su diestra, quien recibió y sacó un derechazo cruzado y poderoso que superó a Joel y abrió el marcador a los 14 minutos.

El golpe con la mano abierta dejó noqueado a un Betis que a partir de se momento empezó a sufrir de verdad. Y es que los albiazules, lejos de replegarse, incrementaron aún más su presión sobre el rival. Una tendencia que ya se ha visto en otras ocasiones con ventaja en el marcador en Mendizorroza y que a punto estuvo de dar réditos con una segunda diana ante los problemas de los verdiblancos para superar el campo de minas que se les planteaba. Siempre aparecía una pierna presta a cortar el paso, pero a los contragolpes les fallaba la definición en los metros finales y esos regalos no se pudieron aprovechar.

Fekir fue el salvavidas al que se agarraron los sevillanos y de sus botas llegaron las únicas réplicas de los de Rubi, con un disparo cruzado que se le fue rozando el palo como ocasión más clara. Eso hasta que al borde del descanso llegó el momento inexplicable del arbitraje de cada jornada. Tras un enorme barullo en el que Mateu Lahoz paró el partido sin pitar nada, desde el VAR se reclamó su presencia para enseñarle un penalti clamoroso de Duarte al propio Fekir, pero en una acción que venía de una clarísima falta de Feddal a Vidal en la que el videorbitraje no entró. Después de la polémica, la revisión, una catarata de tarjetas y el enfado de todo Mendizorroza, apareció Pacheco en versión San Fernando para detener la pena máxima, por otra parte, fatalmente ejecutada por Joaquín y mantener así intacto el 1-0.

Del receso regresaron los béticos mucho mejor y desde la primera acción pusieron cerco a la portería local, con unos albiazules temerosos incluso de cometer faltas por las muchas amarillas que acumulaban y el serio riesgo de expulsión de hasta cinco jugadores. Con Fekir en todo momento liderando las operaciones, primero con un nuevo disparo fuera y casi de seguido con un servicio a la cabeza de Emerson, que se elevó -aunque se apoyase sobre Manu, no entendió el VAR que hubiese falta- para sacar un remate bombeado que se alojó suavemente en la red.

Parecía que el empate iba a dar alas a los verdiblancos, pero cayeron también ellos en la melancolía que atenazaba a un Alavés en exceso nervioso y que no sabía ni qué hacer con el balón. Murmullos en la grada, algún silbido, futbolistas discutiendo entre ellos y enormes dudas sobre lo que hacer en cada momento. Un discurso que se mantuvo invariable a pesar de la expulsión de Feddal, ya que ninguna ventaja real supuso jugar durante casi veinte minutos contra diez para un equipo que mostró mucho más miedo por perder el punto que tenía que ilusión por sumar los tres a su casillero. Un exceso de conformismo que refleja bien a las claras la tristeza que invadió ayer Mendizorroza.

El Betis le dio bastante trabajo a lo largo de todo el partido, aunque la mayoría de los remates se le fueron desviados. Paró un penalti y también desbarató alguna ocasión más.

Si, al margen de los goles, habitualmente se caracteriza por su habilidad para abrir espacios a sus compañeros y situarse en posiciones de amenaza, ayer estuvo muy desatinado.