vitoria - Tan pocas alternativas dispone Luis Zubeldía en la actualidad en la punta de lanza que, salvo sorpresa mayúscula, Christian Santos debería ser por pura lógica este viernes el nueve titular del Deportivo Alavés en el bautismo liguero de Butarque ante otro modesto como el Leganés. En caso contrario, la única alternativa sería Rubén Sobrino, que en alguna ocasión también ha ejercido como hombre más adelantado pero en cambio suele brillar más por detrás de una referencia que fije a los centrales rivales.

Transcurren peligrosamente las jornadas y el desasosiego aumenta en el entorno albiazul. Y es que, a escasas fechas del pistoletazo de salida a la Primera División, continúan sin cuajar refuerzos interesantes como los del madridista Borja Mayoral o el barcelonista Munir El Haddadi, lo que obliga a depositar buena parte de las esperanzas de obtener un resultado positivo en tierras madrileñas en el olfato goleador del delantero venezolano, la solitaria amenaza de un equipo sin las uñas afiladas que necesita de forma urgente caras nuevas para los últimos metros.

Tras un verano en el que ha tenido la vitola de transferible pero ningún club ha pujado con fuerza por sus servicios, Santos aspira a recobrar en su segunda campaña como albiazul el brío que paseó durante su etapa en el fútbol holandés. Enrolado en las filas del NEC Nijmegen, se convirtió en uno de los cañoneros de una liga menor donde la disciplina táctica y los férreos marcajes brillan por su ausencia.

Si bien ha iniciado con buen pie la pretemporada con una interesante producción goleadora ante adversarios de escaso fuste, es a partir de esta semana cuando llega la hora de la verdad para un futbolista que, hasta la llegada de competencia en su puesto -algo muy preocupante que sea el único delantero nato a estas alturas del mercado estival-, deberá ser el encargado de tirar del carro.

Mientras Sergio Fernández hace encaje de bolillos en los despachos albiazules para poblar una demarcación escasa de efectivos y en la que los precios se han disparado hasta límites insospechados, Santos se congratuló ayer por su buen momento a nivel personal. “Estoy feliz de poder estar jugando y dar de lo mejor de mí. Lo que más me gusta, obviamente, es jugar al fútbol. Creo que puedo estar satisfecho con mi pretemporada, pero siempre aspiro a más. Tengo que dar mucho más de lo que he hecho hasta ahora. Siempre me exijo mucho e intentaré hacer las cosas mejor”, reflexionó el venezolano, sobre el que existen ciertas dudas tras su ínfima aportación de la pasada campaña a las órdenes de Mauricio Pellegrino.

Siempre a la sombra del brasileño Deyverson y sin ningún tipo de veneno en sus botas cada vez que disponía de oportunidades, Santos fue el primero en sentir el clima de desconfianza de Mendizorroza hacia sus evoluciones. El run run de la grada cuando el balón estaba en su poder se dejó sentir en muchas ocasiones, eso sí sin contar la ración de música de viento en otros partidos cuando no aportaba casi nada positivo al engranaje colectivo.

confianza en el equipo Este primer choque ante el Leganés puede ser un buen punto de partida para que Santos comience a ganarse la credibilidad de una afición expectante ante lo que puede dar de sí un proyecto en estado embrionario. “Todos tenemos ganas de empezar ya la liga. Hemos podido ajustar ciertas cosas en ataque y defensa. Todavía nos faltan cosas, pero estoy animado en que las cosas saldrán bien. Tenemos un grupo bastante armónico, se nota que hay mucha alegría. Estamos intentando practicar un buen fútbol. Si tienes tantas incorporaciones, se requiere un poco de tiempo. Vamos a intentar acoplarnos lo más rápido posible y buscar los resultados positivos que son necesarios”, señaló el ariete respecto a lo que están siendo los primeros pasos del Alavés en la temporada 2017-18.