Vitoria. El Deportivo Alavés afronta las últimas horas de un mercado invernal que se presentan frenéticas con la intención de realizar dos nuevos fichajes que le permitan a Juan Carlos Mandiá contar con 25 futbolistas en la primera plantilla para encarar el tramo final de la temporada. Tras cerrar las llegadas de Samuel y Tejera, quien ayer se entrenó por primera vez con sus nuevos compañeros, Javier Zubillaga busca un jugador que complete la defensa y otro que refuerce el ataque antes de que a las doce de la noche se dé por cerrado un zoco en el que el cuadro vitoriano ha llamado a muchas puertas y en el que en las horas finales se pueden desbloquear muchas negociaciones que hasta ahora estaban cerradas por las necesidades que tienen los clubes de liberar dinero y la que tienen muchos futbolistas de no quedarse sin jugar hasta que concluya el curso.
La idea del máximo responsable de la parcela deportiva es clara y pasa por estirar al máximo las opciones que ofrece el reglamento de la competición. Si en verano la plantilla se cerró con 23 fichas que se han evidenciado como escasas viendo los muchos problemas de lesiones que ha tenido el equipo, ahora se pretende alcanzar la cifra de 25, la máxima permitida, para que Mandiá no tenga problemas a la hora de confeccionar sus alineaciones, maneje diversas alternativas para adecuarlas a su estilo y exista competencia en el seno de una plantilla que hasta la fecha casi siempre ha estado bastante escasa de efectivos sanos.
Tras la llegada de un central y un cerebro, ahora se busca un defensa polivalente que incluso puede actuar por delante de la defensa y un jugador de ataque. Eso sí, si en el mercado se ofrece un jugador más interesante, no se descarta nada. Así las cosas, el último día de mercado tiene trazas de ser frenético para Zubillaga, quien tiene varios frentes abiertos pero que al mismo tiempo reconoce las dificultades que van a existir. "Estamos en ello y es complicado, así que al final no se si cerraremos tres fichajes o cuatro o nos quedaremos como estamos", señalaba ayer.
La ventaja que tiene en estos momentos el Alavés es que cuenta con cierto margen económico -tampoco demasiado- para afrontar contrataciones, un remanente que muchos otros clubes no tienen. Así las cosas, control presupuestario de la LFP mediante, aquellos equipos que quieran fichar y no tengan dinero se van a ver obligados a desprenderse de alguna ficha y en esa tesitura el conjunto vitoriano puede encontrar algún buen jugador al que ofrecerle unos emolumentos de los que muy pocos de sus competidores en Segunda pueden ofertar. Por ejemplo, en los casos de Samuel y Tejera había otros clubes de la Liga Adelante interesados, pero la propuesta presentada desde el Paseo de Cervantes era más atractiva.
Las opciones que tiene abiertas Zubillaga son variadas y comprenden Primera, Segunda y Segunda B, aunque son los jugadores de la máxima categoría los más interesantes. Y, concretamente, el director deportivo permanece especialmente atento a los movimientos de la Real Sociedad, donde se sigue a Javi Ros como prioridad -muy difícil su llegada, dado además que Osasuna pretende al centrocampista para junio, cuando acaba su contrato-, pero donde también hay jugadores del filial que no cuentan para el primer equipo (Gaztañaga, Oyarzun...) pero a los que se podría dar salida para que compitan en una categoría superior a la de bronce. Eso sí, la clasificación de la Real para las semifinales coperas hace que cualquier acuerdo con los donostiarras sea difícil.
Por esa razón las puertas de Anoeta no son las únicas a las que ha llamado Zubillaga en los últimos días. Sin ir más lejos, en Segunda B el Alavés ha tanteado, según diversos medios gallegos, al extremo izquierdo del Ourense Iker Torres. En todo caso, parece que la vía va principalmente encaminada a los clubes de Primera a través de cesiones de jugadores que incrementen el nivel, ya que fichar de otras categorías implica asumir un traspaso que no se contempla. Hoy, la solución definitiva.