vitoria. Los científicos aseguran que el ser humano únicamente es capaz de utilizar una parte ínfima de la capacidad de su cerebro y, aún así, es probablemente la herramienta más útil y valiosa que se conoce. Nuevas tendencias como la que apuesta por la inteligencia emocional tratan de aumentar el grado de conocimiento de este órgano para optimizar su uso y beneficiarse de sus todavía desconocidas posibilidades. Sin embargo, tal vez no debieran entregarse a tan sesudos análisis y sí recurrir a los consejos del Deportivo Alavés. Porque el combinado albiazul se está mostrando en esta fase inicial de la temporada como un consumado especialista a la hora de sacar rendimiento a esta parte del cuerpo.

Aunque, para ser sinceros, habría que reconocer que lo que tan bien emplea El Glorioso es el continente y no tanto el contenido. Dicho de otra manera, el combinado de Natxo González está brillando en el juego de cabeza. Aunque resulta evidente que lo más importante dentro de un campo de fútbol es manejar con acierto el balón con los pies, no puede ocultarse que muchas de las alegrías que se ha llevado la afición vitoriano a lo largo del presente curso han llegado como consecuencia del buen hacer de los futbolistas con la parte más elevada de su anatomía.

Los números, como casi siempre, no engañan. La escuadra del Paseo de Cervantes ha anotado hasta el momento once goles (diez en el campeonato de Liga y uno en la Copa del Rey). Pues bien, de ellos nada menos que siete han llegado como consecuencia de remates con la testa. Un porcentaje cercano al setenta por ciento que demuestra bien a las claras la importancia que este aspecto del juego está teniendo en la trayectoria del equipo. Porque, además, siempre que el balón ha acabado en el fondo de la red tras un último toque en una cabeza albiazul, ha sido sinónimo de buen resultado.

La tendencia comenzó a apuntarse desde muy pronto, puesto que el primer ejemplo llegó en la segunda jornada del campeonato (en el estreno el Alavés salió derrotado 1-0 de su visita a Girona). En el debut como local ante el Las Palmas, Borja Viguera rescató un punto en el tramo final del choque al cabecear a la red un saque de esquina botado en el minuto 81. Lejos de convertirse en un hecho aislado, siete días después volvió a vivirse una situación muy similar.

El conjunto de Natxo González rindió visita al Córdoba y, de nuevo el mediapunta riojano, abrió el marcador al peinar un centro lateral de Luciano. El encuentro concluyó finalmente con tablas en el marcador pero gracias a ese tanto un punto viajó hasta Mendizorroza. Las dos siguientes jornadas, supusieron una pausa en lo que al acierto cabeceador hace referencia. Tanto en el empate ante el Sabadell (1-1) como en la derrota contra el Murcia (2-1), los goles albiazules fueron conseguidos a través de los pies de Borja Viguera y Manu García respectivamente.

El ayuno, no obstante, no fue completo. En el estreno del equipo en la Copa del Rey, el encuentro tuvo lugar el pasado 10 de septiembre entre ambas citas ligueras, el agónico pase a la siguiente ronda llegó como consecuencia de un preciso testarazo de Viguera casi en el descuento a la salida de un córner. Subido de nuevo en la ola, el Alavés disfrutó de su primer triunfo en el torneo de la regularidad con dos tantos de cabeza. Es cierto que el primero se lo anotó el Sporting en propia puerta en una indecisión entre el central y el portero, pero el que cerró el marcador (3-0) fue un preciso testarazo de Toti en el minuto 86.

Un jugador que, tras la visita al Alcorcón sin goles, también fue protagonista en el choque del domingo ante el Hércules. El salmantino firmó con un remate suspendido en el área el 2-1 provisional después de que Ion Vélez hubiese restablecido el empate inicial en el minuto 30 cabeceando a la red un preciso saque de esquina.

En definitiva, que si de algo puede presumir este Deportivo Alavés es de la fuerza de su cabeza -tanto en su sentido literal como en el figurado-. Una característica que le vendrá de perlas para afrontar la siempre complicada visita a Miranda del próximo sábado. Y es que Anduva es un escenario de máxima exigencia en el que el juego aéreo acostumbra a tener un papel destacado.