Las grandes ideas, sobre todo cuando son revolucionarias, casi nunca acaban de calar entre las personas si no es con la ayuda del tiempo, esa vacuna que sorprendentemente parece cicatrizarlo todo. Con la perspectiva que confiere una década, a la camiseta que el Deportivo Alavés lució en la final de la Copa de la UEFA en Dortmund le sucedió lo mismo. Nació entonces huérfana de alavesismo y, sin embargo, ha terminado por convertirse con los años en un referente más de su nonageria historia. Polémico, pero referente.
El origen de aquella histórica camiseta, sospechosamente muy parecida a la que luce desde hace más de un siglo el Boca Juniors argentino, hay que situarlo en la primera elástica que El Glorioso diseñó para su participación en la UEFA. Una llamativa apuesta rosa que también suscitó el maltrato de la grada y el vestuario. "¿Pero dónde coño vamos con esta camiseta por Europa?", recordaría años después el capitán de aquella plantilla, Antonio Karmona.
Los resultados, el juego, la filosofía y, sobre todo, el cariño que pronto comenzó a despertar en el fútbol europeo aquel equipo, ayudaron con celeridad a olvidar el sentimiento de "ridículo" que suscitaba aquella tonalidad tan femenina en un deporte tan masculino. Fruto de aquella zamarra surgió el apodo de Pink Team con que posteriomente sería bautizado el Alavés conforme eliminaba a colosos como el Rosenborg noruego o el Inter italiano. El apodo era una alusión al no menos espectacular Dream Team que durante años comandó Johan Cruyff al frente del F. C. Barcelona.
"La camiseta rosa fue una consecuencia de una realidad que queríamos que testimoniara, que fuera una plataforma para que toda la masa social del Deportivo Alavés fuera acompañando más que nunca a los jugadores en un proyecto tan importante como era la Copa de la UEFA", recuerda hoy Miguel Ángel Pascual, uno de los padres de aquella elástica, que incluía además los nombres serigrafiados de todos los socios, una idea pionera que años después sería copiada por varios clubes de Primera.
"La camiseta causó, causó... sentimientos encontrados"
Para un equipo humilde como el Alavés, aquella incursión en Europa resultó un premio histórico asumido por todos los estamentos del club. Sin embargo, alcanzar la final en su debut rompió todos los moldes. La oportunidad deportiva estaba ahí, era innegable, pero en el área económica el filón representaba un tren que no iba a volver a pasar. Y así lo entendió la junta directiva, que explotó comercialmente aquella final como nunca antes hubiera imaginado. Una de aquellas acciones fue diseñar precisamente una camiseta conmemorativa del partido. Otra más. "Los clubes que somos pequeñitos tenemos que sacar recursos debajo de las piedras y pensamos que en vista de la buena aceptación que había tenido la anterior, qué mejor que hacer una especial con motivo de la final", rememora Pascual. En tiempo récord, el club y la marca valenciana Luanvi, perjeñaron cuatro diseños, escogiéndose al final el más parecido al de Boca Juniors cuando existía otro que sustituía la franja xeneize por una blanca, más acorde a los colores del Deportivo Alavés.
Pero se apostó casi por decreto presidencial por esa vía, algo que molestó profundamente al vestuario. El argentino Desio, uno de sus emblemas, amenazó incluso con no jugar si se vestía de aquella forma. La sangre, por fortuna, no llegó al río, y el equipo disputó aquella final a la argentina, asegurando al club pingües beneficios por las ventas de las camisetas. "Evidentemente era un modelo muy parecido al de Boca. ¿Que tal vez teníamos que haber trabajado en otra línea? No digo que no, pero yo creo que es un detalle al que debemos darle la atención que merece pero tampoco concederle demasiada relevancia... Pero sí es cierto que causó, causó… sentimientos encontrados", concluye Pascual.