Vitoria. Cuando a Miguel Ángel Álvarez Tomé se le pregunta por el partido que el Deportivo Alavés tiene que disputar en La Muela el preparador albiazul no tarda en poner un ejemplo del peligro que tiene el conjunto zaragozano cuando actúa como local en el estadio Clemente Padilla, un terreno de juego pequeño, con hierba artificial y marcado por el fuerte viento que habitualmente azota a esta población. En resumen, que no hay lugar para florituras ante un rival contra el que ser práctico y complicarse lo mínimo posible puede convertirse en sinónimo de victoria.

"Soy de los que piensan que jugando bien es más fácil ganar, pero jugar bien, o creer que juegas bien dando salida al balón desde atrás, supone a veces dar facilidades al contrario. Ya le pasó al Real Unión, que fue en la tercera jornada a jugar y se encontró con un rival cerrado que le ganó el partido con claridad a la contra. No hay que perder balones y tenemos que ser listos y saber cuándo se puede jugar y cuándo hay que poner el balón en el campo rival. Va a ser un partido complicado, pero estamos preparados para este tipo de batallas", explica el preparador alavesista.

No renuncia el técnico leonés a sus patrones de juego, pero en esta ocasión más que nunca exige que el Alavés saque su versión más eficaz: "Me gustaría que pudiéramos tener la pelota y jugar, pero si no podemos hacerlo lo más importante es que seamos competitivos".

Ya ha explicado Álvarez Tomé a sus pupilos lo que se van a encontrar en La Muela: un rival que ya ha dado muestras de su potencial y un terreno de juego que no es el más adecuado para el fútbol de precisión y toque. "Sabemos que vamos a un campo de dificultad, muy pequeño, con hierba artificial, previsiblemente con mucho aire y contra un rival que viene herido por la última derrota encajada pero que en casa es un equipo difícil donde han perdido puntos equipos importantes", asegura el técnico albiazul.

La más que probable aparición del viento es, además del potencial del oponente, lo que más preocupa a un Álvarez Tomé que no tiene dudas de que se trata de un enemigo de calibre con el que también habrá que saber jugar: "Lo que tenemos que hacer es competir con campo bueno o malo, con mucho aire o con poco y con lo que sea. Son circunstancias que no nos deben marcar".