La red de carreteras de Álava se enfrenta a un futuro incierto, marcado por el fin de la concesión de la AP-68 a la empresa Avasa en noviembre de 2026 y por la posibilidad de que otras vías de alta capacidad del territorio que ahora son gratuitas pasen a ser de pago.
De hecho, una ponencia celebrada en las Juntas Generales la pasada legislatura ya puso el foco en el creciente coste de mantenimiento de estas carreteras, que representan apenas el 12% de los kilómetros de la red foral –181,8 de 1.454,7– pero absorben el 72% del total de automóviles que acostumbran a circular por ellas.
Un porcentaje que se eleva hasta el 90% en el caso de los vehículos pesados.
Más de 12 millones
El Departamento de Infraestructuras Viarias y Movilidad, que dirige el socialista Jon Nogales, calcula que las necesidades presupuestarias para la conservación de toda la red de alta capacidad de Álava superará, con creces, los 12 millones de euros cuando la concesión de la AP-68 se extinga en ese plazo aproximado de dos años y cuatro meses.
La Diputación ha tomado como base los ratios mínimos establecidos por los técnicos forales para las autopistas AP-1 y AP-68 –lógicamente, en los tramos que discurren por Álava– y los ha extrapolado después a todas las vías de alta capacidad.
El resultado obtenido dice que la conservación ordinaria de la red de carreteras alcanzaría los 8,48 millones de euros al año y que la extraordinaria oscilaría entre los 3,74 y los 4,49 millones, para un total de entre 12,23 y 12,98 millones anuales en euros corrientes de 2019.
Las alternativas
Con estas perspectivas, la ponencia de las Juntas estableció como posibles alternativas al cada vez mayor coste de mantenimiento de la red una subida de impuestos o dicho pago por uso de las carreteras.
Dos estudios, uno alusivo a la AP-68 y otro extensible a todas las vías de alta capacidad de Álava, servirán para definir el modelo de financiación y gestión de las vías de alta capacidad más adecuado, así como su calendario de implantación, tras analizar distintos elementos como las propias vías, los tipos de vehículos, las tarifas y las bonificaciones.
Las cifras en poder de la Diputación, a las que ha tenido acceso NOTICIAS DE ÁLAVA, hablan de una intensidad media diaria (IMD) de 20.720 vehículos en cada una de estas carreteras, aunque se trata de un registro “un poco engañoso”, pues este indicador se mide por tramos y los resultados de cada uno de ellos puede ser muy diferente a los demás pese a encontrarse en la misma carretera.
¿Cómo se distribuyen?
Los 181,8 kilómetros de vías de alta capacidad de Álava se distribuyen así: la A-1, con un total de 63,3 kilómetros dentro del territorio alavés, es la que más distancia suma y alcanza casi un tercio del total, seguida a bastante poca distancia por la AP-68, que suma 55,2 kilómetros.
La AP-1 (Vitoria-Eibar) tiene a su paso por Álava 14,2 kilómetros y, tras ella, se encuentran la A-240 y la N-622, compartiendo ambas 10,5 kilómetros.
Por debajo de la decena de kilómetros se encuentran la N-622, con 8,7 kilómetros, la N-124 (6,5 kilómetros), la AP-1 (Burgos-Armiñón, 6 kilómetros), la N-102 (5 kilómetros) y la N-624 (acceso Foronda), que suma un total de 1,9 kilómetros.
Álava avanza todavía sobre el papel, a golpe de estudio, en el proceso que definirá el modelo de financiación y gestión más adecuado de cara al futuro para su red de vías de alta capacidad.
La Diputación encargó hace poco más de un mes a la empresa Idom S.A. el informe que analizará y detallará las alternativas tecnológicas más convenientes en caso de que se establezca un canon por uso en la AP-68 una vez concluya la concesión de Avasa en noviembre de 2026. El contrato tiene un importe de 208.286 euros y un plazo de ejecución de 19 semanas.
Este informe será solo el aperitivo de un segundo estudio que se extenderá al conjunto de la red principal. El Consejo de Gobierno Foral adjudicará también próximamente este documento, que deberá analizar el sistema de pago por uso en el resto de carreteras de alta capacidad del territorio, determinando las vías, vehículos, tarifas, bonificaciones, alternativas tecnológicas y calendario de implantación, entre otras cuestiones, dando así respuesta al mandato de las Juntas Generales.
El resultado de los dos estudios permitirá obtener una hoja de ruta para desarrollar un sistema de pago por uso en estas vías de alta capacidad de la provincia, estableciendo un nuevo modelo de financiación y gestión basado en parámetros de sostenibilidad en lo económico, lo social y lo medioambiental.
Ya a principios de este mismo mes de junio, el ejecutivo provincial aprobó del proceso de licitación para la contratación de la consultora que redactará el informe sobre las políticas de financiación y gestión de las autovías y autopistas que componen la red viaria alavesa. Este estudio deberá atender al sistema de financiación y al de gestión y mantenimiento de las vías de alta capacidad de la red foral, todo un entramado esencial en las comunicaciones por carretera de los corredores entre la meseta castellana y Europa y de estas con la cornisa cantábrica y el este peninsular.
Abanico de infraestructuras En este abanico de infraestructuras se encuentran todas las autovías que atraviesan el territorio –A-1, N-622 o N-240–, los tramos de autopistas liberalizados y las carreteras que aún funcionan con peajes, como la AP-68 y la AP-1. En principio, la documentación consultada explica que la licitación tiene un presupuesto máximo de 220.000 euros, IVA no incluido, y un plazo de ejecución de 26 semanas.
El estudio sentará las bases para definir el modelo de financiación y gestión de las vías de alta capacidad más adecuado, así como su calendario de implantación, tras analizar distintos elementos como las propias vías, los tipos de vehículos, las tarifas y las bonificaciones.
Como es evidente, la A-1 soporta la circulación del mayor volumen de vehículos al día de entre todas estas vías de alta capacidad. El tramo más transitado suma una media de 45.811 automóviles diarios, por los apenas 9.890 de la estación de aforo menos utilizada.
La N-240, pese a sumar los poco más de 10 kilómetros ya citados en suelo alavés, acumula una media de 40.577 vehículos al día en su tramo más concurrido, mientras que 15.387 pasan por el segmento menos utilizado.
Muy importante también es el tránsito en la AP-1 (Burgos-Armiñón), pese a contabilizar solo media docena de kilómetros en territorio alavés y tener una única estación de aforo: 22.187 vehículos al día.
De más a menos
Las otras autopistas se mueven entre los 28.171 y los 8.518 vehículos diarios en los tramos más y menos utilizados –en el caso de la AP-68– y entre los 17.069 y los 10.745 en el caso de la AP-1 (Vitoria-Eibar).
Una media de 22.234 vehículos circulan diariamente por el tramo más concurrido de la N-622, mientras que 14.915 lo hacen por el menos transitado. En el caso de la N-102 son 16.177 y 13.752, respectivamente.
Por la N-124, que solo tiene una estación de aforo, pasan mientras tanto una media de 9.968 automóviles diarios, según los datos facilitados a este medio por la Diputación.